THE FEELS [Tokyo Revengers]

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—Me ama, no me ama, me ama, no me ama... —Murmuré quitando el último pétalo.

—¿Qué te apachurra? —Preguntó Ran mirándome.

—Dejé en mal a Emma, enfrente de casi toda la ciudad, y... Draken lo vio, y ahora está molesto, y me duele. —Hice un puchero.

Ran levantó el mentón y sonrió de costado.

—Yo puedo ayudarte con eso. —Dijo sentándose a mi lado.

—¿Cómo? —Lo miré curiosa.

—Digamos... que yo lo sé todo. —Dijo haciendo un ademán con sus manos. —Y yo sé cuál es el movimiento de todos y cada uno de nosotros.

—¿Y cuál es el próximo movimiento? —Pregunté mirándolo esperanzada, esperaba que fuera algo bueno.

—Draken le va a dar prioridad a Emma por ser la hermana de su mejor amigo, así que vete despidiendo de tu relación. —Sonrió.

—¿Qué? —Exclamé levantándome. —No es cierto, mientes, Drag nunca pondría antes a nadie más que a mí.

—Jum, ¿Tu crees? —Se burló recargando su codo en su rodilla, y luego su mentón en la palma de su mano. —¿Entonces porque Draken está molesto? Dejaste en mal a la hermana de su amigo, si no fuera por eso, estaría contigo y no con ella.

—¿Y qué? ¿Qué demonios se supone que haga?

—¿Con esa boquita besas a Draken? —Rió levantándose. —Bueno, por ahora deja que las cosas fluyan... y después, si las cosas salen como predije, ven conmigo y yo te ayudaré.

Fruncí mi entrecejo mirando como se iba.

—Uh, una cosa. —Dijo girandose, ladeé mi cabeza confundida. —Te faltó un pétalo.

Ran levantó la flor y era cierto, era un pequeño pétalo casi seco, pero ahí estaba, lo quité y una leve sonrisa se asomó por mis labios.

—Si te ama. —Dijo y ahora sí se fue.

°°°

—Hola. —Dije apenas Mikey abrió la puerta.

—¿Qué haces aquí? —Bufó.

Mi pecho se estrujó, no esperaba esa reacción viniendo de él.

—Ah yo... vengo a disculparme con Emma, ¿Me dejas pasar? ¿Por favor?

Mikey viró los ojos pero se hizo a un lado.

Respiré hondo y caminé detrás del rubio hacia la habitación de la chica, estando ahí vi como Draken trataba de animarla con un peluche de oso rosa.

—Vamos Emma, la osa Ahri se siente triste porque no juegas con ella.

—Yo también estoy triste. —Dijo ella tapándose la cara con las mantas.

—Emma, ¿Podemos hablar? —Pregunté llamando la atención de los dos rubios.

—¿Para qué? Si no somos amigas. —Escupió con odio.

—Oye, sólo estoy tratando de ser amable.

—Eso debiste haberlo pensado antes, cuando me humillante frente a toda la ciudad.

—Escucha, lo lamento tanto, pero yo soy así y no puedo evitarlo.

—Que seas así no justifica lo que hiciste, lárgate de mi casa.

—Emma en verd...-

—¡Que te vayas, mierda! —Exclamó lanzandome el peluche rosa a la cara.

Me quejé ya que la nariz del peluche me dio directo en el ojo.

Esperaba que Draken dijera algo, pero cuando pude recuperar mi visión por completo, él estaba tratando de consolar a Emma quien lloraba.

Abrí mi boca pero nada salió de esta, sólo negué con la cabeza y salí de la habitación para después irme de la casa.

—Fue una maldita estupidez. —Murmuré sólo para mí.

—¡Espera Moon! —Exclamó Mikey tomando mi brazo.

—Sueltame Manjiro, no estoy de humor. —Bramé tratando de safarme de su agarre.

—Tenemos que hablar, yo sé que no fue correcto lo que hiciste, pero Emma tampoco está bien, ninguna de las dos está bien.

—Fue estúpido venir aquí, ¿En verdad Moon Hwang hizo de lado su orgullo para venir a disculparse? Manjiro sabes que yo no soy así y sin embargo vine. ¿Y por qué? Porque mi novio está allá consolando a otra chica.

—Moon, sabes que Emma también es amiga de Kenchin, es normal que...-

—Lo sé Manjiro, lo sé, pero aún así no puedo evitar sentirme mal, porque hasta parece que no le importa nuestra relación, y si a él no le importa, ¿Entonces qué demonios espera para terminar lo que comenzó? —Exclamé molesta, sin importarme quien pudiera escuchar.

—¿Entonces quieres acabar con ésto?

—No lo sé, tú dime. Pareces más interesado en Emma que en mi, tu novia.

—Deja de ser una maldita egoísta, Emma no está bien.

—Yo tampoco estoy bien, y no me ando quejando.

—Moon, ahora no, estás haciendo una escena y los vecinos están saliendo.

—Bien, entonces después hablamos. —Gruñí subiendo al auto que Taetae me prestó, y pronto arranqué acelerando a todo lo que daba.

No sé cómo hice para llegar sana y salva hasta el muelle más cercano, pero bajé del auto sintiendo mi cuerpo temblar. No quería llorar, ni lo haría, no le daría el gusto.

—Mi primera relación, y se va al carajo por mi culpa. —Reí sin gracia.

Me senté en el suelo, quitándome las botas para dejar mis pies en el agua.

—Ojalá hubiera un fantasma que me jalara de los pies, y me ahogara. —Murmuré echando mi espalda hacia atrás para quedarme acostada.