4.- BAÑOS, ALÉNJENSE

144 13 0
                                    

"Déjame decirte con la poca cordura que puedo decir que tengo, que todos poseemos humanidad al nacer, pero puedo decir con seguridad, que a veces se necesita perderla para poder guiar a un mundo igual de retorcido que la palabra misma. Yo preferí perder la poca humanidad que tenía para que Armin no tuviera que hacer lo mismo, y henos a aquí, dos dementes hablando en medio de la noche como los fugitivos que somos. "

(...)

Hannes era uno de los prefectos en la Academia Shingeki, todos lo adoraban por su amabilidad y sentido del humor, sin embargo, siempre hacía su trabajo como se debía.

Todas las mañanas, él junto a algún maestro, recibían a los alumnos y revisaban que llevaran el uniforme completo.

El uniforme de las mujeres era una camisa de botones negra de manga larga, con un gran moño de color rojo. La falda también era negra y esta les llegaba hasta las pantorrillas, zapatos negros y calcetas del mismo color. Mientras tanto, el uniforme de los hombres era una camisa blanca de botones y manga corta. Los chicos tenían dos opciones, o pantalones o shorts de vestir, ambos de color negro y en estos tenían que llevar puestos tirantes de pantalón. Sus zapatos también tenían que ser negros y sus calcetas no se tenían que ver, y si lo hacían, tenían que ser de color blanco. Tanto los hombres como las mujeres tenían que llevar puesto una boina de color negro, la cual tenía pequeños bonotes blancos a los lados.

Todos cumplían con esta regla, a excepción de Olivier Hughes, una estudiante de segundo año. Ella en vez de llevar el uniforme de las mujeres, llevaba el de los hombres, esto claro que se podía hacer, pero tenían que tener un permiso especial, y la chica claro que lo tenía, sin embargo, el uniforme de los hombres tendía a ser más caro que el de las mujeres, por eso ella la única que lo usaba.

-Buenos días Hannes – saludó la profesora Rico llegando al lado

-Buenos días – saludó de vuelta con una pequeña sonrisa sin quitar la vista de los estudiantes que iban ingresando a la escuela.

- ¿Conoce a Eren Jaeger? – preguntó Rico sorprendiendo al hombre.

-Claro, fui vecino de los Jaeger muchos años – respondió recordando todas las veces que salvó a Zeke y Eren de ser atrapados por sus padres por sus travesuras o sus escapadas.

-Qué bueno – suspiró la mujer aliviada – El profesor Ackerman necesita que en cuanto Jaeger llegue, vaya a su oficina junto a Jean Kirstein.

- ¿Y ahora que hizo el niño? – negó imaginándose de lo que era capaz.

-No lo sé, es lo único que Ackerman me dijo – respondió con simpleza.

(...)

Eren se bajó del autobús escolar con la mirada baja y pesadez, levantó la vista con irritación, y se encontró con la peor cosa del mundo, la escuela. ¿Por qué tenía que ir a ese horrible lugar? ¿Acaso asesinó a toda una población en su vida pasada? ¿Qué tipo de genocidio hizo para que en esta vida le tocara aquel horrible suplicio?

 Sí, tal vez su mamá tenía razón, era todo un dramático. Pero ¡entiendan al pobre muchacho! Se levantó para ir a una horrible escuela en donde tenía un tutor maltratador y unos compañeros idiotas e irritantes.

Un chico con cabeza de coco que parece niña.

Una chica pelinegra que lo miraba a todo momento sin sutileza.

Un chico molesto con cara de caballo (en su opinión él era el peor de todos)

Una chica castaña que lo único que hace es comer.

Una rubia con voz chillona (cabe recalcar que ella era muy parecida a ese chico que no sabía bien si era chico)

Una chica castaña que lo único que hace es comer.

Una rubia con voz chillona (cabe recalcar que ella era muy parecida a ese chico que no sabía bien si era chico)

Otra rubia que parecía una rusa comunista. Siempre tenía esa expresión de mal humor, como si hubiera olido un gas.

Un rubio jirafón que parecía ser más grande que ellos.

Un castaño pecoso, supo que era un chismoso desde que lo vio. (Aunque no lo sabía con exactitud)

Un castaño que también era un jirafón.

Y una castaña pecosa que se la pasaba molestando a la rubia de voz chillona.

¿Por qué eran tan poquitos? ¡Solo eran doce! Necesitaba más compañeros de salón para no volverse loco.

 Él era el único normal en ese lugar. Claro, como ésta parte del capítulo está narrada por él, es obvio que va a ser el único normal, pero, no se dejen engañar, está igual o más loco que sus compañeros.

Aunque el cara de caballo había sido de ayuda el día anterior, porque ambos no asistieron al castigo después de jurar que ninguno diría nada.

-Eren Jaeger – lo llamó una voz conocida. El castaño giró su cabeza en busca del dueño, y ahí lo encontró, Hannes, su viejo amigo. Eren corrió a su encuentro con alegría, tal vez no sería tan mala su estancia en aquel colegio y ahora tenía a alguien con quien almorzar.

-Hannes – exclamó al llegar junto al adulto, y este lo abrazó de manera amistosa. - ¿Qué haces aquí?

 - ¿Pues qué más? Trabajar – respondió sonriéndole – Soy prefecto. – Eren abrió los ojos sorprendido.

-Eso no lo sabía – murmuró Eren intentando recordar si alguna vez Hannes le había mencionado algo.

 -No me sorprende – comentó con un poco de gracia – Siempre que tus padres me preguntan sobre el trabajo, Zeke y tú están muy ocupados jugando con sus gatos.

Eren recordó todas las veces que Hannes iba a visitarlos, generalmente Zeke se encontraba ahí, así que no le prestaba mucha atención a lo que el rubio mayor decía, por estar ocupado jugando y haciendo desastre con su hermano.

 -Por cierto – interrumpió Hannes los pensamientos del menor – El profesor Ackerman te busca y te quiere en su oficina ahora.

Eren, de manera inevitable, adquirió un tono mucho más pálido de lo normal, sabía que ese era su fin, su madre lo iba a matar. Apenas era el segundo día y ya lo habían llamado a la oficina de un maestro.

Si, estaba acabado.

(...)

Eren entró a la oficina del profesor de literatura con los nervios depunta. Como era de esperarse, el adulto estaba sentado detrás del escritorio, yen una de las dos sillas que se encontraban frente a él, estaba el cara decaballo, digo, Jean.

-Siéntate – ordenó Levi con el tono de siempre. Jaeger obedeció – Ayer no asistieron a su castigo – Ninguno de los dos habló por un voto de silencio que ambos habían hecho el día anterior antes de irse a sus casas - ¿Alguno de ustedes se dignará a hablar? – Era vergonzoso, no dirían nada – Bueno, su castigo se incrementará a tres semanas – Ambos abrieron la boca indignados por lo dicho, pero ninguno se atrevió a hablar – Pero ahora limpiarán todos los salones antes de poder irse a su casa.

Un trato justo, ambos eran capaces de todo para no acercarse a los baños.

 - ¿Alguna duda de su castigo? – preguntó cruzándose de brazos.

-No – contestaron ambos.

-Vayan a su clase – volvió a ordenar. Los dos chicos se levantaron, peroantes de irse hicieron una pequeña reverencia, y se fueron rapidez.

 Bueno, al menos así ya no tendrían que acercarse a los baños.

¡BAÑOS, ALEJENSE!


-----------------------------------------------------------------------

 Me quiero disculpar por la tardanza y por el capítulo tan corto, pero no tenía mucha imaginación para este capítulo.

¡El próximo será más interesante! Armin y Mikasa se encontrarán! Jean por fin se unirá a Connie y Sasha, y veremos la primera clase de historia con Erwin.

Adiós, los quiere Artemisa

Academia ShingekiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora