── ꒰‧⁺ ᴀᴄᴇʀᴄᴀᴍɪᴇɴᴛᴏ ᴇꜰÍᴍᴇʀᴏ

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— ¿Por qué me comprometí en volver? —susurró Namjoon mientras terminaba de colocarse una caffarena de cuello alto.

El omega andaba de un lado al otro, pensando en si era buena idea el regresar al apartamento del menor. Namjoon no era ningún tonto para no darse cuenta la forma en que casi todo había cambiado. Tenía ese presentimiento, esa pequeña sensación que le advertía que Taehyung no era solo un donsaeng al que debía de cuidar y aconsejar. Dios, no. Él hasta en una ocasión había visto los gruesos labios del alfa con suma atención, como si estuvieran tentándolo a ser atrevido.

— Esto es un error. —se reprochó, sintiéndose realmente decepcionado por haber pensado de otra forma sobre Taehyung, el chico menor que adoraba consentir y cuidar.

Exasperado, optó por sentarse en uno de los sillones individuales. Tenía que alejarse del peligris, pero a la vez no deseaba hacerlo. ¿Por qué tenía esos extraños sentimientos? Taehyung era como su hermano menor, nada de lo que pensaba era correcto.

Su celular vibró en la mesita de cristal, se reincorporó y lo tomó entre sus manos. Era un mensaje del alfa, avisándole que él ya estaba listo y que lo estaba esperando para empezar con el maratón.

Namjoon sonrió al ver los emoticones que este adorablemente había puesto. — Solo fue una confusión, nada más. —murmuró con seguridad mientras negaba con la cabeza. — Quizás necesito conocer más gente. —dijo con desinterés, levantándose para guardar el móvil y la tarjeta en el bolsillo de su pantalón holgado.

Sus pasos fueron lentos, mientras en su cabeza tenía un revoltijo de pensamientos. No tenía por qué darle demasiada importancia, para él solo era una mala pasada que le estaba jugando su mente. Sí, eso.

Soltó un profundo suspiro al estar frente a la puerta del peligris y luego se dispuso a tocar suavemente, como si deseara no ser escuchado. De inmediato fue recibido con una preciosa sonrisa dibujada en el rostro de Taehyung; él intentó corresponderle, dejando atrás las estupideces que vagaban por su cabeza.

— Estás aquí. —susurro, como si estuviera asegurándose de que aquello no fuera un tonto sueño. El alfa tenía la mirada brillante, en sus orbes oscuros se podía ver una lluvia de estrellas resplandecientes. ¿Por qué Namjoon no se daba cuenta de lo mucho que lo adoraba?

— Sí, lamento la demora. —fue lo único que dijo.

— Oh, no te preocupes. A decir verdad, no creí que volverías. —hizo una mueca de tristeza, su corazón hubiera dolido si realmente Namjoon no regresaba otra vez. — Pero, pasa, por favor. Estuve acomodando los sillones y ya prendí la televisión.

"Vamos Namjoon, deja de ser tonto. Es tu amigo, tu pequeño donsaeng" —se dijo internamente, borrando toda mala actitud para sacar a flote su lado suave y cariñoso.

— Hey, no creas que me he olvidado sobre tu cena. —respondió con diversión, dándole una sonrisa de labios cerrados que fue más que suficiente para dejarlo embobado. — Primero prepararé algo ligero, luego decidimos las películas que veremos. ¿De acuerdo?

— De acuerdo. —asintió con entusiasmo. El lobo de Taehyung corría de un extremo al otro ante el mero pensamiento de imaginarse a Namjoon como su omega, siendo tratado con amor y dedicación como solo él podía ser capaz de hacerlo.

El pelinegro pasó, dejando esparcido en el aire su dulce aroma a vainilla Taehyung cerró la puerta con cuidado y se dedicó a mirar el delicado cuerpo de su hyung, quien con total confianza y seguridad se dirigía hacia la cocina.

— Preparé algo de arroz frito y verduras. —se encaminó hacia la refrigeradora y de ella sacaba algunos ingredientes. La familiaridad con la que hacía todo eso le indicaba una vez más que el alfa era como su hermano menor, un miembro más a quien debía apoyar.

— ¿Сenará conmigo? —se atrevió a preguntar, intentando no sonar nervioso.

— Oh, no es necesario. Comí algo liviano en la tarde.

— ¿Seguro? —inquirió arqueando una de sus cejas. — Yo también estoy al tanto con respecto a su horario de comidas, hyung. No quiero que se enferme.

Namjoon sonrió enternecido al percibir la preocupada voz de su menor. — Está bien, haré dos pequeñas porciones para ambos.

— Muy bien. —exclamó convencido. — Y ahora. ¿Puedo ayudarle en algo?

— Pero has ensayado, Taehyungie. —puchereó inconscientemente. — Quiero que descanses.

— Oh, vamos hyung. — quiero estar cerca de ti. — Estoy bien y lo que ahora quiero es ser de ayuda, no es justo que hagas todo el trabajo cuando puede ser dividido.

— De acuerdo. —sonrió. — Empieza por lavar todas las verduras, luego las pones en un recipiente y yo las cortaré.

Dicho y hecho, tanto alfa como omega se sumieron en un trabajo doméstico y agradable. Namjoon manejaba con más facilidad todo debido a que él era quien cocinaría y Taehyung ayudaba en lo que podía, deteniéndose a veces para apreciar el perfecto y adorable perfil que le pertenecía al pelinegro.

— El arroz ya está listo, solo déjame cortar estos espárragos. —avisó el omega, pasando una y otra vez el cuchillo por toda la extensión del vegetal para luego colocarlo en un bol. — Bien, yo cre- —al girar sobre sus talones, las palabras murieron en su garganta.

Namjoon sintió que sus mejillas empezaban a calentarse al tener demasiado cerca de su donsaeng. ¿Cómo no se había dado cuenta?

Era realmente extraño, Taehyung aún no se había movido de su lugar frente al omega. Es como si el tiempo se hubiera detenido exactamente en ese momento, dejándolos a ambos sin nada que decir y mirándose con cierta profundidad, tratando de encontrar inconscientemente en el otro, alguna señal.

Lo que pareció una eternidad en realidad fueron un par de segundos, hasta que el alfa trató de controlar a su lobo y Namjoon se hizo a un lado, con cada fibra de su ser siendo dominado por los nervios.

El peligris carraspeo débilmente, había estado tan cerca del omega dueño de los latidos de su corazón

— Uh, bueno... D-dejaré los platos en la mesa del living. —habló Namjoon con algo de pena, no siendo capaz de mirarlo directamente, huyendo de la cocina que estaba ambientada con ambos aromas.

— Yo llevaré las verduras. —concluyó, sosteniéndose de la alacena. Su corazón aún seguía latiendo apresuradamente, por poco y hasta sentía que su respiración había cambiado de ritmo.

No había medido sus impulsos, Taehyung solo quería acercarse a ver el impecable trabajo que el omega ejercía. Jamás pensó que terminarían encarándose, cerca, demasiado cerca.

Con algo de duda, tomó el recipiente y un par de palillos, yendo hacia donde Namjoon le había dicho. Al llegar, lo observó sentado en la comodidad de la suave alfombra, dejó lo restante y se colocó frente suyo para guardar algo de distancia.

— Hyung, yo...

— No te preocupes, Taehyungie. Después de todo, no pasó nada.

"No pasó nada" ¿Entonces por qué Taehyung sintió como si un remolino hubiera descolocado todo en su interior?

— Sí, tienes razón. —le sonrió levemente.

— Olvídalo, fue un percance incómodo. ¿Cierto? —intentó "bromear"— La próxima vez solo avísame que estás cerca, casi muero del susto y el asombro.

Ambos intentaron sonreírse mutuamente, pero no podían dejar pasar por alto la incomodidad que interrumpía el aura en la sala. Taehyung dio el primer bocado y, como siempre, alagó el gran talento que el omega tenía para cocinar. Haciendo que la tensión se disipara y dejando a un lado el pequeño recuerdo que se le grabó en la cabeza al haber estado demasiado cerca de Namjoon.

¿Cuánto tiempo más debía de pasar? Taehyung ya no dudaba de sus sentimientos, pero si temía de la respuesta que podría escuchar en algún futuro.

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