Día 5. Romance

96 9 0
                                    

2012.

Taiora de 24 años.

.

El día se encontraba precioso. Eran cerca de las cinco de la tarde, y a pesar de que todavía se encontraba soleado, el clima se había tornado fresco.

Perfecto para un paseo con mi novio.

Inconscientemente tomé un mechón de mi cabello y lo acomodé tras mi oreja. Sonreí, pues siempre que se trataba de Taichi, llegaba a mí una oleada de emoción y nervios, sobre todo en la última semana pues no habíamos tenido mucho tiempo de vernos.

No trabajábamos los fines de semana, por lo que los sábados los aprovechábamos para pasar todo el día juntos, este día, sin embargo, Taichi tuvo que asistir a su oficina por un pendiente de última hora.

Así que tuve que esperar hasta la tarde para poder verlo.

Y allí estaba.

Sentado sobre el césped del parque, dándome la espalda pero pude reconocerlo. La piel morena de sus brazos, su alborotado cabello castaño, y la playera azul que tanto me gustaba verle.

Como si sintiera mi mirada, lo observé mientras giraba ligeramente hacia atrás. Se levantó, sonrió, y, como siempre sucedía, aceleré el paso sin pensarlo.

Con cada paso que daba podía sentir como una chispa de alegría comenzaba a incrementarse en mi interior.

Me detuve a unos cuantos pasos de él.

—Hola —saludó. Su sonrisa traviesa apareció.

—Hola —respondí—. Pasaba por aquí, y te vi solo en un parque tan bonito.

Intenté jugar al coqueteo con él. Era algo que solíamos hacer a menudo, y que seguía divirtiéndonos como si todavía fuéramos dos adolescentes que se gustaban.

—Vaya. —Asintió—. Sí es muy bonito, pero justo ahora estoy viendo algo más hermoso. Qué afortunado soy. —Me guiñó un ojo.

Me sonrojé. No era algo que me avergonzara como cuando sucedía en el pasado. Taichi y yo llevábamos siete años de noviazgo y probablemente el doble siendo amigos. Mejores amigos.

—¿Qué hace un chico tan guapo por aquí?

—Estoy esperando a mi hermosa novia —respondió.

No pude evitar soltar la risa que me provocó el gesto galán que intentó hacer.

—Que chica tan afortunada.

—El afortunado soy yo, que en un lugar así de grande, una pelirroja tan preciosa se haya fijado en mí.

Exageré un gesto de sorpresa.

—Espera, ¿estás coqueteando conmigo?

El pareció pensarlo, luego caminó unos pasos hasta que estuvo tan cerca de mí que pude apreciar con detalle el hermoso café de sus ojos.

—Tal vez —respondió, abrazándome por la cintura.

—Déjame decirte que eres muy atrevido.

—¿Tú crees?

—Sí.

—¿Sabes también qué soy? —preguntó con su rostro a escasos centímetros del mío.

Negué con la cabeza. Mi mirada dio un rápido vistazo a su boca, luego volvió a sus ojos.

—¿Qué eres?

—Un excelente besador —susurró, rozando mis labios.

No respondí con palabras. Me paré de puntas, y me apresuré a presionar mis labios con los suyos. Sus brazos me pegaron completamente a su cuerpo, así que pasé los míos alrededor de sus hombros mientras les permitía a mis labios deleitarse con la suavidad y los movimientos de la boca de Taichi.

Taiora Digimon: Entre Nosotros DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora