Capítulo 11

17 7 2
                                    

Así que ahí estamos en el techo de mi casa y con el corazón yendo a mil por horas. Un instante que parece eterno pero no lo es, después de que sus labios tocaron los míos no pude evitar sentirme mal por lo que le haría al chico.
No se si me estaba volviendo loca pero quizás no era una mala persona.

Se separa de mi y sonrie, no hemos dicho ninguna palabra el uno al otro, no se si el momento se volvió tenso o agradable.

—Ahí estas — dice Emmy con un tono preocupado— tienen que venir a bajo las cosas se salieron de control.

Miro a Oliver y él a mi, esto era lo último que me faltaba que armaran un alboroto en mi casa.
Una vez que llegamos al centro del escándalo pude reconocer a los que estaban peleando, uno era el chico con el que siempre esta Oliver en la escuela su nombre es Julio y el otro es aquel acompañante que llego a destrozar el local del tío de Mario.
Oliver se acerca a ellos para calmar las cosas pero no puede, ambos se están repartiendo golpes por igual.
Me pongo nerviosa al ver todo el desorden que van dejando al paso de la pelea hasta que mi vista se posa en un rincón donde están las chicas del club en lo que parece ser consolando una chica que llora a mares.

—¿Qué paso con ella?— pregunto a Emmy.

—Por ella fue todo, el chico más alto—refiriéndose al amigo rufián de Oliver— la golpeo entonces el otro la defendió.

—Así que es todo eso.

La fiesta se había parado para ver aquél espectacular que aun no podía calmar Oliver, no podía creer que nadie más intentara hacer algo, algunos grababan con el celular y otros solo se limitaban a ser espectadores.
Llego el momento en que a Oliver le soltaron un golpe, no pude ver quien de los dos fue pero sin pensar corri y salte a la espalda del más grande para tratar que dejara de pelear, el luchaba para que yo bajara y poder seguir peleando, pero me aferre a él.
Oliver se incorporo y le tiro un golpe para que dejara de pelear pero no dejaba de resistir hasta que una voz grabe llamo la atención de todos.

—Es la policía todos quietos— como si hubieran dicho lo contrario todos comenzaron a correr.

Los policías eran solo dos por lo cual no pudieron hacer nada con aquellos que huyeron pero a los que si nos detuvieron fue a los dos que peleaban a Oliver y a mi. Nosotros no tuvimos tiempo de huir.

Nos llevaron hasta la comisaría que estaba cerca del parque, sentía tanto miedo de lo que pudiera pasar, miedo a que mi padre se enterará.
Como los cuatro eramos menores de edad nos hicieron llamar a un adulto que viniera por nosotros, tuve que llamar a mi tía.
Mientras esperábamos los policías nos dijeron que habían llegado ya que un par de vecinos se habían quejado del escándalo y que no esperaban lo de la pelea y menos que uno de nosotros llevara un arma (ese era el compañero mafioso de Oliver) nos dijeron que cuando llegara la persona responsable de nosotros nos podríamos ir.

El primero en llegar fue el padre de Julio aquel amigo de Oliver que juega en el equipo de futbol y a quien le dio un golpe aquel día que me castigaron. A lo lejos pudimos ver como lo regañaban mientras dejaban el lugar. Después de unos cinco minutos llego la tía Megan. Llegó hecha un desastre, iba con la pijama y encima un abrigo muy grande, sus cabellos iban todos alborotados.

—¡Heylie! —la miro y parece furiosa. Se acerca a nosotros.
—¿Oliver?— parece reconocer a mi acompañante.

—Megan—dice con una sonrisa.

—¡Oliver! —esta vez es una voz de hombre, llega hasta donde estamos. Oliver se para y aquel hombre que es una versión más grande de Oliver lo golpea en el estómago.
A diferencia de la tía el sujeto viene más decente es como si no hubiera acabado de salir de la cama.

Rompiendo El Corazón de un ROMPECORAZONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora