⚜️Mini Relatos Sessrin⚜️

°Amor prohibido°

Era el cumpleaños número 17 de Rin y en la aldea ya habían planes de sus amigos cercanos para festejarla con una fiesta sorpresa.
De esto, Kagome, Inuyasha, Miroku, Sango y Shippo, era los encargados en organizar en secreto las andanzas, preparativos y sobretodo, el trabajo más importante, distraer a Rin.

—Alguien me explica, ¿Por qué tengo que ser yo el que distraiga a la niña? —Inuyasha miraba a Kagome con el ceño fruncido— Sabes lo malo que soy en guardar secretos. Cuando ella me mire con esos ojitos de perrito malherido, yo soltaré la sopa sin contexto alguno, ya me puedo ver arruinado todo. ¡Deja! Yo voy a cazar para el banquete. Que Miroku la cuide.

—¡No! —gritaron Sango, Kagome, Shippo, y hasta el mismo Miroku, ganándose la mirada interrogativa de todo ahí.

—¿Y tú por qué dices que no? ¿Sí sabes que ellos dicen que no porque no confían en tí cerca de una señorita?

—Pues por eso, Inuyasha —Miroku cerró los ojos con pesar— Tengo que ser fuerte, y saber decir "No". Además, mi sango ya me ha dicho cuál sería mi trabajo —se puso de pie y sonrió— Voy a limpiar el área de la ceremonia.

—Pero con la escoba, porque ya no puede aspirar —dijo Shippo entre risas, ganándose una golpe por parte del monje— ¡Ay, ay, ay, ay! —se quejó tomándose la cabeza con la mano.

—¿Chicos? ¿Están por aquí? La anciana Kaede los está buscando.

La voz de Rin llamó la atención de todos, quienes comenzaron a recoger algunas cosas donde habían anotado el trabajo de cada uno.
Kagome miró a Inuyasha, ante de irse junto a los demás, y se detuvo un momento.

—Vamos, Inuyasha, es sólo una hora. Si lo haces, dejaré que hoy te acurruques a mi lado, así que... —los ojos de Kagome centellaron— ¡No lo arruines!

Inuyasha hizo una mueca de molestia y se dejó caer sentado, cruzando los brazos sobre su pecho mientras veía a Kagome irse, y escuchaba a Rin llegar hasta él.

—Oh, señor Inuyasha... —Rin exhaló cansada mientras dejaba la canasta con ropa que llevaba para lavar en el río— ¿Ha visto a los demás? La anciana Kaede los está buscando...—frunció el ceño— ¿Qué hace aquí sólo?

Inuyasha le miró.
—Niña, ven. Siéntate. Vamos a platicar.

Rin frunció más el ceño.
Inuyasha siempre había cuidado de ella, pero de cierta manera la línea trazada entre ambos era limitante a sólo hola y adiós, a veces con la cabeza, otras con las manos.

—Oh, ah... N-No puedo, señor Inuyasha. Tengo que ir a lavar ropa.

Inuyasha gruñó molesto.
—Deja eso, siempre vas a lavar. No sé cómo te ensucias tanto...

—¡También es ropa de la señora Kaede! —se defendió la joven.

—¡Ay, ya! Sientate, niña —le regañó.

—Ahmmm... ¿Sí?

—¡Ash! Qué sí, tonta. Toma asiento.

Rin caminó hasta quedar frente a él y, de manera tímida, tomó asiento con cuidado.
Miró sus puños sobre su regazo, luego a Inuyasha.

El Hanyo la observó.
Era una jovencita de rostro angelical. Su belleza contradecía a la naturaleza misma por contener en ella ambos extremos de las tonalidad; piel blanca y cabello oscuro. Era dueña de unos ojos grandes de color marrón naranjoso, rodeados de abundantes pestañas negras y rizadas, su nariz era fina y pequeña, dándole una apariencia inocente, sumándole esas mejillas sonrosadas y esos labios pequeños pero regordetes.
Podía comprender por qué él mismo se la pasaba gruñiéndole a jovenes aldeanos y algunos foráneos atraídos a la aldea por la belleza de la joven con el propósito de pedirla en matrimonio. Sin embargo había prometido cuidar de ella, y no iba a dejar que nadie que no la mereciera, se le acercara. Empezando por los aldeanos, pasando por los foráneos y terminando con el tonto Yōkai de su hermano; él menos que nadie se merecía a esa niña frente a él.
Y no eran sospechas sin fundamento, como Kagome le decía; el comportamiento de Sesshomaru para con la muchachita no era propio de él.
Durante éste último año se la pasaba enviando víveres para la cabaña de Kaede, inclusive mandar a Jaken a supervisar la reparación de ésta, no era normal.
Llegar cada mes de visita a Rin con el lomo del dragón cubierto de regalos personales para ella, ¡No era normal!
O sea, sí, sabía que Rin era importante para él, pero que no se pase de hipócrita también.
Todos sabían que, de todos los Yōkai's del mundo, Sesshomaru era el menos indicado para que Rin tuviera de pretendiente.