Invaluable

Capitulo 15

                                                                            CODICIA

GABRIEL

Estoy muy d decepcionada Gabriel.

Es niña te ha amado y respetado.

Tu padre no se sentirá orgullo de esto Gabriel.

Tu padre y yo nuca fuimos desleales.

Sus ojos censurantes no me abandonan mientras bebo de la botella, todo eso es cierto, cada cosa que dijo, ¿Pero cómo hago para explicar que cada que veo a ese mujer se me enciende el cuerpo? ¿Me lo busqué? ¿Fue intencional? No. Es algo que pasó y que quise ocultar y romper pero no pude, finalmente sus labios endiablados y sus ojos de leona me ganaron, su cuerpo de maldita me sustrajo la razón que tenía. Me gano y no pude rebatir eso.

Detengo el autobús y camino hasta su casa, entro a la mansión que toco y me abre su empleada sonriente. Me hace pasar cuando le pregunto por su jefa y me dice que se encuentra arriba, entonces subo sin más. Estoy cansando de contenerme y solo quiero una cosa que tengo atorada en el cuerpo. Y que me pide a gritos y quiero escucharlo pese a que me reprende por otro lado.

Toco su puerta y el pase despacio que vocifera me hace mover mis pies adentro viéndola en bata de seda que se amolda a cada curva de su figura y es que me llama cómo se contonea y como sonríe malvada, es la diabla de mi cuento y la dueña de mis pesadillas húmedas nocturnas.

Me mira sabiendo bien cómo me pone y no espero que me diga nada en absoluto la quiero coger y ya está.

Por eso la tomo por las muñecas levantándola y me adueño de su boca con la mía deseosa, fogosa y fervorosa por andar dentro de la suya y me corresponde el nivel del beso que le arranco. La aprieto contra mi polla y la estrujo contra ella por el trasero redondo y grande de la que es dueña. Mi polla sube de nivel cuando siente el rose de su coño contra ella, y saca el gruñido que me acelera las ganas de cogérmela, suelto sus manos bajando a su entrepierna y levanto la pierna que dejo en mi hombro a la vez que meto la lengua en su coño y está húmedo, resbaladizo y sabroso lo que me incita a seguir comiendo su coño. Aprieto su trasero pegándome más quiero absorberla lo más que pueda, quiero saciarme y soltar este gusto envejecido que tengo desde que la vi. Porque desde ese momento he lidiado con hacer esto, y me he evadido pero no más.

Pega más mi cabeza a su coño que embisto con mi lengua penetrándola con ella en su cavidad sintiendo la humedad que suelta que la pone más resbaladiza, y chupo sus labios enloqueciendo a mi polla por el placer que le doy siendo lo que ansiaba.

Me detengo elevando mi peso del piso y fijo mis ojos bajo los suyos de leona sensual con esa descarada sonrisa envenenada de la que es dueña. Me mira ansiosa porque sé que también lo quiere y me quedo como Dios nos trajo al mundo colocándome el condón acercándome a su fragancia que me hace perder el razonamiento llevándola hasta la ventana en la que la volteo y dejo sus manos en el cristal de la misma a cada lado mientras separo sus piernas con la mía y meto el dedo en su hoyo que paseo desde su coño hasta su periné abriéndole y entrando los dedos en su hendidura mojada. Inhalo.

Respiro porque mi pecho se acelera y sigo moviendo mis dedos mientras ella echa su cabeza hacia atrás y mueve las caderas buscando que me hunda en ella aunque no lo pida.

Sigo trabajando mis dedos en su coño y chupo su cuello bajando hasta su espalda mordiéndola en el proceso, envuelvo en un puño la raíz de su cabello y llevo mi boca a su oído...