El líder de la Secta Gusu Lan, Lan XiChen, se ha comprometido con un hombre. Meng Yao, hijo de una prostituta y de Jin GuangShan.
La Secta necesita un heredero y para ello quieren que la doncella Lan Zhan se case con alguien más fuerte que ella...
Jin GuangShang le prometió a la mujer que volvería por ella.
Juro que se casarían y la amaría eternamente.
Ella esperó y esperó pero nadie vino a buscarla, por lo que ella tuvo que criar a su hijo por su cuenta.
Sin embargo, Meng Shi nunca perdió la esperanza, por lo tanto le enseñó a su hijo leer, escribir y reunió suficiente dinero para que aprendiera esgrima. Incluso añoraba enviarlo a la escuela para que fuera un gran caballero para que su padre estuviera orgulloso.
Ella creía ciegamente que vendrían por ellos.
Madre e hijo soportaban los malos tratos de otras personas.
Humillaciones, burlas, habladurías... tantas cosas que tolerar.
Meng Yao se sentía tan cansado de esa vida. Tan agotado.
Lo sabía, su padre jamás vendría por él. Jamás lo haría.
Hasta que un día, se hartó.
El dueño del burdel se había enfadado con Meng Shi, era tan grande el enojo que la arrastró por el burdel y la arrojo en la calle desnuda para que todos la vieran y se burlaran de ella.
Nadie hizo nada, él no pudo hacer nada después de recibir una patada y rodar por las escaleras.
Todos sólo fueron testigos, mirando el acto humillante mientras la pobre mujer derramaba lágrimas de vergüenza, deseando ser tragada por la tierra.
Sólo una persona ayudo esa vez.
Sólo una.
Había tanta gente y sólo una se apiadó de la situación.
Aquella mujer de buen corazón, fue castigada con varios azotes en la espalda y cara.
Esa misma tarde el burdel ardió en llamas.
Días después, Meng Yao decidió ir a la Torre Koi a reunirse con su padre. Llevó consigo un jade que Jin GuangShan le había obsequiado a Meng Shi tiempo atrás.
Madame Jin estaba enfurecida con su esposo pero no sorprendida. Jin ZiXuan prefirió no estar presente ante la situación y se retiró.
Jin GuangShan mandó a que lo echaran para evitar un escándalo más grande.
Jamás quiso reconocerlo.
Realmente Meng Yao no tuvo una vida fácil, así que juró que sería una persona importante en la vida, haría lo que sea por estar en la cima de todos y callar aquellos que lo despreciaron.
No importa dónde iba, la situación se repetía miles de veces.
Antes de perder la cordura por tanta injusticia, estuvo involucrado en un ataque de cadáveres feroces de alto nivel.
Una joven estuvo a punto de morir, pero consiguió salvarla, bloqueando el ataque de la criatura. Para su sorpresa, a su lado aparecieron dos hombres fuertes que le ayudaron lidiar con los cadáveres feroces.
Ahí fue donde conoció a Nie MingJue y a Lan XiChen.
Lan XiChen, su esposo amado.
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