20. Noche reveladora

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"Este es un capítulo muy especial, espero lo LEAN COMPLETO y lo disfruten mucho. No olviden VOTAR Y COMENTAR"

Capítulo 20
Ethan Babcock

¿Cómo podría describir este día?

Pues básicamente, una absoluta mierda.

Mamá se marcho hace unas horas dejándome absorto y sin opciones. No entiendo porque quería destruir mi vida de esa manera, pero ahora que lo pienso, siempre lo hizo. Desde pequeño me obligo a hacer cosas que no quería, como, por ejemplo: el internado de Alaska o el intensivo en New York. Ella siempre se esforzó por alejarme lo más posible de una vida "normal", una con amigos, una con una novia o simplemente en la que yo tuviera la opción de elegir.

Vaya que se me olvido contar que estuve prohibido de tener una relación amorosa hasta los 16.

¡¿Es posible eso?!

Pues para mi madre, sí.

No quería tocar el tema de la muerte de papá ni de su recuerdo, dolía aún, y mucho. El recuerdo de las noticias... y de cada segundo de ese día, aquejaban mi mente con frecuencia. Por ello mismo y por mi seguridad, nunca toque ni tocaría el tema con nadie.

O eso pensé.

No era mucho de hablar de mi circulo mas querido, es decir, mi familia y amigos más cercanos. No obstante, toda Francia te podría hacer una reseña exacta de cada uno de los Babcock, y viéndole el lado bueno, al menos los chismes no habían llegado a este pueblo.

Y se podría decir que eso me hacía sentir más seguro.

Cambiando de tema, apenas ayer había tenido una larga charla con Clarice, mi tutora aquí y la dueña de la escuela Warrol. Una charla que no estuvo prevista, que simplemente fluyó.

—Hola Clarice—saludé con un beso en la mejilla.

—Puedes sentarte donde quieras pequeñuelo— musito con un tono cantarín.

Clarice poseía dulzura en sus actos, en su manera de hablar con las personas y en su vida en general, eso incluía el poner apodos tiernos.

Le compartí una de mis mejores sonrisas—Me alegra que se tomára unas vacaciones para regresar a Londres.

Vaya que si— dijo inexpresiva — Tuve mucho por hacer en Canadá. La cadena de escuelas se esta esparciendo por los continentes y ya te imaginaras el trabajo que eso conlleva...— terminó de decir con una sonrisa divertida pero exhausta.

Supongo que si...

¿Cómo estas tú?— preguntó ella apoyando uno de sus codos en el sillón de su oficina.

Suspire con intriga. Eso mismo me pregúnto todos los días.

Bien— mi respuesta fue inestable y forzada.

Los azules ojos de Clarice se clavaron en los míos por unos segundos.
Puedo ser vieja, Ethan. Pero no soy tonta— interpelo ciñendo su pecosa frente.

Mañana llega mamá...— mi mirada viajo hasta el piso marmoleado para intentar no mostrarme nervioso ante ella.

¿Entonces porque te acongojas? Eso debería alegrarte.

Sus términos bíblicos me causaban un poco de risa, lo admito.

Pause un poco para sobrellevar lo gracioso del momento y continúe —Usted sabe cómo es Sarah...

Tu eres mi canciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora