Mis problemas comenzaron una semana después de haber empezado mi último año en la preparatoria.
Quizás los nuevos alumnos no sabían quien era yo, pero quienes sí se mantenido hablando a mis espaldas por mi cambio repentino de aspecto; no esta mal, siempre han hablado a mis espaldas y estoy acostumbrada.Mitad de semana, los pasillos del colegio comienzan a llenarse de estudiantes, unos van otros vienen y en su mayoría están ahí frente a casilleros hablando o sacando pertenencias que usaran en sus distintas clases del día; yo no soy diferente, estoy ahí sacando unos cuantos libros que me serán de ayuda en mis primeras clases.
— Señorita Green — se pone a mi lado, lo veo de reojo antes de girarme a él. Viste a traje y su cabello canoso esta peinado con mucho gel.
—Director Díaz ¿en que puedo ayudarlo?
—Ya que lo pregunta, soy yo quien la ayudara — muestra una sonrisa — por favor cuando tenga tiempo pase por la dirección, la estaré esperando.
Tras decir esto se dio media vuelta y camino entre los estudiantes hasta desaparecer por completo. Me dejo muy curiosa por lo que tenía que decir, y es que así soy yo, curiosa. Se que en todo el día no podré sacar de mi cabeza ese asunto y me estará comiendo la curiosidad de que tiene él que me pueda ayudar a mí.
Dicho y hecho así fue. No me concentre en mis clases aquel día, así que en la primera posibilidad que tuve me dirigí a la dirección, entre en aquella apretada habitación en donde primero me recibe la secretaría, la señorita Julia, una señora ya grande de edad que se encuentra pegada al teléfono, su voz es tan chillona que me llega a dar dolor de cabeza. Al verme alza la mano para saludarme, cuando llego hasta ella aparta el auricular del teléfono.
—¿Necesitas algo? — no puedo dejar de ver su labial rojo que se ha salido un poco de los labios.
—Vengo a ver al director, me ha dicho que venga.
— Sientate y espera esta ocupado.
Me doy la media vuelta y me siento en una de las sillas que están a lado de la puerta. Desde ahí puedo ver dentro de la oficina del director, las persianas están abiertas por completo. Lo único que puedo distinguir de ahí dentro es una espalda cubierta con una cazadora negra, un cabello alborotado un poco largo sin llegar al hombro. No distingo quien es.
Odio esperar, sobre todo cuando mi próxima clase empezará en diez minutos, veo la manecilla del reloj avanzar y me desespero.
Veo como el director se pasea de un lado a otro en su oficina, si tuviera que apostar, apostaría a que lo esta regañando. No se quien esta sentado de espalda ahí pero lo estoy odiando por hacerme esperar.
Finalmente pasado los diez minutos el chico se para, se dirige a la puerta, sale y se despide de la secretaria; por mi parte me he puesto de pie y camino a la oficina, pasa a mi lado, lo reconozco es Oliver. Lleva una tonta sonrisa en el rostro.Entro a la oficina, el director me hace un ademán para que tome asiento y lo hago. Miro de reojo la oficina llena de papeles en el escritorio, el estante de atrás contiene fotos del director con otras personas que no logro distinguir y unos cuantos libros.
—Gracias por venir, antes dejame decirte que lo siento por la perdida se tu madre — aprieto mis manos una con la otra cuando la menciona, no quiero llorar aquí así que me trago mi tristeza.
— Gracias — respondo en un hilo de voz.
—Lo siguiente es, no te podrás graduar — dejo caer una carpeta sobre su escritorio — no al menos que no cumplas tus horas de actividades extraescolares.
Lo mire algo confusa, ya que supuse que las había cubierto en el tiempo que forme parte de las animadoras.
—Pero fuí animadora— me apresure a decir.
ESTÁS LEYENDO
Rompiendo El Corazón de un ROMPECORAZONES
Teen Fiction¿Qué harías si te pagaran para romperle el corazón al rompecorazones? Bien, hoy estoy aquí para contarles sobre Óliver, ese chico que toda chica quiere pero es un rompecorazones incurable, a quien le dedicaron un club en la preparatoria "El club...