10. scorpion venimeux

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Las reuniones con su padre siempre fueron asxifiantes.

Mark recuerda con exactitud cada y una de ellas, principalmente porque no han sido muchas y seguro tiene más dedos en sus manos que conversación serias con su padre. Él siempre fue un hombre ocupado, leal a su puesto en la manada y a su gente, priorizó el bienestar de ésta hasta el último y olvidó un poco a su familia. No podía culparlo, pues estando en su lugar y teniendo que ser el líder perfecto, comprendía que no había mucho tiempo extra para dedicarlo a otro tipo de cosas, así que no se encontraba en la posición de gritarle en la cara que tenía una esposa e hijos. Sin embargo, volviendo al punto inicial, es justo debido a aquello que no acostumbra a hablar con él como si siquiera existiese la confianza.

Él lo observa con esos ojos esmeralda que son únicos en la manada. Durante años ha tenido que escuchar los murmullos y asombros debido al color que posee toda su familia. Era halagado constantemente por personas mayores y también por niños de su edad cuando todavía era uno. Su pequeña fama se debía inicialmente a eso y a que, algún día no tan lejano, sería el alfa líder al que absolutamente todos le tenían esperanzas.

Aunque los de su padre siempre fueron diferentes. Sin brillo, apagados, casi grises.

A Mark le gustaría averiguar el porqué, no obstante, quizás no es una información que necesite poseer. Él ha tenido que ver como la manada los consume, no solo a su padre, sino también a sí mismo e incluso a su difunto abuelo.

El despacho de su padre huele a canela y manzana; el aroma de su madre, siempre ha estado impregnado allí como si perteneciera a los muebles, libros y otras cosas que usa a diario. Hay un largo escritorio junto a la ventana, un librero muy similar al de la biblioteca y unos cuantos cuadros que fueron dibujados por un beta que solía llevarse bastante bien con su familia.

─¿Qué quieres hablar conmigo, padre? ─le preguntó, mientras se sentaba frente a él.

Se tomó su tiempo, moviendo documentos de allá para acá y regulando la llama de la estufa a leña que seguramente encendió minutos antes de ir a buscarlo. Lucía cansado, a su alrededor había una nube gris que a Mark lo ahogaba y prefería escapar lo antes posible. Incluso si sabía de antemano que ésta misma lo perseguía a diario.

─Mark ─suspiró y se terminó por sentar también─, sé que a tu edad es difícil confiar en los demás, especialmente cuando eres el alfa líder de la manada. Lo entiendo completamente, pero creo que llegó la hora de la verdad.

Mark alzó una ceja, sin comprender del todo.

Aunque se hacía una idea de qué se trataba todo eso, prefería no considerarlo, incluso si todo apuntaba a lo mismo.

─Quiero que me digas qué sucedió ese día en el bosque.

─¿Qué día en el bosque?

─Cuando nos atacaron los cazadores ─el pulso de Mark corrió una maratón completa y su padre se dio cuenta de ello, aquél fue su primer error─. Dudo de que sea como tú lo contaste, además de que esos días inconscientes difícilmente podrían provocarlos un simple humano.

─Yo... ─negó con su cabeza inmediatamente. No, no y no, su lobo, por alguna razón que desconocía aún, no le permitía confiar─... No sé de lo que estás hablando.

Y esa, como era de esperarse, no fue la respuesta que su progenitor deseaba oír.

─¿Crees que no sé lo que provocó la herida en tu cuello? ─le dijo con voz dura.

─Padre, tengo cosas mucho más importantes que hacer en este instante. Así que si me lo permites... ─se levantó, provocando un ruido molesto debido a la silla que se arrastró por la madera del suelo.

AMADERADO 𔘓 MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora