30. Infeliz Halloween

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"Cada vez estamos más cerca de la verdad.PORFAVOR me apoyarian mucho VOTANDO Y COMENTANDO eso me aníma mucho a seguir. Gracias por todo y que la fiesta empieze...suerte ;)"

Capítulo 30
Olivia Rotshild

Mis piernas iban avanzando por el pasillo rápidamente mientras agachaba la cabeza. Mis mejillas ardían con intensidad, jamás imagine que mi presentación causaría este revuelo.

—Ridícula...—pronuncio Amber, observando detenidamente el video que se reproducía en mi móvil.

Tense el rostro y me gire a mirarla con reprensión —¡Amber!

Ella me compartió una sonrisita y justifico — Lo siento, pero... ¿Por qué te pusiste a llorar de esa manera? No es que te lo este incriminando, solo intento comprender.

Le torcí la boca con fastidio, y me limite a hacer silencio hasta llegar al salón de música.

Habían pasado dos días desde mi trágica presentación. Fui consciente de que las personas grabarían, pero no lo fui, cuando comencé a ver mi rostro convertido en un meme viral por todos lados. Al parecer alguien subió mi presentación a internet, y desde entonces no he parado de recibir mensajes en mis redes sociales, nunca he sido alguien que le importase los números, pero todo se salió de control. Mis cuentas habían aumentado algunos ceros desde entonces, ¿Cómo? Ni yo lo sé. El hecho es que ahora, todos, absolutamente todos, saben que existo. Y que peor manera de saberlo que por un video tuyo llorando.

Amber, corrió detrás mío, ya que me le había adelantado por mucho.

—¡Olivia, espera! — se posiciono frente a mí, obstruyendo mi camino — No le veas lo negativo a todo, ¡Ahora eres popular!

Desorbite mis ojos y le tape la boca al mismo tiempo que oía como un par de muchachos que pasaban por nuestro lado, y empezaban a murmurar.

—"¿Esa no es la loca que se puso a llorar?"

—"La mismísima llorona" — dictamino él, divertido.

Me froté el rostro, y volví mi atención hacia la pelirroja - Joder, Amber. No digas mi nombre en voz alta.

Ella alzo las manos a señal de rendición —Per-dón.

Consiguiente a ello, me adentré al salón y me senté en la ultima fila. Quería pasar desapercibida, no obstante, todos empezaron a murmurar apenas me vieron entrar.

—Mierda.

La pelirroja resoplo por la nariz con fuerza, miro con mala cara a algunos de los brabucones y se apresuró a sentarse a lado mío.

—No les hagas caso. Son unos imbéciles- aclaro ella sin darle tanta importancia.

Exhalé con pesadez y me encogí, posando mis pies en las rejillas que yacían en la parte baja de mi mesa. Miré para la ventana y cerré los ojos, deseando que todo pasara pronto.

Bastaron unos cuantos minutos, para que la maestra ingresara al salón mientras mordisqueaba una manzana. Puse los ojos en blanco y me reacomodé en mi asiento, colocando mi mentón en el puño que había formado para sostenerme. Le di una mirada cansada a la maestra, luego a la pizarra, y finalmente a Ethan.

¿Ethan?

¡JODER, LA TAREA!

Me di la vuelta hasta quedar frente a frente con Amber.

—He olvidado totalmente la tarea— murmure frenética.

Amber, me miro con asombro y pronuncio —¿Y qué harás?

Tu eres mi canciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora