36. Hasta pronto...

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"Oficialmente, este es el penúltimo capítulo. No sé que decir, asi que solo les pido que si me quieren apoyar pueden VOTAR, COMENTAR Y RECOMENDAR ESTA HISTORIA. Gracias por todo. Ahora sí, a llorar."

Capítulo 36
Olivia Rotshild

31 de diciembre

Han pasado algunos días desde que recibí la beca, y aún no encontraba el valor necesario para decírselo a mi madre, o siquiera, a Ethan. Tenía miedo de enfrentarme a la realidad, de que mis sueños se estamparan contra la pared una vez mencionados. Tampoco quería decepcionar a mis padres, aunque estaba segura de que me apoyarían sin importar mi decisión.

Mi sueño era ese, el viajar por el mundo, conocer nuevas culturas; y a la vez, compartir lo que he guardado por mucho tiempo, mi voz. Quería cantar hasta quedarme afónica, bueno, no a tal punto; pero sí, compartir un mensaje con ello. Ese era mi más grande sueño.

Mi mente divagaba, mientras que, con el dedo índice, repasaba la tela del vestido verde menta que usaría para la fiesta de esta noche. Una de las amigas de mamá nos invitó a festejar año nuevo en su casa, esta quedaba solo a unas horas de donde nos encontrábamos, lo cual lo hacía un poco más aceptable. Ethan, iría, en eso habíamos quedado. No quería que lo pasase solo, así que, lo invité. Mamá estuvo de acuerdo, de hecho, le maravillo la idea, ya que solo alguien sobrio podría manejar de vuelta a casa, y definitivamente esa persona no sería ella.

—¡Olivia, debemos irnos! — espetó mamá, demandante desde las escaleras — ¡¿Estás lista?!

Estiré mi mano hasta la mesita de noche y visualicé la hora, era muy tarde.

—¡Ya voy! —grité, lanzándome a la cama para quitarme la ropa a jaladas.

Los jeans que llevaba puestos eran tan apretados que demoré unos minutos en quitármelos, pero finalmente, lo logré. Me coloque el vestido, repasé mi cabello con el cepillo una vez más, aplacando los pequeños mechones desordenados con laca y encaje mis pies en los incomodos tacones. Al levantarme de la cama, me sentí como en otra orbita, realmente los tacos me elevaban mucho.

Baje los escalones con cuidado, y me posee frente a mamá para que calificara mi ouffit. Su mirada se posó en mi vestido. Lo crítica que estaba siendo, me forzó a estirarlo hasta un poco más arriba de mis rodillas.

—Creo que te falta algo…— dijo ella, volviendo a inspeccionarme — Un collar.
Lleve mis manos a mi cuello, percatándome que, en realidad, no llevaba nada ahí. Direccione mi mirada hacia el árbol de navidad, el collar no estaba ahí.

—Mamá, el collar…— caminé hasta el pino —…No está.

—¿Hablas de este collar? —cuestionó, a mis espaldas.

Giré de inmediato, y sí, mamá tenía el collar en sus manos. Exhalé y tomé una bocanada de aire, aliviada.

—Que susto me he llevado — murmure, tomando el dije entre mis manos.

—Lo vi en la punta del árbol, ¿se puede saber qué estaba haciendo ahí?

—Ethan, me lo regaló. Y como no teníamos estrella, colocamos el collar. Hay un dije de estrella, ¿lo ves?, es hermoso. — exclame, con fascinación.

Mamá, hizo un ademán con su mano para que me volteara y me lo colocó. El recuerdo de la beca volvió a mi mente en ese instante, ¿era el momento de contárselo? La presión de que nadie supiese de ello me causaba cada vez más incertidumbre.

—Mamá… ¿puedo contarte algo? —expuse, insegura.

—Por supuesto que sí. ¿Qué ha pasado? ¿El muchacho ese te ha hecho algo? Dímelo, porque te juro que…

Tu eres mi canciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora