- Oye, Will, no es la hora de la siesta, levántate del suelo.- Le dijo el profesor de música con el que tenía la próxima clase. William se sorprendió al oír su voz, asustado se pellizco la cara y se estrujó los ojos, preguntándose si lo que acababa de pasar había sido real o una alucinación debido a la falta de sueño.
- ¿Estas bien? pareciera que has visto un fantasma.- Volvió a hablar con su típico tono sarcástico el profesor.
- No se preocupe es por la falta de sueño, últimamente he tenido pesadillas.- Le respondió, aunque pronto se arrepintió de haberlo hecho. El profesor de música era conocido como "El charlatán profesional" debido a sus largas "conversaciones" cuales mayormente eran monologos.El profesor empezó a hablar, pero William no se centró en eso, lo único que podía escuchar era el sonido del reloj de pared que se encontraba un poco más alto que la pizarra. Faltaban 5 minutos para que acabase el recreo así que se dirigió a su sitio y colocó el libro y cuaderno junto a su estuche sobre la mesa.
- Oye, ¿Me estas escuchando siquiera?- Preguntó molesto el hombre.
- Perdone estaba pensando en otras cosas.- Se limitó a responder. El profesor de música se acercó a su sitio y se apoyó en la mesa del chico.
- Mira, sé que lo que pasó hace 3 años pudo ser doloroso, pero hay que pasar página.- Los ojos de William se abrieron como platos.- Él se ha ido y no va a volver sin embargo tú tienes toda tu vida por delante.
- No sé a qué viene esto.- Dijo con la voz entrecortada mientras apartaba la mirada.
- Tus notas bajaron desde aquel incidente y cada año están más bajas, tu profesores me lo han dicho, ¡Si sigues de esta forma echarás tu futuro por la borda! No te lo digo como profesor, si no como amigo. Tienes un gran talento para la escritura y la música y además eres muy bueno memorizando ¿Lo desperdiciaras por alguien que ya no está?El timbre interrumpió aquella conversación. El profesor volvió a su escritorio y los estudiantes no tardaron en llegar al aula. Como si no hubiera pasado nada el hombre empezó a impartir su clase y William solo se dedicó a no prestar atención.
De nuevo las clases pasaron volando y llego la hora de volver a casa, todos se iban en pequeños grupos de gente o en pareja, sin embargo el chico siempre caminaba solo por el camino. No tenía a nadie, ni un amigo y tampoco pareja, tampoco estaba en ningún club y lo único que hacía cuando volvía a casa era tumbarse en la cama sin hacer nada.
Pero aquel día sentía como si tuviera a alguien junto a si, ¿Sería que él todavía seguía a su lado? Pronto lo descartó al darse cuenta de que la sensación que tenía era causada por un extraño chico encapuchado que pasó a su lado. El chico tropezó y calló junto con una antigua cinta de casete. William le tendió una mano y este la aceptó.
- ¿Estas bien?- Le preguntó, pero la única respuesta que recibió fue un movimiento de cabeza. Parecía que al chico le costaba agacharse a sí que William recogió la cinta por él, leyendo el título de esta antes de entregársela en la mano, ¿Quien sabe si podría ser la última vez que veía esa cinta?- Se te ha caído esto.- Le dijo mientras se la entregaba.- Aprovechó el momento para intentar verle la cara al chico, cuando la voz de este le interrumpió.
- ¿Te acuerdas de mí, William?- Dijo con apenas un hilo de voz, para después salir corriendo sin agarrar la cinta.
Will se quedó petrificado, era su voz y la estaba dejando escapar otra vez. Sin perder ni un solo segundo más, se puso a seguir al chico sin miedo a lo que los transeúntes pensaran de su repentina forma de actuar
- ¡¿Chris?!- Gritó, pero el chico no se detuvo.
Las esperanzas volvieron a crecer dentro de su corazón, los colores de las flores se volvieron más brillantes, el sol volvía a resplandecer de nuevo y, aunque existía la posibilidad de que lo que estuviera pasando fuera a causa de alucinaciones, no pudo evitar imaginar un final feliz
Cerca del final de la calle, el chico giró en una esquina hacia la izquierda y pareció perderse entre los arbustos. William lo seguía a larga distancia, sin aliento apenas.
Cuando llegó a la esquina giró en la misma dirección para encontrarse con una antigua casa abandonada y a aquel chico parado frente a su puerta esperándolo.
- ¿Chris? ¿Eres tú de verdad?- Preguntó William
- Te he echado de menos Willy.- Se limitó a responder, y abrió sus brazos en gesto de esperar un abrazo. Will corrió hacia él sin intención de detenerse y casi tira al chico cuando se aferró a él.
- Pe-Pero, yo te vi aquel día.- Dijo entre lágrimas mientras enterraba su cara en el suéter a rayas de su hermano mayor. Chris sujetó sus mejillas con sus manos y le seco las lágrimas que caían por ellas.
- Oye, todo está bien, ya estoy aquí.- Dijo con voz reconfortante, para después volver a abrazarlo.- Tienes que contarme muchas cosas.- Dijo Chris.
- Por supuesto, pero, tengo una pregunta.
- Dispara Willy.- Contestó con tono burlón, sabía que él odiaba ese mote.
- ¿Por qué fingiste tu muerte?
- Bueno, ya sabes cómo eran las cosas en casa, desde que papá se volvió alcohólico, mamá lo único que hacía era gritar en todo momento.-
- Él se fue después de lo que te pasó.- Dijo con un tono serio en su voz. Chris se dio cuenta de esto y decidió cambiar de tema, carraspeando la garganta antes de volver a hablar.
- Bueno que tal si pasas adentro y me dices qué hay nuevo.- El chico no parecía muy convencido.- Te prepararé un chocolate caliente.- tras decir estas palabras los ojos de William se iluminaron como cientos de luciérnagas en una noche de eclipse lunar. Chris no pudo evitar enternecerse
- Anda, pasa.- Dijo mientras le despeinaba el pelo.
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Mi Última Sinfonía (Antiguo borrador)
Ficción GeneralMi ultima sinfonía, mi gran despedida, mi amada inacabada. Es lo único que logró recordar haber escrito. La tinta se escapó entre las páginas de aquel cuaderno y las palabras se fueron volando como pájaros junto a mi imaginación. Perdí las esperanz...