William se levantó de la cama molesto al escuchar por octava vez la misma risa maníaca. Su reloj marcaba las cuatro de la mañana en luces rojas brillantes, ¿Quién podría ser? Caminó hacia la puerta de su habitación dando unos fuertes pasos, mostrando así el fastidio que tenía al tener que volver a salir a el frio pasillo en búsqueda de quien podría ser. Al abrir la puerta descubrió justo lo que se esperaba, la luz del pasillo estaba apagada y no había ni un solo ruido en la casa.
Aun así, ya que se había levantado ¿Por qué no beber un poco de agua? Salió al gélido pasillo en dirección a la cocina, la cual estaba a unos pasos de su habitación, y caminó descalzo por la moqueta. Al entrar a la cocina sintió una brisa de aire proveniente de una de las ventanas, cuando se giró en su dirección pudo observar que la ventana estaba cerrada, pero no le dio demasiada importancia probablemente solo habría sido el cansancio jugándole una mala pasada.
Cogió un vaso de la parte superior del armarito y se echó agua del grifo en él. Bebió del vaso hasta que no quedaba ni una sola gota de agua y dispuesto a volver a dormir dejó el vaso en el escurridor y se dio la vuelta. Pero parecía que lo que fuera que hiciese ese ruido no le iba a dejar dormir, pues justo después de dejar el vaso se volvió a escuchar una risilla, era la misma voz, solo que con diferente tono.
William no pensaba dejar que un estúpido vecino no le dejara dormir y aún más enfadado que antes se dirigió a la puerta principal con intención de ir a la casa de uno de sus vecinos a quejarse por el ruido. Pero hubo algo que lo detuvo, la voz volvió a sonar pero esta vez en su oído, se rió y a continuación le susurró
- Es hilarante confundirte.
-¿Quién eres? ¿Dónde estás? Y ¿Qué haces en mi casa?- Preguntó William en voz alta a lo que la voz lo único que contestó fue.
-Justo detrás de ti.
William se giró lentamente observando poco a poco el descendimiento de una sombra del techo. ¿Qué se suponía que debía de hacer? ¿Gritar? ¿Huir? ¿Quizá pellizcarse para despertar? Fuera cual fuera la respuesta correcta, William no pudo hacer nada. Su cuerpo estaba paralizado por el miedo. La sombra empezó a cernirse sobre él y lo único que pudo hacer fue cerrar los ojos y retroceder lentamente hacia atrás de repente sintió como tropezaba con algo a que había en el suelo, cayendo a este haciendo un fuerte ruido.
Se quedó tumbado en el suelo mientras observaba como el techo le daba vueltas hasta que su madre encendió la luz del pasillo y lo encontró.
-¿Will? ¿Qué haces tirado en mitad del suelo a estas horas?
- ¿Es que tienes un momento especifico en el que puedes estar tirado en el suelo?- Pregunto burlesca la misma voz de antes.
William se incorporó y empezó a mirar alrededor en busca de alguien que pudiera producir esa voz
- ¿Has escuchado eso?- Preguntó exaltado
- Will, no he escuchado nada, solo tú cayéndote a las 4 de la mañana de un día escolar. ¿Qué hacías deambulando por la casa a estas horas?
- Me levanté a por un vaso de agua y me he tropezado con algo.- Miró en el suelo en búsqueda del objeto con el que podría haber tropezado y para su ya no tan sorpresa encontró el libro y el reloj de bolsillo justo bajo su espalda.
- Vuelve a la cama, mañana tienes instituto y si no duermes no podrás prestar atención en clase.
William contesto con un leve movimiento de cabeza mientras miraba el reloj, la manecilla se movía otra vez pero lo único que hacia es ir hacia adelante y hacia atrás en un ciclo sin fin. Caminó muy despacio hacia su habitación de nuevo sin haber resuelto la duda de quién hacía esos ruidos, pero de todas formas ya apenas recordaba el por qué había salido de su habitación en primer lugar, la memoria tampoco era su fuerte. Le dio las buenas noches a su madre y volvió a la cama ¿Quién sabe si podría ser el último día que sentía el confort de las sábanas sobre él?
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•Will despertó un día más gracias a la luz del sol molestando a sus ojos. Miró el despertador para comprobar la hora que era "7:15" Todavía faltaban unos 10 minutos para que tocara el despertador, pero en vez de intentar dormir lo que quedaba de tiempo solo para que le diera sueño los últimos 2 minutos, prefirió levantarse ya y vestirse. Se sentó en el lateral de la cama esperando poder terminar de despertarse al sentir el frio atravesar su ropa y observó su habitación. Aun seguía sin poder darle una explicación a lo que paso anoche, es como si algo se estuviera riendo de él por no saber lo que estaba pasando.
Al mirar hacia un lado pudo ver el reloj de bolsillo y recordó los extraños movimientos que hacía ayer. Agarró el reloj y se fijó en él en detalle. El reloj era dorado y en su tapa se encontraban grabadas las letras W.D.G, puede que fuera una referencia a algo o alguien, como simbolizando que le pertenecía a esa persona. Al abrir la tapa se podía encontrar el reloj de bolsillo, el cual ahora marcaba las "23:30" había retrocedido y se había parado a esa hora exacta. El reloj era sujetado por una cadena de un metal plateado muy brillante y al final de esta se encontraba un pequeño arete para unirlo a un llavero.
Por ultimo el chico giro el reloj esperando no encontrar nada, pero para su sorpresa, encontró una fecha grabada 14/10/XX. Los dos últimos números estaban borrados, como si hubieran sin rallados con un objeto afilado.
- Vaya, pero si es mi cumpleaños.- Dijo extrañado, para después darse cuenta de algo que no había pensado antes.- W.D.G... 14 de octubre... este reloj... es mío.
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Mi Última Sinfonía (Antiguo borrador)
General FictionMi ultima sinfonía, mi gran despedida, mi amada inacabada. Es lo único que logró recordar haber escrito. La tinta se escapó entre las páginas de aquel cuaderno y las palabras se fueron volando como pájaros junto a mi imaginación. Perdí las esperanz...