XI.

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—¿Una fiesta?—pregunta Chris a Amanda.
—Si, a todos mis guerreros les ha estado yendo muy bien en batalla, merecen una fiesta de recompensa—dice Amanda, está recostada sobre un sillón mientras el espartano masajea sus pies.
—No quiero una fiesta, quiero otra cosa.—.

La mujer retira los pies de su regazo y se acerca poco a poco al hombre, dejando sus caras solo a centímetros. Con su mano izquierda aprieta la cara de Chris y roza sus labios susurrando:—Pídeme lo que quieras, mientras seas mío, todo será tuyo, mi gladiador.
—Supongo que pedir mi libertad sería muy codicioso.—le responde él, en un mismo susurro. La mujer suelta su rostro y lo empuja a un lado.
—¿Tanto la quieres? ¿Qué acaso no te doy todo? ¿Acaso no vives con todas las comodidades? Dime un esclavo que tenga todo esto. Tú eres libre, puedes verlo como un trabajo si así lo quieres.—Amanda se levanta del fino mueble y camina hacia el balcón.
—Si fuera un trabajo, no podría renunciar—Chris rápidamente la sigue.—No es que no me guste estar contigo, si por mi fuera, me quedaría aquí y te haría mi esposa y haríamos el amor todos los días, pero tengo un deber, no puedo darte mi corazón porque este se encuentra en Esparta, y me temo que no saldrá de allí en un tiempo.
—Entonces jodete. Vendrás a la fiesta, es mi última palabra.

...

Seda morada envuelve el cuerpo de Amada mientras sus empleadas la visten, su cabello decorado de hermosas flores de su propia mercancía, parece la más hermosa flor de Nimes, aunque sin una sonrisa en su rostro. La puerta de sus aposentos es tocada, y una voz grave habla desde el otro lado.

—Está todo listo mi señora, los invitados están llegando—dice Aquiles—El único problema es el Espartano, se niega a ponerse la toga y capa de celebración.—la mujer suspira al escuchar eso.

—Gracias Aquiles—yo me encargo de eso. Puedes irte a la fiesta, pásalo bien.—con una pregunta muestra de respeto el hombre se retira.

La mujer busca a Chris por cada esquina de su finca, y termina encontrándolo es una pequeña sala de descanso que suele ser usada por el personal, levanta la cortina de tela y entra a su encuentro.

—Creí haber sido clara con mis instrucciones, te quiero vestido y en la fiesta.—dice Amanda, él se encuentra sentada sobre una mesa hierro.

—Nadie puede obligarme a ir a ningún sitio.

—Es en tu honor, por lo menos deberías pasar, ten algo de respeto.

—Algo que no pedí ni quiero, no iré. Así que no me importa quedarme sin premio, al fin y al cabo estoy trabajando. Y no debes mal acostumbrar a tus empleados.


—Mmm, entonces déjame darte un regalo especial solo para ti—Amanda le dice subiendo sus manos por sus muslos—Toma esto como tu premio.

La mujer cae de rodillas ante el espartano, en medio de sus piernas, empieza a pasar su lengua por los lados de sus muslos, y él poco a poco retira la parte de abajo de su ropa, una vez esta fuera ella pasa la lengua por toda la longitud del falo, escuchándolo tomar aire, se encarga de pasar su lengua por absolutamente toda la longitud asegurándose de verlo a los ojos cuando introduce la punta en su boca, la respiración de Chris se acelera cuando ella ahueca sus mejillas y va tomándolo cada vez más en su boca, todo esto sin romper miradas, su cabeza sube y baja a un ritmo placentero que lo hace echar su cabeza hacía atrás, puede sentirlo vibrar en su boca cosa que la hace gemir, lo cual envía más placer a la virilidad del hombre, Amanda comienza a apretar las piernas buscando fricción, los gemidos del hombre son como música que que la enciende, puede sentir que él está cada vez más cerca de acabar, y cuando sabe que está a punto saca el miembro de su boca y se levanta.

—¡¿Qué crees que haces?!—exclama él acelerado—Ven aquí.

—Termina tú mismo, cuando yo digo algo, es definitivo, eso te enseñará. Aquí la señora soy yo.—Amanda se voltea y se encamina hacia la cortina para salir pero es jalada y postrada sobre la mesa.

Una respiración pesada y acelerada en su oído la hace temblar:—Esto se acaba cuando yo lo digo—habla el hombre de forma ronca.

La pone boca abajo en la mesa, y ella escucha sonidos que indican que rasgaron algo; su vestido. Chris se asegura que las piernas de Amanda estén juntas y dice:

—Muy bien, si las ordenes de la señora son ley, entonces lo haré yo mismo.

Poco a poco mete su miembro en el espacio entre los muslos de Amanda, pero no dentro de ella, comienza a embestir rápidamente entre sus piernas, con las mismas de él se asegura que no las separa, la punta de su miembro toca su bulto de nervios lo suficiente para hacerla temblar pero no para saciar su excitación.

—¡Basta!, ¡Házlo de una vez!, ¡Por favor!
—Usted dijo que lo hiciera yo mismo mi señora, y eso estoy haciendo, solo necesito una pequeña ayuda.
—Por favor...—la voz de ella se vuelve pequeña—Necesito más, por favor...—.

El hombre no escucha y acelera sus embestidas haciendo que la punta toca más el botón de nervios. Ambos no contaban con voces acercándose a la sala, que solo los oculta con una cortina.

—¿Señora? ¿Está usted allí?—es la voz de una criada, al momento de Amanda contestar las palabras quedan en su garganta al sentir como por fin entra en ella.

—¿Qué esperas?—dice Chris—Contesta.—y comienza de nuevo a embestir.

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⏰ Última actualización: Nov 05, 2021 ⏰

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Spartan ||Chris Evans||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora