Día 7. Halloween

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2016.

Taiora de 28 años.

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Con mi bebé en brazos, me adentré en la habitación.

Mi pequeña Hanae movía sus piernas, inquieta.

Con cuidado, la recosté sobre la cama, y le sonreí. Mi bebé era preciosa. Yo no podía evitar llenarme de ternura con solo ver su carita. Sus preciosos ojitos cafés, su tierna nariz y su pequeña boquita.

—Alguien está muy ansiosa por quitarse ya este disfraz, ¿verdad?

Sus ojitos me miraron, y sus mejillas se inflaron cuando me regaló su hermosa sonrisa.

Hacía tan solo una semana atrás, mi bebita había cumplido los cinco meses de nacida. Los cinco meses más maravillosos de mi vida.

Le di una última mirada a mi bebé con su traje de abejita, que básicamente consistía en un pañalero amarillo con rayas negras, medias amarillas, unos lindos zapatitos amarillos, y una dulce diadema de la que resaltaban sus dos pequeñas antenitas.

Me incliné y dejé un beso en su nariz, eso me premió con una de sus dulces risitas.

Desabroché los botones de su pañalero, y le quité sus zapatos y las medias. Rápidamente levantó sus pies y comenzó a jugar con ellos. Sonreí, ya sabía que las medias iban a incomodarla.

Comencé a cambiar su pañal, pero mi bebé ya estaba bastante inquieta. Era evidente que no quería estar más tiempo acostada. Empezó a agitarse hacia un lado, así que tuve que acomodarla de nuevo.

Un sonido de molestia salió de sus labios.

—Solo te cambio el pañal y volvemos a la fiesta.

Quizás ella no podía entender lo que yo le decía, pero siempre me encantaba hablarle.

Siguió protestando, y justo cuando terminaba de poner su nuevo pañal, comenzó a llorar.

—¿Todo está bien por aquí?

Sonreí. Taichi era un papá muy protector, no me sorprendía que acudiera ante el llanto de nuestra hija.

—Sí, solo que Hanae no está muy contenta por estar recostada —respondí, terminando de acomodar su pañalero. Solo le puse sus zapatos de nuevo, no quería que siguiera sintiéndose incomoda con las medias.

Los hermosos ojitos cafés de nuestra bebé, buscaron la mirada de su papá, luego estiró los brazos hacia él.

—Ven aquí, mi amor. —Taichi se apresuró a tomarla en brazos.

—Voy a tirar esto —avisé, tomando el pañal, y caminando hacia el baño—. Enseguida voy con ustedes.

—Te esperamos en la sala.

Asentí.

Tiré el pañal en el cesto de basura, y luego lavé mis manos.

No me sorprendió que mi reflejo en el espejo me mostrara la enorme sonrisa que adornaba mi rostro.

Me sentía muy feliz.

Estábamos pasando un rato muy agradable.

Mimi y Yamato organizaron una reunión en su hogar. Como siempre, mi amiga se había lucido con toda la decoración y temática, pues todo le había quedado increíble.

Algunos fantasmas de papel en las puertas y telarañas ­falsas en las paredes. Incluso había preparado panquecitos con temática de Halloween.

Me eché un último vistazo en el espejo, sequé mis manos y regresé a la sala.

Era una fiesta tranquila, pues nos encontrábamos los mismos de siempre. Mis amigos que ya se habían convertido en parte de mi familia.

Hikari y Takeru se encontraban sentados en uno de los sofás. Bromeaban y se divertían sacándose fotografías.

Joe, quien llevaba dos vasos de refresco, llegó hacia el otro sofá, le entregó un vaso a su esposa, y el otro a su hermoso hijo de cuatro años, quien llevaba un tierno disfraz de Batman.

Koushiro se encontraba charlando con Taichi. Nuestro pelirrojo amigo llevaba en brazos a su hijo de dos años, quien iba disfrazado de mago.

Mis ojos se apresuraron a buscar a mi bebé que ya no se encontraba en brazos de mi esposo. No tardé en encontrarla pues la dulce voz de mi mejor amiga me guio a ella.

Mi pequeña abejita estaba en brazos de Yamato. Ya no había rastro de lágrimas en su carita. Hanae mantenía una bonita sonrisa, producto de los gestos que Mimi hacía para ella.

Me acerqué a ellos. No pude evitar que mi mano se dirigiera en automático a acariciar la hermosa pancita de seis meses de embarazo que tenía Mimi. Me alegraba mucho por ella y por Yamato, quienes estaban maravillosamente ansiosos y emocionados por conocer a su bebé.

—Aquí está el ladrón de bebés. —Escuché la voz de Taichi, y un segundo después lo tuve a mi lado. Dejó un beso en mi mejilla.

—No seas celoso —se quejó Yamato—. Soy su tío favorito —agregó con una sonrisa.

Yamato era sumamente dulce con mi bebita. Estaba segura que junto a Mimi, iban a ser unos padres maravillosos.

Un gritito de emoción salió de los labios de mi pequeña abejita, todos llevamos nuestra atención a ella que comenzó a agitar sus piernas y a estirar sus brazos hacia Taichi, claramente pidiendo que él la sostuviera.

No me perdí el gesto de Taichi. Era alegría y felicidad pura. Se acercó y tomó a nuestra bebé en brazos, dio un sonoro beso en su mejilla, luego nuestra hermosa Hanae dejó escapar una sonora y dulce carcajada.

—Voy a revisar la pizza en el horno —avisó Mimi, luego se encaminó hacia la cocina.

Yamato no dudó ni un segundo en caminar tras su esposa.

Sonreí, luego llevé mi mirada a Taichi, él ya me estaba observando con esos hermosos ojos cafés que tanto amaba.

—¿Qué pasa? —pregunté luego de unos segundos en los que nos habíamos quedado mirándonos en silencio.

Sonrió, con esa hermosa sonrisa traviesa que tanto me encantaba.

—Te amo —respondió, luego dejó un beso en la mejilla de Hanae—. Las amo muchísimo a las dos.

Seguramente mi sonrisa no podría demostrar jamás el cómo me sentía.

—Yo también los amo muchísimo. Mi par favorito.

Taichi se inclinó dejando un beso en mis labios.

Miré a nuestra bebé que acababa de quitarse la diadema y jugaba con ella.

Di un beso en su frente, y ella volvió a reír.

Y, viendo los ojos cafés de nuestra Hanae, no pude sentir otra cosa que no fuera alegría y felicidad.

Tenía una hermosa familia que era enorme.

Y a mi par de traviesos favoritos. Las dos personas que más amaba en el mundo.

Mi Taichi, y mi preciosa Hanae.

Notas de la escritora:

Desde el principio supe cómo quería que fuera este capítulo.

Espero que les haya gustado.

Próximo y último capítulo de esta Taiora Week:

Capítulo Extra: Pasión.

¡Nos leemos!

Faty.

Taiora Digimon: Entre Nosotros DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora