Mikasa adoraba los dangos, eran sus dulces favoritos, y en verdad no recuerda la primera vez que comió uno, sin embargo, sabía que jamás dejaría de comerlos, y adoraba acompañarlos con un poco de té verde que su hermano mayor le había enseñado a hacer en una de las pocas ocasiones en las que no peleaban.
La mañana del primero de septiembre se levantó temprano para poder preparar un poco de té para ella y su mamá. Desayunó un simple huevo acompañado con espinacas, guardó en un termo con el té que quedó, en una caja de madera acomodó sus dangos de judías rojas para llevárselos de postre después de almorzar, y se fue a su nueva escuela, donde no tenía idea que lo que le esperaba.
Cuando llegó a su aula asignada, en la entrada encontró a una chica de cabello rubio, parecía estar completamente espantada.
- ¿Qué tienes? - preguntó Mikasa a la desconocida. La rubia tan solo señaló al interior del salón.
Comprendió bastante su temor, puesto que, dentro del salón se encontraban dos chicos peleando a rienda suelta, mientras que una chica castaña pecosa molestaba con descaro a una chica rubia muy parecida a la que tenía al lado.
Mikasa entró al salón sin pena alguna, se abrió paso entre sus compañeros, y se sentó en medio del salón ignorando a todos los de su alrededor.
(...)
Levi quiso irse en cuanto entró al salón de clases, todo estaba hecho un caos, dos chicos castaños estaban peleando mientras lanzaban patadas y puñetazos al aire con la esperanza de que alguno le llegara a su contrincante. Una castaña alta estaba molestando a una chica rubia pequeña. Varios estaban al fondo del salón desinteresados por las peleas. Otra chica rubia estaba sentada sobre las mesas junto a una bocina enorme que reproducía una canción horrenda. Y su hermana pequeña estaba sentada en medio del desastre ignorando a todos.
-Cállense, mocosos - ordenó Ackerman interrumpiendo todas las peleas - Quiero que todos tomen sus asientos de inmediato, si no lo hacen, estarán castigados hasta el fin de año - Todos alumnos, asustados por las amenazas del profesor, se sentaron levantaron e intentaron acomodar todas las mesas que habían sido desacomodadas por los dos castaños peleoneros. Pero su orden fue ignorada porla chica rubia de la bocina - Les dije que todos tomen asiento - volvió a decir mucho más irritado, pero de nuevo fue ignorado. Cansado de la actitud desinteresada de la rubia, se acercó a donde se encontraba y tomó la bocina de golpe, haciendo que varios de sus cables se zafaran - Te dije que tomes asiento.
- ¿Y si no quiero? - contestó la rubia desafiante.
-Entonces serás sancionada por el resto del año - contestó con simpleza - Y tu bocina terminará en un bote de basura o tal vez se los de a la clase 93 para que la desarmen y puedan usar sus piezas para cosas más útiles que interrumpir mi clase.
Bajo la amenaza, la chica se sentó a regañadientes.
-Soy el profesor Ackerman, seré su tutor por el resto de la preparatoria - todos los chicos soltaron una gran queja - Todos los lunes tendremos tutoría a la primera hora, y los viernes a última hora, además de tener las cuatro horas que corresponden de literatura.
Mikasa quería salir corriendo.
A partir de ese día, tendría que convivir con su molesto hermano más de lo que hacía de manera habitual gracias a su madre.
-Ustedes dos - señaló a los chicos que se estaban peleando, los cuales estaban en ambos extremos del salón, alejados uno del otro. - Sus nombres.
-Jean Kirstein - se presentó uno de ellos poniéndose de pie con una sonrisa socarrona.
-Quita esa sonrisa estúpida de tu cara - ordenó el profesor sorprendiendo bastante a sus alumnos - ¿Y tú? - le preguntó al otro chico con notable molestia - ¿Qué acaso no tienes nombre?
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Academia Shingeki
FanfictionLa preparatoria, todos los padres dicen que es la mejor etapa de la vida ¡Mentira! ¡Una vil mentira! Y Armin Arlet era un testigo demasiado involucrado, tal vez era la victima de la escuela. Los profesores ya estaban hartos de sus alumnos desastroz...