❝Desearía poder decirte que eres todo lo que quiero.❞
Taehyung es un idol reconocido por la industria musical en el continente asiático, quien al ser muy joven, quedó enredado ante el encanto genuino de un omega precioso como solo podía serlo Namjoo...
Taehyung bajó rápidamente, huyendo del equipo de producción e intentando buscar al omega.
— ¿Dónde está Namjoon? —fue la primera pregunta que lanzó hacia su mejor amigo.
— Uh, bueno no sé cómo lo tomes, p-pero... —SeokJin mordió su labio inferior con nervios a responder sobre lo que vio—, bueno, él se fue hace poco con Hoseok.
El rostro del alfa se contrajo en incredulidad. ¿Qué podía significar eso? No se detuvo a pensarlo y cogiendo el bolso Gucci de SeokJin hizo el ademán de empezar a correr.
— Tú lo dijiste, entregaré todo de mí antes de darme completamente por vencido. —se zafo del agarre impuesto en su antebrazo. — El momento es ahora, SeokJin. Si al día siguiente me ves demacrado es porque lo perdí todo.
— ¡Hey, no, detente! ¡Así no son las cosas! —gritó en vano, puesto que el cuerpo de su mejor amigo ya no se notaba a distancia. — ¡Al menos no dejes que te roben mi bolso! —advirtió rendido. Unos minutos pasaron para que el director del staff corriera un tanto enojado hacia Kim.
— ¿Viste a Taehyung? ¿Sabes dónde está?
— ¿Eh? No, no. —sacudió varias veces la cabeza. — No pasó por aquí, lo siento. —mintió descaradamente. Si les decía que iba camino al edificio, era muy probable que lo seguirían e interrumpirían su último momento de interactuar con Namjoon. Tenía que cumplir su deber.
El peligris se camufló de toda la prensa con las gafas que yacían en la cartera, algo frustrado por no saber qué hacer exactamente. Tomó el primer taxi que pasó por la autopista y mencionó la dirección. Iría lo más pronto posible.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El tiempo podía ir en su contra, el alfa temía de qué miles de escenas en su cabeza cobraran realidad. Trotó por el pasadizo de entrada y maldijo internamente al ver que los elevadores no se encontraban a disposición de uso por mantenimiento.
"¿Qué rayos?" —gruño, pero no sé detuvo a razonar demasiado. Si tenía que subir hasta el séptimo piso, pues lo haría. Aún si la respuesta a su declaración no fuera la que esperara, él sabría que dio todo de sí como el alfa enamorado que era.
El leve sudor en su frente descubierta y el aroma combinado con sus nervios, le indicaban que no faltaba mucho. Que estaba cerca.
Al llegar al nivel en donde Namjoon vivía, exhaló una última vez. Tomando el impulso para caminar con prisa por el angosto pasillo. Grata e inmensa fue su sorpresa al ver a Hoseok a unos metros de distancia. Su ceño se frunció en duda. ¿Qué hacía merodeando afuera?
Cuando ambos alfas estuvieron lo suficiente cerca, el menor pudo notar la mirada vidriosa en el adverso.
— Solo cuídalo. ¿Bien? —fue lo único que dijo al momento de posar una mano en el hombro del peligris. — Suerte.
