VII.

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El ruido del Coliseo es algo que no tiene comparación, combinado con la emoción y perversión del evento eran la combinación perfecta para un día movido en la vida de Amanda. Sus dos campeones Apolo y Aquiles se encontraban a su lado izquierdo admirando lo que quedaba del evento luego de ambos llevarse la victoria, a su lado derecho se encontraba Minerva, y no se hablaba de la diosa sino de la hija de un alto magnate de Nimes, podría llamarse también una no muy agradable conocida de la joven.

—He escuchado que tienes a un atractivo gladiador en tus manos Amanda, espero que no te hayas rebajado tanto como para estar con un esclavo—dice Minerva con voz cantarina mientras bebe de la copa de vino en sus manos.

—No sabía que gozabas de admirar las peleas en el Coliseo, Minerva.

—No admiro las peleas, sino a los peleadores, algo muy distinto, Amanda. De todos modos le deseo suerte a tu campeón. Y si no pierde claro me gustaría un poco de tiempo a solas con él.

—No sé si eso sea posible.

—Creí que no tenías nada con él.

La joven miró a la otra con molestia en sus ojos, sabía cuál era su juego y lastimosamente había caído en el, también no pudo evitar pensar en si Chris tal vez si la llegara a tocar a ella, si era así se daría cuenta que él no gustaba de Amanda, pero si no ella comprendería que él realmente era un hombre de honores.

—Me refería a que no creo que simplemente deba darte ese premio asi, me gustaría una paga a cambio.

—En este mismo instante mando una caja de joyas a tus aposentos querida amiga.

—Me parece una oferta justa.

En eso el gran campeón espartano sale a la arena de batalla, contra él esta vez peleaba un hombre menos corpulento que el anterior, pero eso significaba más velocidad en los ataques. Eso era algo que me tenía preocupada. El gladiador espartano alza su espada con dejes de grandeza y apunta su arma hacía mi.

—Esta batalla es para usted mi señora, le debo todo y justo hoy le debo la victoria.

La joven no pudo evitar sonreír ante eso, estaba emocionada por primera vez en mucho tiempo, un sentimiento de calidez se instaló en su pecho.

—Pensaba que no tenías ese tipo de relación con él.—dice el rubio Apolo a un lado de ella.

—Y no la tengo, solo está agradecido conmigo.

—Yo también lo estoy y no por eso me llamas a tu despacho cada noche—entra a la conversación Aquiles.

—Chicos si estaban celosos podían decirmelo.

—No lo estamos, solo queremos lo mejor para usted mi señora.

—Lo mejor para mi es que ganen las batallas, y eso lo logro si trato bien a mis gladiadores. ¿Todo claro ya?

—Si, mi señora—responden ambos hombres para luego quedar en silencio.

Y la batalla comienza, el rival es el primero en blandear su espada contra el espartano quien esquiva o bloquea cada uno de los ataques con su escudo. Su oponente es rápido y Chris sabe que lo más sabio sería atacarlo por las piernas para debilitarlo, choques de espadas se escuchan mientras Chris avanza contra su oponente, es una de las batallas más reñidas que se han visto en un largo tiempo, todo parece ir bastante parejo hasta que pasa lo peor. El contrincante hace un corte bastante profundo en el hombro del espartado, toda la arena queda en silencio expectanto el próximo movimiento de Chris quien está agachado con la sangre saliendo de su hombro y la cabeza gacha, una preocupación surge en mi hasta que levanta la cabeza y lo veo sonriendo. Tanto su oponente como yo quedamos desconcertados ante esto, el hombre trata de hacer otro ataque mientras Chris está en el suelo pero el espartano más veloz que un rayo lo atraviesa con su espada en todo el abdomen, una vez muerto en el piso el campeón corta su cabeza y la levanta hacía mi creando una nueva horda de vitoreos y gritos de júbilo, otro más cae ante la fuerza de Esparta.

Spartan ||Chris Evans||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora