15. [FINAL] A mi usuratonkachi:

428 42 11
                                    

'' A mi usuratonkachi:

Escribo esta carta con la intención de despedirme. La última vez no lo hice, por eso es que ahora no quiero dejarte sin más.

No quiero que te culpes a vos mismo por mi cobardía. El problema acá siempre fui yo. No estoy hecho para vos, no estoy ni jamás estaré a tu altura. Te amo, y eso lo sé muy bien; lo que no sé es cómo amarte bien, ¿cómo puedo darte el amor que te merecés si ni siquiera logro dármelo a mí mismo? ¿cómo puedo aceptar como si nada todo el amor que querés darme cuando sé muy bien que no lo merezco?

Tal vez estoy volviendo a ser egoísta, decidiendo esto por mí mismo. Pero sé perfectamente que a la larga vas a agradecérmelo. Vas a ser feliz con una persona que sepa amarte como corresponde, y por mi parte, voy a ser feliz sabiendo eso.

Tengo que confesarte que, desde el primer día que te conocí, siempre fuiste mi lugar feliz, mi seguridad, mi hogar. Siempre me sentía acompañado cuando estaba al lado tuyo, aunque fueras tan molesto que deseaba patearte hasta dejarte inconsciente.

Al principio comenzó con una pequeña e inevitable conexión; el rechazo. Vos, rechazado por tener al demonio de las nueve colas dentro tuyo. Yo, rechazado por ser el único sobreviviente de un clan maldito. Podía ver que también estabas solo, sin nadie que te esperara en casa, nadie que te felicite por tus logros, sin nadie que te abrace hasta que el mundo se te arregle.

La diferencia entre vos y yo (y la razón por la que solías fastidiarme) es que vos te esforzabas por seguir tu vida y formar tu futuro, sin mirar atrás, regalándoles cálidas sonrisas a las mismas personas que podrían escupirte la cara. Vos ahí con un sueño real, y yo con ansias de sangre. Ahí comencé a entender lo diferentes que éramos y que, de hecho, seguimos siendo.

Más tarde nos pusieron en el mismo equipo. Me irritaba lo inútil que solías ser y lo mucho que estorbabas. Pero una parte de mí deseaba que sea de esa manera; sentía curiosidad por conocerte más en profundidad. ¿Qué era lo que te hacía ser tan positivo? ¿Qué era lo que te impulsaba a seguir adelante? Y, sobre todo, ¿qué era lo que me impedía ser como vos?

Sin embargo, me hirvió la sangre cuando vi lo fácil y rápido que mejorabas tus técnicas. Me envenené de envidia al darme cuenta que ya no solo me superabas como persona, sino que como shinobi también. Ya no era yo el que tenía que protegerte a vos, sino al revés.

Ahí fue cuando quise convencerme de que te odiaba. Pero, antes de poder darme cuenta, yo ya estaba completamente perdido en vos. En esa sonrisa y risa traviesa, en tus ojos que iluminaban más que cualquier luz, en esa manera de poner a los demás antes que a vos mismo.

Entonces tuve una larga y difícil lucha conmigo mismo. Tenía que despreciarte, verte sólo como un obstáculo, o mínimo tendrías que darme igual. Pero ahí estaba mi corazón palpitando fuerte cada vez que te veía llegar, mi cabeza repitiendo tu imagen una y otra vez, mis celos cuando te acercabas a alguien más; con vos me pasaban tantas cosas que no comprendía, que comencé a agobiarme.

Siempre supe que tenías razón, Naruto. Que no necesitaba de nadie más que de mí mismo para hacerme fuerte y cumplir mis objetivos. Pero el pánico se apoderó de mí. Tuve miedo, porque la última persona que había sido mi lugar seguro me había traicionado. El confort que me daba estar a tu lado era casi el mismo que sentía con Itachi, y eso me asustó.

Así que sí, podría decirse que entre los dos, yo soy el ''miedosito''.

Hace unos días terminé de captar la principal diferencia entre nosotros: vos brillas, mientras mi lugar está entre las sombras.

Eclipse [ Sasunaru ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora