GABRIEL
COSAS EXTRAÑAS
Otra vez no me deja abrir la puerta sino que sonríe como una Eva en medio de rosas rojas donde no se sabe si hay más espinas o rosas.
-Un mes y medio trabajando para mí y no te acostumbras a no abrirme la puerta- paso mi mano por la frente mientras conduzco a casa de la señora Emilia. Donde la dejo ya siendo la media noche y no me quedo cuando me ofrece un trago. Me voy a casa un poco preocupado por las cosas extrañas que se vienen dando.
*
Me ubico en el autobús atestado de gente y me sujeto de la barra con fuerza cuando el chófer hace un giro inesperado y el "oh" de la gente acompaña el brusco movimiento que me sacude, es típico este tipo de cosas en mi país. Sacudo la cabeza volviendo a la normalidad y me entra una llamada de mi novia.-Amor- su voz suena extraña como si hubiera llorado.
-Abi ¿Qué te pasa?
Silencio acoge la línea.
-Honey, ¿Por qué has llorado?
-Estoy bien, Lel- obvio que no lo está, ya está. Ya entiendo.
-Es tu padre- solloza deteniéndose al momento.
-¡Niño lindo tu parada!- avisa el cobrador del autobús.
-Ve trabaja y piensa mucho en mí- sonrío con su petición.
-Cada segundo de mi vida lo hago- no dice nada pero sé que está sonriendo. Me dice que me ama y le respondo que yo más al mismo tiempo que me bajo y camino a la puerta que se abre.Como todos los días reviso hasta el más mínimo detalle. Algo no me cuadra y reviso de nuevo sintiendo mi pulso acelerado con lo que puede significar lo que veo en mi computadora. Reviso otra vez mi pulso tomando mayor fuerza y comienzo a sudar.
No es posible en absoluto.
Reviso y mi intento queda a medias cuando recibo la llamada de mi jefe.
-Si señor...
-¡NO PUEDO CREER LO QUE HAZ HECHO!- me deja casi sordo con el grito y sobre todo con la boca seca. Tantos pensamientos que pasan a la vez y no encuentro en cual detenerme.
-Le explicaré si me da unos minutos...
-¡MINUTOS NADA, A MI OFICINA YA!- me cuelga y llevo la mano a la frente por la posibilidades que se avecinan.No Dios, no lo permitas.
Mi corazón galopa a la par que mi mente mientras subo las escaleras de concreto que dan fuera del almacén. Miro al cielo implorándole a Dios y a mi padre que no permitan que me echen, porque es lo que pasará sino me dan oportunidad de defenderme.
Abro la puerta de cristal por el pomo de hierro grueso y el aire con olor a chicle me alcanza los sentidos.-No puedo creer que me hayas estado robando, Gabriel- levanto la mano para que me deje hablar pero la voz que me interrumpe me calienta los oídos.
-Se lo había dicho señor y no me creía.
-¡Cállate y deja de mentir!- la decepción en los ojos de mi jefe me sabe mal.
-Tengo pruebas de ventas de piezas por precios más bajos- me muestra la lista que tomo casi temblando-. Observa las fechas y depósitos hechos a tu cuenta.
-Esta cuenta no es mía, ni si quiera tengo cuenta en ese banco- me altero cuando Paul Castro comienza reforzando las datos que se ven con supuestas demandas que le había pedido.
-Hace tiempo que le dije que Gabriel estaba en malos pasos y aquí están las pruebas.
-¡Estás despedido!- lanza mi jefe mientras tira las supuestas pruebas a mi cara, listas y listas de contactos y números en rojos que "había maquillado" veo las hojas caer al suelo como mi interior se desploma. Sin querer mis ojos se cristalizan y no dejo de tocar mi cuello. Le pido que me deje explicarle bien porque mis números siempre han sido correctos, y mete más cizaña Paul Castro quien me dijo que la pagaría y es lógico que sea un complot de él.-Dale gracias a Dios que por consideración a tu padre no te mando a la cárcel por ladrón- ¡ya está! Así sin más soy un ladrón. Años en este trabajo que con esfuerzo había subido de puesto y ahora, no tengo nada. Es que ni siquiera se qué decir, m mente solo menciona los líos y deudas que tengo como una grabadora.
-Le juro que no he hecho nada.
-Vete ya, Jefe- la burla me da para encararlo. Y está a nada de reírse sin embargo se controla.
-Esto no termina aquí, y ve pensando como saldrás de la cárcel cuando te encierre.
-Nunca lo harás- susurra para los dos. Y la demanda de mi jefe, bueno, ahora ex jefe me hace soltar los puños.
Bajo como en cámara lenta y denigrado por esos idiotas que se creen superiores aunque mi cabeza la dejo siempre en alto, no he hecho nada por lo que no me avergüenzo de nada.
Entro a mi almacén a recoger mis cosas y Patricio se acerca a hablarme.
-Reventón esta noche, lleva a Abi- no contesto y tomo mi mochila-. Ya sé que no es fin de semana pero...
Hace silencio cuando ve que tomo mi mochila y echo mis pocas pertenencias. La impotencia se instala en mi pecho. No es que no vaya a volver a trabajar es que es tan difícil conseguir empleo que quien sabe el tiempo que dure sin nada.
-¡Carajos Gabriel!- se lleva las manos a la cabeza.
-Si ya me lo habías dicho, ya está Patricio- se acerca a preguntarme como pasó y le explico como puedo sintiendo que estoy en shock aun.
-Me voy contigo- lo miro preguntando si se ha vuelto loco y se encoge de hombros.
-No puedes no...
-Shh, somos hermanos ¿Bien?- sale disparado por donde había entrado yo y con mis cosas salgo de ese lugar. Al llegar fuera me espera el desagradable idiota de Paul Castro.
-No sabes el gusto que me da que por fin te vayas de aquí, y lo mejor es que tu puesto es mío- se ríe aunque en el fondo sé que es lo que verdaderamente le molesta. Me acerco dejando mi cara frente a la suya.
-Esto no cambiará nada, tú sigues siendo igual- se le borra la sonrisa haciendo que su cara se enrojezca de ira y coraje. Ahora sonrío yo poniéndolo peor.
-Hermano, deja las escorias en su sitio. Vámonos- retrocedo hasta montar la moto de Patricio rumbo a casa.
En mi habitación no hago más que dar vueltas y vueltas analizando lo que hare con mis malditas deudas. Me siento en la cama; derrotado, impotente y aturdido. Sé quién y las razones, pero me da impotencia necesitar tanto un trabajo. Patricio pone su mano en mi hombro diciendo que las cosas mejoraran. ¿Cuándo lo harán?
Mi madre llega en la noche después de entregar un vestido por encargo, estoy echado en el mueble y camina directa a la cocina para poner la cena como es costumbre en ella, cuando sale sonríe hacia mí pero la sonrisa se borra de su cara al ver la mía.
-Mi niño, ¿por qué tiene esa cara tan apagada?- me enderezo y le cuento lo que paso en la empresa, y es que es tan mala nuestra situación que las lágrimas no dejan de salir. La abrazo y le susurro que las cosas estarán bien aunque a veces pienso lo contrario. El ánimo se le decae y me lanza sonrisas tristes de entendimiento poniéndome peor. Mi novia me manda un mensaje para saber de mí y estribo que todo está bien aunque me llama al instante. Me cuestiona una y otra vez, y para qué darle más vuelta, ya está, se enterará de todos modos así que termino contándole, lo que la hace enojar y maldecir a Paul y a mi jefe. La escucho por largos minutos y me reconforta aun estando en mi peor momento, me divierte oírla tan enojada hasta que terminamos de hablar cuando me dice que vendrá mañana temprano antes de ir a la universidad.
-Compadre venga- miro a Patricio y es increíble con todas las estupideces que salta.
-¿Compadre? ¿De verdad?- mueve la cabeza afirmando.
-Si sabes que eres el padrino de mis doce hijos por qué preguntas- ahora soy quien mueve la cabeza en indignación.
-¿Te imaginas tener doce hijos? Sería como un mini hospicio infantil- se carcajea.
-¡Carajos! Qué bien está esa idea- sube las escaleras y no hago más que reír ya que es lo único que me queda con las ocurrencias de mi amigo. Al minuto baja con una camiseta blanca y la chaqueta marrón que me lanza.
-Mueve tu culo de ahí y salgamos- mi cara le dice lo dispuesto que estoy para salir.
-No acepto no, así que no me hagas perder el tiempo.
Resoplo aunque me pongo la ropa y salimos en su moto hacia no sé dónde. Se detiene minutos después en el bar que había venido varias veces, donde me encontré con la señora...
-Iré por los tragos, tu siéntate que nos pondremos piripi hasta la médula- me siento y saco el móvil revisando las fotos que tengo de Abi. Miro sus ojos azules mientras sonríe a la cámara con esa bella sonrisa tan dulce que tiene. Su cabello de desparrama por los lados de la cama cubriéndolo todo y sus dedos forman un corazón. Paso a otra en la que hace pucheros viéndose tan dulce como es su esencia. Y es cuando me doy cuenta que pese a los años que tenemos nunca me ha mandado una foto en ropa interior, mucho menos desnuda, su inocencia me enamora más.
-Siempre viéndola de esa manera tan infantil- una cosa extraña me recorre el cuello cuando hablan erizándome la piel en el proceso. No giro, sin embargo asiento.
-Compadre aquí están...-enmudece cuando ve a la mujer que se posa frente a nosotros con un vestido que trasparenta sus pechos haciendo que Patricio salive.
-Buenas noches Patricio- su voz por que demonios tiene que sonar tan sensual.
-Ho...buenas...hola-me rasco la nuca y miro a patricio para que espabile.
-Hoy no tengo trabajo con usted, señora- tuerce el gesto cuando escucha esa palabra y me doy cuenta que no le agrada mucho.
Se sienta a mi lado acomodando sus piernas y el vestido sube unos milímetros más.
Sus piernas brillan.
-Patricio, ¿Me darías unos minutos a solas con tu amigo?- le hago señas para que no se atreva a dejarme con esta mujer, supuestamente era noche de embriagarse. Sin embargo el muy maldito dice que sí y se lleva su trago haciendo que tome el mío y me lo beba de un trago, pidiendo otro y repitiendo la acción.
-Calma que no sabes beber- levanto la vista hacia como una exhalación, es insólito que me diga eso.
-Claro que sé beber- llama al camarero y asiente sabiendo lo que ella pedirá.
Me habla de que quiere que la lleve el fin de semana a un pueblo en el interior donde tendrá una reunión de negocios con un importante empresario. Asiento porque de todos modos es mi trabajo, y ahora no tengo uno fijo. Me pregunta qué pienso y le digo que nada cuando llega lo que pidió dándome cuenta ahora que había pedido uno para mí también. Busco con la vista a mi falso amigo y no lo veo. Tomo el vaso y me lo bajo todo con sensaciones extrañas en mi cuerpo.
-Despacio Gabriel-me clava su vista miel en mis ojos y una chispa en su mirada me atrae.
No, no pensé eso.
-Me voy- me levanto cuando el piso se mueve debajo de mis pies y alcanzo a agarrar la butaca, ella me rodea para sostenerme y su olor vuelve hacer estragos en mí. No puedo creer lo que estoy pensando. Me zarandeo alejándome y lo que hace es reírse mostrándome su perfecta dentadura.
-Te dije que tomaras despacio- gira su cabeza buscando a...un seguridad que viene en mi ayuda. Le dice algo al oído, este me ayuda y sigo buscando a Patricio pero sin éxito.
-Ya puedo yo- hago que me suelte y salgo a la calle el aire golpeándome la cara. Estoy mareado. Unos brazos me rodean la cintura y se siente extraño, sus uñas me acarician. Me giro con ellos aun rodeándome y lo peor es que no es Abi, pero...reacciono alejándole.
-Muñeco- tengo que alejarme de esta sensación, es extraña, rara y me...
-¿Dónde estará Patricio?- comienzo a desesperarme, gira mi cabeza tomando mi cuello a la par que señala un sitio donde veo a Patricio metiéndole la lengua hasta la garganta a una morena.
¿Qué voy a hacer con él y su promiscuidad? La señora Emilia masaje mi cuello y me despego como si quemara su tacto. Se planta frente a mí sin miedo, sin dudas, su brillo perverso sigue en su mirada y muerde sus labios haciéndome contemplar el gesto en cámara lenta.
-Vente conmigo- me toma de la mano y la retiro alejándome de ella. Es una estupidez, tengo novia y esto está...camino sin fijarme donde voy terminando en el pasillo oscuro del local. ¿Ahora como salgo de aquí? Me devuelvo por donde llegué pero...
El choque de su cuerpo me detiene al instante. ¡Dios! Su maldito olor me tiene jodido.
-¿Dónde vas?- su voz susurrante, como un ronroneo de gata en celo. ¿Qué maldita sea me pasa? Mi cerebro grita que me mueva y mis pies no obedecen. Sus manos entran en mi cabello y desliza sus dedos lentamente por mi cara. –.Te vieras más irresistible con barba- me dice y no hago más que mirar sus ojos y su boca, pese a la oscuridad que hay en el callejón. No hago nada más repetirme que me aleje de aquí, de ella y de lo que representa.
-De-ja-ja-me- no puedo si quiera hilar una frase coherente y lo nota sonriendo perversa, al igual que nota otra cosa en mí que crece aun contra mi voluntad. Toma mi mano izquierda mordiendo el dedo índice haciendo que trague saliva.
-Provocas lo mismo en mí, mira- lo pasa por encima de sus pechos y sus pezones están erectos, duros, mi boca llama a...sube su dedo a mis labios acariciándolos, sus ojos me miran con deseo, como el lobo a la presa. Respiro su aliento fresco, ¡joder! Mi boca se hace agua, mi saliva se aligera. Todo mi cuerpo siente cosas extrañas, demasiado extrañas y su mano camina al sur de mi cuerpo donde acaricia mi polla sin dilación ni penas.
-No hagas...- es lo último que alcanzo a decir cuando su boca se estrella con la mía mordiendo mi labio con deseo feroz. No puedo reaccionar, mi boca le responde a pesar de la advertencia de prohibido que hace mi cerebro. Mis manos no la tocan pero ella sigue presionando mi polla que late por lo mucho que me pone. Mi boca siente su lengua cuando la introduce, sabe dulce con whisky y la chupo sin control y es que desde que la vi hizo que...
-Has engañado a tu noviecita- suelta de pronto volviéndome a la normalidad.
-¡Estás loca! ¡No vuelvas a besarme!- al fin logro separarme de ella y estoy hecho un memo por dejarme absorber de esta mujer.
-Ese beso me ha dejado con ganas de más, no creí fuera tan delicioso- pasa la lengua por su labios en un acto de pura perversión. No digo más porque sé que estoy mal yo tengo novia, una novia que amo y deseo como a nada en el mundo. Camino airado por dejarme seducir de ella.
-¡El fin de semana en mi casa, a las 2!- la oigo decir y maldigo todo recordando quien soy y lo que tengo.
Paso por el lado de patricio quien al verme me sigue como una exhalación dirigiéndonos luego a casa.
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Invaluable
RomanceÉl tiene metas y sueños por cumplir. El entorno ha sido difícil sin embargo dentro se sí sabe que lo puede lograr, triunfar. Su voz enamora tanto como su novia Abigail con quien está desde la infancia y han perdurado hasta el presente. Los sueños...