5. nouveau troupeau

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Mark se encogió de hombros con la lengua acariciando su labio inferior vagamente, mientras analiza la situación y se mantiene de pie, sin dar el siguiente paso aún. Sigue siendo un poco extraño ser quién tome las decisiones por la manada. Toda su vida lo prepararon para eso, pero a veces es como si estuviese en una pesadilla de la que no puede escapar.

Teme que algún día simplemente se rinda y escape de su obligación como un cobarde.

Su mano aprieta el codo de Minho y éste último le gruñe, se aleja casi de inmediato, dando pasos torpes hacia atrás. Una vez le mencionó como el contacto físico lo abruma. El sol le nubla la vista y es por segundos que sus orbes de color negro se ven con pequeñas manchas rojizas. E inevitablemente recuerda esos ojos de color bermellón y tiene que sacudir la cabeza porque no necesita pensamientos intrusivos, mucho menos en aquel momento.

─Déjame, dije que lo haré a mi manera.

Ríe, aunque ya no hay nada gracioso para hacerlo realmente.

─¿Cuál es tu manera? ─cuestionó, alzando una ceja─. ¿Espantarlo con ese rostro de animal degollado?

El delta pone los ojos en blanco como respuesta, antigua manía de humano que no debería realizar frente al alfa de la manada. Rápidamente se retracta y hace una mueca.

─Bueno... Para mí suena increíble.

─Te dije que es extremadamente sensible. Cualquier cosa que le digas le afectará el doble, incluso mucho más de lo que le sucede a los deltas. Debes tener cuidado.

Miró el rostro de Minho nuevamente, es tan complejo descifrarlo, aunque luce un poco culpable. Es primera vez que demuestra algo más allá de la curiosa barrera que tiene plantada a su alrededor con espinas y rosas venenosas. Sin embargo, una vez que sus ojos se encuentran con los de Mark, su expresión se endurece y vuelve a ser la misma desinteresada de siempre. Extiende su puño y le propina un ligero golpe al alfa en el pecho.

─El gamma va a estar bien.

─¿Me lo juras?

Minho hace una mueca, personalmente no le gustan las promesas. Como humano le era difícil cumplirlas, solía ser un chico huérfano y pobre, no había nada a su alcance para complacer al resto. Siempre usaba las mismas sudaderas, los mismos pantalones y ni siquiera tenía el tiempo para pensar con seriedad en su apariencia. Era un estudiante cansado y sobreexplotado por la misma universidad que le pedía demás para mantener la beca.

Aunque es muy probable que aquello cambie con su mitad animal y las nulas responsabilidades que tenía en esa manada.

─Agh, sí. Lo que tú digas.

Caminan durante unos minutos más en completo silencio, ambos con un torbellino acechando la tranquilidad de su mente, solo que de diferente origen. Es realmente sorprendente como cada persona en el mundo tiene una razón para sentirse como un lunático, y al mismo tiempo, tienen una que los mantiene cuerdos.

─Aquí es ─Mark detuvo su andar y señaló la pequeña cabaña a la distancia.

Le preocupó ver como las preciosas flores que antes la adornaban, comenzaban a marchitarse y decaer. Más tarde le pediría a su madre que las riegue en su tiempo libre. Probablemente a ella no le afecte en lo absoluto la presencia de Hyunjin que se colaba por las cuatro paredes de su cabaña.

─¿Eso es... miel y vainilla? ─Minho preguntó, olfateando en el aire.

Un asqueroso y repugnante aroma.

Mark se preocupó entonces, ¿y si es tan desagradable para Minho al punto de que no pueda pasar miserios segundos cerca de Hyunjin?

─Sí, es algo fuerte para nosotros. ¿Qué te parece?

AMADERADO 𔘓 MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora