PASADO
GABRIEL
Miro a Abi mover el cabello color arena de mar y mi anatomía forma una algarabía loca al verla así. Sentada en su pupitre con la mochila rosa en sus piernas, la falda más abajo del muslo y su camisa de uniforme tres cuartos se le ciñe al torso.
Lógico que esté eufórico.
Me mira y saca la lengua, mi mente piensa en lo que haría si la tuviera dentro de la mía.
Me llevaría un coscorrón por parte de mi padre si supiera lo que pienso.
Un pelinegro la asedia diciéndole cosas que la hace reír y mi pecho se sacude al pensarla con otro. Que otro la pueda besar. Abigaíl es bellísima y los chicos que la merodean lo saben, he tenido que aguantarme el que me pongan de puente para llegar a ella, y hacerlo con una sonrisa en la cara.
-¡Hey tú, patas por suelo¡! ¿No tires tan alto vale? El golpe es mayor- giro mi cabeza hasta esa voz, es Leonardo quien se divierte a mi costa con su amigo, su copia. Le saco el dedo medio y siguen riendo. Debo hacer algo, no puedo permitir perder a Abi, por ella estoy aquí en esta escuela de ricos que no hacen más que querer hacerme la vida miserable.
Abi me mira con su cielo y me lanza una mirada coqueta, a la vez que me hace señas para que vea como el chico cae rendido a sus pies. Lo que no termina comprendiendo es que cualquiera caería, ella en sí es un sueño.
Le hago un gesto de disgusto y en tres segundos está a mi lado, cosa que molesta al pelinegro.
-No te enojes Lel, es que Federico me ha invitado a salir pero si no quieres no acepto- sus manos en mi cara me hacen fijar la mirada en sus ojos.
«Debo decirle» aunque no vaya a ser como pienso.
-No quiero- y es verdad. Asiente y se recuesta de mi hombro no sin darme besos en la mejilla.
Me dice que no tiene prisa en salir con nadie que espera a que llegue su príncipe lo que me hace querer retroceder porque si soy un príncipe, entonces sería uno en harapos.
Le digo que debe esperar por el correcto. « Espero ser yo obviamente».
Nos separamos a la hora de clases ya que le llevo un año adelantado. Quedando en vernos a la salida de la escuela para ella llevarme a casa con su chófer.
Pero una cosa es lo que la vida tiene para ti y otra lo que quieres tú para tú vida. Antes de salir de clases un objeto extraño en mi espalda me hace querer girar, y la voz que escucho me detiene.
-Estas en el lugar incorrecto, no perteneces aquí- la misma cantaleta detrás de cada insulto.
Leonardo me hace caminar hasta que llegamos al baño donde hay más chicos reunidos a la espera ¿de quién? De mí que tengo el corazón en un hilo y empiezo a sudar frío al sentir el objeto afilado en mi espalda.
-Calma chicos- se ríen a carcajadas haciendo un círculo dejándome en medio, aturdido cuando Leonardo me lanza un golpe que me hace tambalear.
Su amigo me agarra la chaqueta zafándome cuando otro me agarra y me lanza un puñetazo.
-Abandona el lugar- le lanzo un puño que le parte la boca. Y otro me da una patada en el estómago que me dobla, lo que aprovecha para mandarme al piso y entre todos me dan patadas y no imploro ni lloro. Mi papá me ha hecho fuerte. Cubro mi rostro y toman fotos de mi estado.
-Deja a Abigaíl en paz, es mucha mujer para ti- veo que es el pelinegro quien me advierte a la par que presiona sus zapatos caros en mi cuello.
-Muévete en tu barrio- habla uno. La patada en el pecho casi me deja sin aire
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Invaluable
RomanceÉl tiene metas y sueños por cumplir. El entorno ha sido difícil sin embargo dentro se sí sabe que lo puede lograr, triunfar. Su voz enamora tanto como su novia Abigail con quien está desde la infancia y han perdurado hasta el presente. Los sueños...