Día 3. Celebración

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2009.

Taiora de 22 años.

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Emoción y nervios. Eso era lo que sentía que me dominaba en ese momento.

Taichi había tenido que salir durante tres semanas de la ciudad, pues, gracias al haber obtenido un ascenso en su trabajo, tenía que asistir a un curso de capacitación.

Hablamos por video llamada todos los días, pero aun así lo extrañé muchísimo.

Hacía dos días había sido nuestro cuarto aniversario de noviazgo, y por primera vez, lo habíamos celebrado a la distancia. Una cena, cada uno en nuestras camas, hablando de todo cuanto pudimos.

Suspiré, pero una sonrisa no tardó en llegar.

Taichi volvía hoy.

Hacía unos cuantos meses que se había mudado a un pequeño departamento que quedaba cerca de su trabajo. Afortunadamente no estaba tan lejos de mí hogar.

Hikari y yo le habíamos organizado una fiesta de bienvenida, pues tanto ella como sus padres también estaban muy ansiosos por verlo.

No faltaba mucho para que llegaran, por lo que decidí darme un último vistazo frente al espejo del baño. Había elegido el vestido azul de tirantes, mismo que Hikari me había obsequiado en Navidad, en conjunto con mis converse blancos.

Mordí ligeramente mi labio inferior mientras cepillé un poco mi cabello. Asentí para mí misma, y salí directo a la salita.

Mis nervios aumentaron de un momento a otro, me sentía como si Taichi y yo fuéramos a tener nuestra primera cita. Aunque realmente esta era otra de nuestras tantas primeras veces, pues nunca antes habíamos estado separados por tanto tiempo.

El olor de la lasaña en la cocina llegó a mí, y justo en ese momento escuché la puerta principal abrirse.

Me quedé parada a lado del comedor, pues no sabía que los padres de Taichi también tuvieran llaves. Miré a mí alrededor para asegurarme de que había dejado todo listo, pues les había prometido que yo me encargaría de preparar el departamento.

Pero no fue la familia de mi novio la que entró.

Era él. Taichi.

No me moví, estaba demasiado sorprendida y nerviosa para hacer cualquier cosa, así que me dediqué a observar todos sus movimientos.

Dejó sus maletas en el suelo, y cerró la puerta, luego se volvió hacia mí.

Nos miramos durante unos segundos.

—Hola —dijo.

—Hola —contesté. Quería decir algo más, en realidad quería decir muchísimas cosas más, pero no lograba hacer otra cosa más que mirarlo.

Nunca imaginé que alguien me podría hacer sentir así. Pero ya había comprobado que únicamente Taichi era capaz de mover todo mi mundo con tan solo una mirada.

Las comisuras de sus labios se alzaron, y caminó hacia mí. Yo también lo hice, y un momento después me encontraba entre sus brazos. Las palmas de mis manos se encontraban sudorosas, pero aun así les permití abrazarlo por la espalda mientras mi cabeza descansaba sobre su hombro.

Arrugué un poco mi nariz pues su cabello me hacía cosquillas. Reí ligeramente, y lo sentí acomodar sus brazos para poder darme un beso en la mejilla.

—No tienes idea de lo mucho que anhelaba verte. —Su aliento chocó con mi mejilla.

Deposité un pequeño beso en su cuello, antes de cerrar mis ojos.

Taiora Digimon: Entre Nosotros DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora