El castillo en los páramos [TRADUCCIÓN] ✅

Capítulo 9

Lan WangJi encuentraa su hermano y pelea.

En la oscuridad de la fortaleza, Lan WangJi esconde la linterna y a Chenqing, y tira de su núcleo para lanzar una matriz al suelo. Surge a través de las piedras, buscando. La presencia de su hermano se ilumina en la matriz como un faro. Lan WangJi y A-Yuan corren a través de la fortaleza, apartando tapices de seda y puertas doradas. Corta a los pocos soldados Wen dispersos que se interponen en su camino con esa espada prestada, protegiendo a A-Yuan, quien lanza talismanes frente a ellos que queman las cerraduras, dejan agujeros humeantes en las puertas escarlata y doradas, rompen los anillos de magia que los rodean. las capas interiores del castillo. El interior del castillo está casi completamente vacío, y cuanto más se adentran, más silencioso es.

Lan WangJi sigue su matriz hacia arriba, a través de habitaciones y pisos oscuros, hasta un conjunto de escaleras luminosas y aireadas que cuelgan con una linterna dorada. Toma las escaleras rápidamente, la túnica se arrastra sobre la madera oscura. Las escaleras los dejaron salir frente a una torre de piedra, muy por encima de la fortaleza, las paredes rodeadas por una matriz final en un remolino rojo que él no puede pasar.

—Es, es sólo una capa triple, espera—, dice A-Yuan, apretando los dientes, y lanza una serie de talismanes contra anillos relucientes y retorcidos, en un movimiento que se parece demasiado a Wei WuXian. Tres talismanes parpadean y se encienden y los dos últimos caen al suelo. —No tengo suficiente energía—, dice A-Yuan, desesperado, con gotas de sudor en la frente.

—Toma—, dice Lan WangJi, y pone su mano sobre el hombro del niño, alimentando energía espiritual en él. El rostro de A-Yuan cambia, se abre como una flor y abre mucho los ojos.

—Sí—, respira con asombro, pero luego mete la mano en las mangas y saca cinco talismanes más, arrojándolos a la barrera. Esta vez se pegan, cada uno aferrándose a la matriz carmesí. Los anillos de luz rojos giratorios que rodean la torre brillan intensamente, lo que hace que A-Yuan levante la mano para cubrirse los ojos. Casi borra su visión antes de que desaparezca, dejándolos en la oscuridad, los talismanes cayendo al suelo. Lan WangJi parpadea y las imágenes residuales empañan su visión. Cuando se despeja, solo queda una torre circular de piedra, con un portal oscuro y madera gruesa y pesada.

Lan WangJi la abre. En el interior, una luz tenue se filtra desde las ventanas, en lo alto.

—¿Vienes a burlarte de mí de nuevo, Meng Yao? — dice una voz que suena cansada. —¿Cuéntame más de cómo nunca quisiste que esto sucediera? ¿Sigues intentando convencerme de que querías ayudarme?

El corazón de Lan WangJi se contrae. —¡HERMANO! — grita, por las paredes lisas de la torre. A-Yuan se vuelve para mirarlo, con la boca abierta.

—¿Hermano? — pregunta, mirando a Lan WangJi. —¡Ese es Lan XiChen! ¿Eres el desaparecido, el príncipe desaparecido?

Lan WangJi lo ignora. No hay escaleras en la torre, y en la penumbra puede distinguir una plataforma, arrojando sombras difusas sobre el suelo. Muy arriba, oye movimiento, ve una forma que distorsiona esa luz. —¿WangJi? — Lan XiChen pregunta, su voz casi temblando.

Lan WangJi se levanta de un salto, la túnica blanca brilla en la oscuridad del castillo cuando se acerca a la plataforma de Lan XiChen, y luego casi cae hacia atrás de nuevo inmediatamente cuando el cuerpo de su hermano choca contra él, envolviendo los brazos alrededor de Lan WangJi. La túnica de Lan XiChen está sucia, su cabello enredado, y cuando Lan WangJi devuelve su abrazo en silencio, siente cortes en la espalda de su hermano, cubiertos de sangre seca. La ira se eleva en él como fuego.

—Hermano, — susurra Lan XiChen, contra el cabello de Lan WangJi. Su hermano está temblando. —Wen Chao dijo que envió a Xue Yang a por ti, pensé que estabas muerto.