Noche extraña

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Todo transcurrió con normalidad en las siguientes semanas.

Brian decidió no publicar sus obras y alejarse de todo, creyó que estaría mejor así.

Obviamente seguía con Abbey, y habían comenzado a vivir juntos porque ambos pensaron que era mejor idea.

Brian comenzó a pensar que en algún momento debería decirle todo.
Se había encariñado tanto con ella que puede que se hubiera enamorado, y eso era bueno para él.

Mick finalmente se disculpó por lo sucedido la otra vez, y Brian decidió perdonarle de una vez, pero eso no indicaba que el rubio volviera a hablarle.

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Brian estaba en su escritorio tratando de escribir, en completo silencio, y de repente el sueño comenzó a ganarle.

Decidió ir a ducharse antes de dormir, así que se dirigió hacia el baño sin despertar a Abbey, que en ese momento estaba durmiendo ya.
Abrió el grifo y se quitó la ropa para meterse en la ducha.

Sólo se escuchaba el ruido del agua cayendo, y esto tranquilizó al rubio.
Se lavó también el pelo, y cuando terminó, se envolvió la cintura con una toalla y salió del baño.

Trató de no hacer ruido al entrar a la habitación, pero aún así, Abbey despertó. -¿Brian?-

-¿Sí?- respondió el rubio tranquilamente.

-¿Qué haces así a estas horas?- rió Abbey

-No lo sé, simplemente quise ducharme- dijo Brian alzando los hombros. La rubia negó con la cabeza y volvió a taparse con la sabana.

El ojiazul se cambió de ropa rápidamente y se metió a la cama. Se puso en una esquina y simplemente cerró los ojos, pero el timbre de la puerta principal sonó justo en ese momento.

-¿Porqué llaman todos a la noche?- se quejó Brian mientras se levantaba de la cama, seguido por Abbey.

Ambos bajaron las escaleras y Brian miró por la ventana antes de abrir, pero abrió los ojos cuando vió a la persona que estaba tras la puerta.

-Me niego a abrirle- se cruzó de brazos, y Abbey rodó los ojos.

-Brian, tienes que abrir igualmente-

-Obligame- retó Brian, y la rubia rió por el comportamiento de su amigo.
A veces parecía un niño pequeño.

-Está bien- aceptó la chica, y dicho eso, abrió la puerta.

Vieron a Keith totalmente mojado por la tormenta que estaba cayendo en ese momento.

-¿Porqué te tuve que dar la dirección de mi casa hace años?- bufó Brian.

-Amm..¿Puedo quedarme?- pidió el azabache, y el mayor abrió los ojos con molestia.

-¿No tienes casa acaso?- dijo con obviedad, y Abbey le dió un codazo a su amigo ante las respuestas que estaba dando.

-Mi casa está un poco lejos de aquí, y no he traído el coche ni nada. Además, le tengo un poco de miedo a la tormenta..- explicó el menor, Brian siguió con la misma expresión de amargura.

-¿Será una broma, no..?-

-Claro, pasa- sonrió Abbey, y Keith hizo el mismo gesto. Pasó dentro de la casa y la rubia cerró la puerta, mientras que Brian se quedó mirándola con molestia.

La agarró ligeramente del brazo y la llevó a la cocina para hablar sin que el otro les escuchara.

-¿Pero porqué has hecho eso?- se quejó el rubio.

-No tienes porqué ser tan grosero aunque te caiga mal-

-Eso es porque no te pasó a tí, si no, te aseguro que hubieras hecho lo mismo- dijo Brian señalandola, y después se fué del lugar.

Pasó por la sala, donde estaba Keith. Este le miró y trató de sonreírle, pero Brian seguía mirándole con el mismo desprecio que al principio de todo.

-Oye, gracias por dejarme entrar-

-No trates de ser amable conmigo, Keith. Además, dale las gracias a Abbey. Si fuera por mí, aún seguirías en la calle- aseguró Brian, y dicho eso se fué.

Keith se quedó cabizbajo, hasta que escuchó que Brian se asomaba y le decía otra cosa.

-Y por cierto, tú duermes en sillón- señaló el rubio, y esta vez sí que se fué.

Abbey fué con él, ambos se metieron en la cama y se dieron la espalda el uno al otro.

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Ya eran las 2 de la mañana, pero Brian no podía dormir. Que Keith estuviera en su casa no le tranquilizaba mucho.

Salió de la habitación y bajó las escaleras para ir a la cocina. Se hizo un café y se sentó simplemente en una esquina.

La luz de la cocina despertó a Keith, así que se dirigió hacia allí y se extrañó al ver a Brian ahí.

-¿Qué haces aún despierto?-

La voz del menor asustó a Brian, y después rodó los ojos al ver al azabache ahí.

-¿Qué te importa? Tú sigue durmiendo- trató de ignorarle, pero este se acercó a él y se agachó para estar a la misma altura.

-¿Porqué estás así todo el rato?- dijo Keith un tantos apenado, el rubio le dirigió una mirada de odio.

-Estoy así sólo contigo, no tengo porqué ser amable contigo-

Ante la respuesta de Brian, el menor suspiró y después le miró a los ojos.

-Te he pedido muchas veces que me perdones. Siento muchísimo lo que te hice, y sabes que es verdad-
Aseguró Keith, y trató de llevar su mano hacia la mejilla de Brian, pero este le apartó rápidamente.

-Y yo te he pedido muchas veces que me dejes en paz, Keith. No sabes cuánto me dolió eso, así que me da igual que ahora te arrepientas- dijo Brian mientras se levantaba del sitio donde estaba sentado y se iba, pero Richards también se levantó y le agarró del brazo.

-¡Brian, por favor!. Quiero seguir contigo, no me abandones así-

Los ojos de Brian se volvieron a cristalizar, y los de Keith también. Jones suspiró y se dió la vuelta.

-¿Además tienes el descaro de decirme que yo te he abandonado?- Dijo Brian dolido mientras seguía llorando.
-¿Crees que yo no quiero también estar contigo al igual que antes?
¡Pues claro que sí!, Pero ya no podría fiarme de tí. Dejame ya en paz y vete ya a dormir. Estoy tratando de tener paciencia conmigo ahora mismo-

Keith iba a decir algo más, pero Brian se alejó y siguió hablando antes de irse.

-Y mañana no te quiero ver aún aquí-

El azabache se quedó sólo otra vez, apagó la luz de la cocina y se fué a la sala para seguir durmiendo.

Brian fué al baño y se encerró ahí. Se sentó en una esquina abrazando sus propias rodillas y comenzó a llorar todo lo que pudo. Trató de desahogarse, y después de un tiempo, se quedó dormido.

•𝙽𝚘 𝙴𝚡𝚙𝚎𝚌𝚝𝚊𝚝𝚒𝚘𝚗𝚜• [𝐁𝐫𝐢𝐚𝐧 𝐉𝐨𝐧𝐞𝐬]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora