𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐: 𝐁𝐢𝐞𝐧𝐯𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐚𝐥 𝐭𝐫𝐞𝐧.

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── Tranquilo. ── Pidió Peralta tartamudeando.

── Yo estoy retranquilo. ── Respondió el Pollo, sin expresión en su rostro.

── ¡Mira cuántos somos nosotros! No te van a alcanzar tus balas. ──

── Vos quedate tranquilo que tengo seis y son todas para vos solito, ¿eh? ──

Peralta quedó sin habla, notando como la situación se había salido de las manos por completo. Ricardo miraba todo sorprendido por la actitud de su amigo quien no estaba intimidado en lo absoluto.

── Ahora vamos a hacer una cosa, ¿eh? Van a agarrar sus cosas y se van a ir por el agujerito ese que rompieron, y lo van a levantar, lo van a tapar ahora mismo. ¿Entendiste? ──

── Ustedes están tan alterados, chamigo. ── Peralta se balanceó en su lugar, nervioso. ── Calmense ya. ──

El Pollo lo pateó en el estomago, tirandolo al suelo y sobresaltando a todos.

── ¡Que se vayan ya! ¡Dale! ── Lo apuró, sin dejar de apuntarle a la cabeza.

── Ya escucharon, muchachos. ── Tartamudeó Peralta, rendido ante el Pollo.

Uno a uno, los hombres volvieron a su territorio por medio del agujero que ellos mismos habían hecho. Walter aprovechó y los obligó a dejar las cosas que habían entrado, entre ellas una planta. Peralta trajó unas lamina de madera y, bajo la supervisión de todos, comenzó a tapar el agujero hasta que consiga los materiales. Nathy se sentó apoyada en la pared junto a Ricardo y Walter, quienes segundos atrás habían fabricado una improvisada hoguera que les daba calor. El Chiqui le daba agua a la planta por medio de una botella, ajeno a toda la situación.

── Bueno, che, yo me tengo que ir a devolver a los perros. ── Walter se levantó de su lugar. ── ¿La guita, que onda? ── Se dirigió a Ricardo.

── Pasate mañana que va a estar. ──

── Vos no estarás pensando en cagarme, ¿no? ──

── No, te estoy diciendo que mañana va a estar. Venite. ── Insistió Ricardo.

── Mirá que te lanzo la jauría, loco. ── Amenazó.

── Andá que está todo bien, Walter. ──

El de gorra, luego de unos segundos, salió de la habitación silbando mientras era seguido por los canes. Los ojos de Natalia se iban cerrando poco a poco, tenía sueño y Ricardo lo notó.

── En la otra habitación hay un colchón si querés dormir. ──

── Joya, gracias Ricky. ── Natalia le sonrió, recibiendo el mismo gesto por parte del de ojos claros. ── ¿Después venís, Chiqui? ── Le preguntó mientras se levantaba.

OKUPAS || FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora