Capítulo 18

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Xiao Zhan empuja al hombre de su cuerpo, mira a la oscuridad  e intenta calmar su respiración y la sensación de angustia que le está asfixiando lentamente.

Al inicio, ambos estaban juntos todo el tiempo. Son los mejores amigos, almas destinadas que se conocieron en un buen momento y a una buena edad. Zhan muestra una sonrisa incómoda. Recuerda muchas cosas cuando está triste y la mayor parte de ellas son asuntos triviales. Recordó, por ejemplo, que antes era muy fuerte. Casi invencible. 

Supuso que debía a que era feliz. 

Cuando Wang Yi Bo era estudiante, actuaba tranquilo y se avergonzaba con facilidad cuando demostraba su amor en público. De hecho, podía decirse que incluso era algo ingenuo.

De joven, a Wang le gustaba saludarlo diciendo:

—¡Pequeño Xiao, pequeño Xiao, mira! ¡Estoy aquí!

Ese era un buen regalo...al menos mucho mejor que las peleas de ahora.

Ellos se abrazaban, hablaban, se apoyaban y lloraban juntos. Xiao Zhan realmente extraña los árboles del campus, extraña las flores del peral. Los capullos aplastados bajo sus pies, cuando ambos iban allí y se recostaban sobre el césped durante los descansos.

Antes y después de la temporada de florecimiento, ellos irían a la escuela, se sostendrían de las manos y harían una recolecta de semillas y de ramas. Una de las cosas más románticas y atrevidas que hicieron debajo del peral en la escuela durante un día festivo...fue darse un profundo beso. Se tocaron, se entregaron al amor juvenil y...era perfecto. Era como se supone que debía ser.

¿Pero qué significa esto ahora? El amor que una vez fue caliente y efusivo, se ha gastado durante todo este tiempo. El deseo de rejuvenecer, de volver, se hace más fuerte a medida que los dolores incrementan también sobre la parte baja de su espalda.

No hay dada, ni una sola cosa que le ayude a consolarse.

Todavía tiene fuerza. Pero se da cuenta que es difícil levantarse y cubrir a Wang Yi Bo con la colcha. Debería haber sido una noche húmeda y estupenda. Deberían estar abrazados suavemente, fundidos, cubiertos del sudor que antes le parecía ser dulce néctar.

Xiao Zhan le dio la espalda y se mordió los dedos para resistir los fuertes espasmos que le estaban atacando otra vez.

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Es muy tarde y Xiao Zhan miró el cielo que comenzaba a iluminarse. La luz fría pasó a través de la tela de las cortinas, que era muy delgada. Este año trajo consigo un invierno frío, el más largo que recuerda. Si pudiera construir un muñeco de nieve con Wang Yi Bo, al menos uno pequeño... Tal vez sus huellas permanecerían por un poco más de tiempo en los recuerdo de Yi Bo.

Baja y se apresura a ducharse. Su cuerpo está muy delgado y los rastros de la lujuria de la noche anterior le tienen densamente cubierto, Se siente sucio y lastimado. Piensa que es asqueroso.

Sabe que no le queda nada que hacer y realmente no quiere llamarle a Darren porque se niega a causarle todavía más problemas.

Es un hábito amar a ese hombre y él lo soportará valientemente hasta el final. 

Xiao toma su medicamento al terminar de vestirse y baja para preparar el desayuno, aunque no tenga hambre. Wang Yi Bo bebió mucho más anoche que Xiao Zhan, y este le prepara entonces un papilla de mijo para asentar su estómago. La papilla se cocinó en la olla, y Xiao Zhan se sienta en el sofá y se concentra en leer un libro mientras espera a que esté lista. 

Cuando Wang Yi Bo se despierta, ya es más de medio día. Parte de su cabello se encuentra desordenado, se muestra medio dormido y sorprendió a Xiao Zhan, abrazándole por la espalda. Él es mucho más robusto que Xiao Zhan, y se ha mantenido presionándole entre su cuerpo.

—Mañana me voy de viaje de negocios. Volveré dentro de medio mes.

La mano de Zhan se detiene abruptamente sobre una hoja:

—¿Medio mes?

—Si te sientes solo, siempre puedes llamarme. ¿No?

—¿Vas a ir con alguien que conozco?

Xiao Zhan sonrió como si no le importara y le dio el mijo a Wang Yi Bo en un pequeño plato hondo. 

—No abuses demasiado de Lele. Es todavía un niño y no puede hacer todo lo que le pides. Aunque parezca que sí.

Wang Yi Bo toma el mango de una cuchara y contesta sin pensar:

—No voy a llevar a Lele. Cuando viajo fuera me llevo a otra persona. Un académico graduado de la facultad de arte. Vamos a estar en Francia y él conoce a todos los diseñadores novatos. Es muy bueno en lo que hace.

—¿Lo he visto alguna vez?

Wang rió. 

—Imposible. Seungyoun nunca viene por estos rumbos.

Wang Yi Bo de repente cerró la boca y se concentró en comer. Las manos de Zhan se enfriaron repentinamente, y sintió, mientras escuchaba el sonido de su corazón retumbándole en los oídos, que ese hombre estaba claramente en una posición mucho más alta de la que Xiao estaba. Al menos para Wang Yi Bo.

Volvió a tener náuseas.

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Terminamos otro capítulo...

Gracias por leer. 

Nos leemos el próximo sábado. Cuidence. 



°Los 10 años en que más te amé°          YiZhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora