❝Desearía poder decirte que eres todo lo que quiero.❞
Taehyung es un idol reconocido por la industria musical en el continente asiático, quien al ser muy joven, quedó enredado ante el encanto genuino de un omega precioso como solo podía serlo Namjoo...
La noche había caído tan pronto que el joven ni siquiera se inmutó. Llevaba más de dos horas echado en la cama después de una larga ducha. Su cabello, aún húmedo, mojaba la sedosa tela que cubría la almohada y realmente no le importaba ni la más mínima probabilidad de que podría enfermarse.
Su mente divagaba muy lejos de todo y su mandíbula estaba tensa. Apretaba los dientes fuertemente cada vez que a él llegaba la dulce sonrisa que alteraba su débil corazón.
¿Cómo alguien tan hermoso podía ser demasiado cruel?
Soltó un suspiro con desgana mientras las lamentaciones lo asfixiaban.
¿Había sido su culpa?
Quizás sí. Namjoon nunca pidió ser amado, amado de la forma que solo él sabía y podía hacerlo.
— Soy un imbécil. —maldijo en medio de un ronco susurro.
Sus cuerdas vocales se habían maltratado al no querer llorar pero que, a fin de cuentas, sí lo hizo. Sentía que su garganta estaba seca y le ardía, pero no tuvo ni ganas de tomar un inútil vaso de agua.
¿Y si simplemente lo dejaba ir? ¿Dolería menos? ¿Por qué todo parecía hacerse más complicado?
No podía pedir ninguna explicación, no podía exigir el porqué de algo sin sentido, porque siempre fue así. Él no tenía algo con el omega y ahora la idea estaba muy lejana de ser real.
¿Era así como todo iba a terminar? Joder, él no quería resignarse. No sin haberlo intentado antes. No cuando confiaba en su amor, el inmenso amor que su corazón podía ofrecerle a Namjoon.
Era cierto que ahora había una tercera persona, pero no podía simplemente rendirse. El omega lo valía todo y el ser su amigo era algo que ya no deseaba desde hace dos años.
Taehyung detestaba ser tomado como un simple dongsaeng cuando sus intenciones iban más allá que algo fraternal. Quería que lo viera como un alfa digno de tenerlo, no como un niño inmaduro que necesitaba ser cuidado.
Su mayor enemigo fue la inseguridad, aquella que le resaltaba que no podía plantearse ideas por su propia cuenta. Aquella que le hacía dudar inevitablemente: ¿En verdad un omega precioso y de corazón tan noble como Namjoon podría aceptarlo?
Ahora no sabía cómo actuar. Namjoon es ajeno a sus verdaderos sentimientos porque él nunca se los dijo.
Todo le resultaba complicado. ¿Y si mejor no se involucraba? El tan solo quería que el omega fuera rodeado de amor y felicidad, tal vez lo había encontrado en Hoseok.
Pero, aun así, dolía.
Y, aun así, todo aquello era real.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sus mañanas fueron extremadamente pesadas. Se sentía agotado y su concentración se iba a cada diez segundos. No podía manejar bien la coreografía y los pasos eran algo que debía repetir más de veinte veces porque no sé sentía satisfecho. La frustración se acumuló e incluso Jimin lo dejó en la sala para que se dirigiera a su gusto.
