La maldición más retorcida es el amor | [TakeHarem]

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Advertencia: BajiTora 

Baji siempre fue protector con sus amigos, era una cualidad que resaltaba desde niño , claro exceptuando el momento en el que no pudo impedir que Mikey amedrentará contra Haruchiyo con esos pedazos de avión , se sintió tan inútil en ese instante , quedándose al lado del rubio cenizo porque aún era un niño inocente que creía que su amigo podría cambiar si lo apoyaba lo suficiente.

También se encontraban en la formula el mayor de los Sano y la pequeña Emma, los tres fungiendo como una retención de los retorcidos impulsos que corrompían a ese solitario chico.

Admite que lo primero que se fijó de Kazutora Hanemiya, fue ese corazón noble que estuvo dispuesto a proteger a unos abusivos porque el los consideraba sus amigos, el que tuviera la valentía de quedarse frente de él , aunque esos cobardes escaparon dejándolo solo, admiro tanto esa característica amable del chico y por eso deseo ser su amigo.

Comprendió esa conexión que tuvo Mikey con Draken cuando el conoció a Kazutora , podía ser tan violento como quisiera y excederse, ya que sabía que nunca sobrepasarían los limites que ellos mismos se pusieron implícitamente , acompañándose en sus pequeñas travesuras mientras se sonrían con complicidad, un dúo perfecto que esperaba pasar miles de días juntos, pero que esa dulce felicidad tuvo su fin.

Cuando el deseo inocente de regalarle una motocicleta a Manjiro los invadió, pensando sería el presente perfecto para su amigo y persona que admiraba el tatuado , se transformó en el día más catastrófico para ambos , siendo Kazutora el culpable del asesinato de Shinichiro Sano, terminando de romper su frágil mente inestable por el constante maltrato de sus padres, queriendo expiar sus culpas al brindárselas a alguien más, aunque su corazón se estuviera estrujando del dolor por haber asesinado.

Baji sabia lo frágil que era aquel chico, de los fantasmas que veía cuando se paseaban en las noches oscuras de Japón , o como con temor lo separaba de cualquier ente invisible que según él deseaba atacarlo, a pesar de lo débil que era , en esos instantes fue lo suficiente fuerte para asumir la culpa por ambos, dejándolo a él con una condena de mierda a su punto de vista.

Él fue un cómplice, debía sufrir lo mismo , estaba aterrorizado de dejar a alguien tan inestable como Kazutora solo en ese infierno.

Ahora nunca más dejaría sólo a aquel chico que tanto adoraba, contando los días en su calendario donde el calculaba que saldría, pero gracias a que era algo torpe con las cuentas, termino desfasándose unos días , y se dio cuenta cuando la última carta que le envió al tatuado de tigre fue devuelta, dándole una mala espina que tal vez Kazutora ya había salido de la cárcel y no cumplió su promesa de verlo.

A veces Keisuke deseaba golpearse la cara contra una pared por lo distraído que era, apostaba que ese chico estaría dolido porque no pudo reencontrarse con el pelinegro, añadiendo que cuando condujo como un desesperado para saber de su paradero casi se le va el alma del cuerpo cuando un guardia le menciono que un señor de lentes junto con dos adolescentes se lo llevaron.

Jura que el grito que pegó contra ese guardia reclamándole que esos eran unos desconocidos y pudieron haber secuestrado a su tigre, por poco el termina siendo el que metieran a la cárcel, pero después de que le pegaron un golpe se pudo quedar quieto; ahora su estomago se estaba revolviendo del estrés de no saber que clase de personas recogieron a su chico de ese puto lugar, parecía que el joven Hanemiya apenas salía de un infierno para meterse en otro y eso no hizo más que preocupar a nuestro pobre Keisuke que ya aseguraba iba vomitar de la ansiedad.

El pobre pelinegro se culparía toda la vida si el chico estaba herido o en algún lugar desconocido por su torpeza, tratando de sacar de forma desesperada información sobre sus captores, anotándolo en una libreta mientras toda la cabeza le daba vueltas por no saber a quién acudir, el temor le invadía de pensar que le podrían estar haciendo, ya que el recuerdo de lo que sufrió la novia del amigo de Pah seguía latente.