III

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—No se meta en los asuntos familiares de otros, por favor —

Ni siquiera se molestó en ocultar la furia que sentía en esos instantes, todo empezaba a tener sentido en la mente del azabache, las expresiones de sumisión que observo en los dos menores justo cuando Taiju se presentaba, los pequeños moretones que Yuzuha ocultaba en su rostro , y cuello, que hubieran pasado desapercibidos al torpe Takemichi de un año atrás, pero el duro entrenamiento de su maestro, lo obligo a volverse más observador, la gente tendía a hablar entre líneas cuando recolectaba información sobre avistamientos de maldiciones, lo que más le molestaba es que se tardó tanto en descubrirlo, era bastante obvio con el comportamiento agresivo del mayor de los Shiba.

—No te preocupes — hablo el chico con voz ronca dedicándole una sonrisa —Ya me metí y no me voy a ir hasta que estos dos niños estén a salvo — escupió lo último con enojo, sabía que debía controlar sus emociones o su energía maldita iba empezar a afectar a Hina

—¿Ah?—

—Muéstrame tu disciplina Taiju— acerco su mano lento a la funda de su katana y la lanzo contra la cara del alto —Ahora —

—No quisiera golpearte por mis creencias — se tronó el cuello suspirando con pesar

—T-Takemichi-san p-por favor no se meta, Taiju le puede hacer daño — suplico el chico intentando jalar al azabache fuera de su departamento

—Muy tarde Hakkai — le dedico una mirada gentil —¿No me dijiste fui tu super héroe?, Bueno déjame actuar como tal —

—Y yo que pensaba había encontrado un amigo — se acercó con rapidez hundiendo su puño contra el mayor provocando que el contrario cayera al piso, rompiéndolo un poco en el proceso —Dios siempre me pone las peores pruebas —

—¡Taiju déjalo!— suplico con miedo la chica mientras abrazaba a su hermano asustado

—Taiju yo no soy ningún enviado de dios — se tambaleo recuperándose del golpe y escupió un poco de sangre que se acumuló en su boca —Pero voy a ser el jodido diablo si eso libera a estos niños —

Una sonrisa se extendió en los labios del más bajo , admitía que ese puñetazo dolió como el infierno, aunque ver los rostros de terror de los chicos, pensar que ni siquiera cuando se estuvo enfrentando a las maldiciones tiempo atrás, Yuzuha no se veía tan vulnerable, le rompió el corazón.

—¡Entonces continuemos!— le dedico una sonrisa cargada de emoción , la violencia siempre motivaba al mayor de los Shiba y la pelea prometía iba para largo, luego se preocuparía por el estado de los muebles.

Takemichi tuvo que usar parte de su energía maldita para contener a Hina, que estaba temblando de la rabia por cada golpe que recibía el menor, no iba permitir que Taiju muriera, por mucho que el otro estuviera mostrando una actitud repulsiva , no le desearía tal mal.

—¡Takemichi-san!— escuchaba los gritos desesperados de los hermanos mientras era tirado contra el sillón, conseguía esquivar la mayoría de los golpes, aunque algunos si terminaban llegando a él, no sabía cómo una persona sin energía maldita tenía una fuerza tan inhumana.

—¡Estoy bien chicos!— les dedico una suave sonrisa , esquivando uno de los puñetazos del alto, realmente debía terminar esto rápido o terminaría siendo arrojado por la ventana del departamento

—¡Por favor pare!, ¡Es imposible que le gane a Taiju!— lloraba el menor de los Shiba, no quería que la persona que apenas conoció terminara en manos de su mayor terror

—¿Sabes que es más doloroso que los golpes Hakkai-kun, Yuzuha-chan ?—

Los dos chicos pestañearon confundidos, reteniendo la respiración cuando Hanagaki recibió otro impacto en su estómago , provocando un pequeño siseo de dolor del mayor.

La maldición más retorcida es el amor | [TakeHarem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora