15. El orgullo que te trae un nombre

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Tener un apellido es muy común, pocos no cuentan con uno, quizás por decisión o por que nunca tuvieron una familia a la cual pertenecer. Hua Lan para su suerte no volvería a tener esa preocupación. 

A la mañana siguiente se escabulló en la cama de sus ahora "padres", aún no estaba tan seguro de haber hecho lo correcto al hacer esta petición, ¿será que acaso por lastima le habían concedido aquello? No le traería nada bueno sobre pensar en ese momento. Entre las cobijas, asomó su cabeza en medio de estos, extrañamente habían dejado un espacio donde él podía encajar sin dificultad. 

Cuando miró el rostro de Xie Lian, este si que se encontraba durmiendo muy pacíficamente. Cuando quiso mirar a Hua Cheng sintió una mano apoyarse sobre su espalda, haciéndole sentir un escalofrío en todo su cuerpo, también haciéndole saltar instintivamente, pero esta misma mano le mantuvo recostado boca abajo. Para su alegría (y aunque era algo obvio) se trataba de Hua Cheng, este mismo le hizo una señal con uno de sus dedos, expresándole que guardara silencio. 

Hua Lan a veces se preguntaba seriamente si acaso Hua Cheng dormía, ¿o es que se levantaba antes que todos? También conocía del insomnio, no quería descartar nada. Aún cuando no iba a hacer ruido, un pequeño rechinido. El pelinegro inclinó su cabeza curioso, mientras que el menor cubría su boca con ambas manos, volviendo a dejar escapar el hipido contra su voluntad. 

Hip, hip, hip. 

Hua Cheng formó una pequeña sonrisa burlona con sus labios. — ¿Tanto he asustado a Lan-Er? — el menor negó rápidamente con la cabeza, pero no pudo evitar dejar escapar otro hipido. Sí, efectivamente lo había asustado como para darle hipo, y eso le avergonzaba muchísimo. 

Xie Lian se removió entre las sábanas, abriendo sus ojos lentamente y acostumbrándose a la luz del sol. Al principio era indiferente a lo que sucediera en la habitación, sentándose en la cama, dejó caer su cabello alargado entre su cuello y espalda al estar inclinado. Al ver al menor le tomó en brazos y abrazó suavemente. El más bajo no puso resistencia alguna, Xie Lian siempre era tan cálido y daba gusto estar en sus brazos. 

Aún adormilado, se dió cuenta de los hipidos del menor

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Aún adormilado, se dió cuenta de los hipidos del menor. — San Lang, ¿Lan-er estaba llorando? — bostezó levemente, alejando al menor de su pecho, observándole lo mejor que podía, sin encontrar mejillas u ojos rojizos, ni tampoco labios fruncidos. 


— Para nada, gege. Simplemente le ha dado hipo. — acarició la cabeza de Xie Lian, alejando algunos cabellos de su rostro para poder visualizar sus ojos,  sonriendo levemente en el momento que pudo admirarle. 

—  Gege...A-Lan no se puede quitar el hip- hipo...—  El pelicafé dejó escapar un pequeño "Aww" por lo bajo, no le dió mucha importancia al ser llamado gege otra vez, aún si el permiso lo había pedido el menor, la costumbre no se iría de la noche a la mañana. Palpó su espalda levemente, intentando transmitirle tranquilidad.

— Veamos como podemos quitártelo, ¿está bien? — Xie Lian pensó por un momento. Como si un foco se encendiera sobre su cabeza, utilizó dos dedos para tapar la nariz del menor, obligándole a mantener la respiración. Tristemente, aún sin poder respirar hipó, no se notó muy emocionado pero tampoco decepcionado. 

Futuro Próspero [Hualian] ⚠ BAJO REMODELACIÓN ⚠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora