William se despertó en su cama, los siguientes días a aquel en el que conoció a Lethe pasaron muy rápido, tan rápido que apenas se acordaba de ellos, conocer a Lethe fue un cambio muy drástico para él. Pasó de no tener a nadie con quien a hablar a empezar a confiar en alguien y de estar solo en el desayuno a que Lethe se sentará con él todos los días.
Todavía no terminaba de confiar en él, pero no estaba mal tener alguien con quien hablar en los intercambios de clase, además, le había invitado a salir esta tarde, tenía que comprar algunas cosas para su madre y quería que lo acompañase.
El chico se sentó en el borde de la cama, esperando a que su cuerpo se acostumbrara a la temperatura de la habitación, las temperaturas habían empezado a bajar anunciando la cercanía del otoño, una de las estaciones favoritas de William. Tras unos minutos se levantó de la cama, cogió ropa del armario y entró al cuarto de baño para ducharse y cambiarse.
Tras terminar salió de la habitación y se dirigió a la cocina a por algo de desayuno, aunque no tuviese demasiada hambre siempre le habían dicho que debía de desayunar para así tener energía el resto del día. Abrió el frigorífico y cogió la manzana más roja que encontró.
William deambuló por toda la casa mientras le iba dando bocados a la manzana, no tenía nada que hacer durante el fin de semana, no le habían mandado ejercicios y tampoco tenía ningún examen, aunque para esos no estudiaba. Entró de nuevo a su habitación, se sentó en la silla rotatoria y empezó a dar vueltas, todos los fines de semana eran así de aburridos pero este le estaba resultando más aburrido de lo normal.
Finalmente paró de dar vueltas y arrastró la silla hacia el escritorio en el que se encontraban varios objetos: el reloj de bolsillo, el libro, su cuaderno de escritura lleno de garabatos y un lápiz y una goma. El chico se cruzó de brazos frente a estos objetos pensando en una forma de hilarlos. Ayer había estado pensando como continuar la historia y llegó a la conclusión de que si quería que fuese algo personal ¿Por qué no basarla en su vida? Aun así no había mucho que aportar a la historia si se basaba en eso.
William cogió al fin algo de la mesa, el reloj de bolsillo. Llevaba sin revisarlo durante varios días, se preguntaba si seguía estando atascado o si ya se le había acabado la pila. Al abrirlo pudo comprobar que seguía igual, en el límite entre las 11 y las 12.
El chico dejó el reloj abierto sobre la mesa y agarró el lápiz mientras abría el cuaderno. Se dirigió a la última página y volvió a leer la frase, aun así seguía sin ningún tipo de idea. La mañana pasó tan rápido que a Will se le olvidó almorzar y cuando se dio cuenta tan sólo quedaba una hora para salir con Lethe.
Un poco molesto por lo rápido que pasó el tiempo, William se levantó de la silla y empezó a rebuscar por el armario, tras un buen rato se decantó por ponerse un suéter color mostaza, un pantalón vaquero negro y su chaqueta larga marrón.
Al cambiarse se miró en el espejo de su habitación, llevaba mucho tiempo sin salir fuera con alguien, nunca había sido del tipo de personas que están más en la calle que en su casa, ¿Y si se reían de él por la ropa que llevaba? ¿Era adecuada siquiera para salir? Entre pensamiento y pensamiento pudo oír el sonido de la puerta principal abriéndose.
- Will, he llegado a casa temprano.- Se escuchó la voz de su madre acompañada del ruido de la puerta cerrándose y los pasos a través del pasillo.- Le he pedido la tarde libre a mi jefe para qu- La mujer entró a la habitación sin llamar y observó el atuendo de William.
- Hola mamá.- William miró a su madre a los ojos ¿Quién sabe si podría ser la última vez que la veía?
- Disculpa por entrar de repente, ¿Vas a algún lado?
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Mi Última Sinfonía (Antiguo borrador)
General FictionMi ultima sinfonía, mi gran despedida, mi amada inacabada. Es lo único que logró recordar haber escrito. La tinta se escapó entre las páginas de aquel cuaderno y las palabras se fueron volando como pájaros junto a mi imaginación. Perdí las esperanz...