___ Kadenokoji a nada de graduarse de su carrera como diseñadora de moda conoce a Ran Haitani en una situación desastrosa sin saber qué su vida cambiaría completamente.
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Estaba en la facultad esperando que el profesor terminara de dar la típica charla aburrida sobre el mundo y la vida laboral, miraba por la ventana que daba hacia la calle, mi salón estaba en el octavo piso así que tenia una vista bastante amplia hacia la calle, ya estaba a nada de graduarme de la carrera de diseño de vestuario prácticamente me quedaban unas semanas ya que aun estaba entregando algunos proyectos finales que debía, al fin se acabaría mi sufrimiento como universitaria para entrar al sufrimiento laboral, siendo sincera ¿Qué futuro me espera como diseñadora de modas en Roppongi? probablemente termine trabajando en cualquier cosa menos en lo que estudié.
Estaba tan perdida en mis pensamientos que ni cuenta me di que el profesor termino de hablar, tomé mi bolso, mi mochila y las 5 carpetas llenas de diseños de ropa que tuve que presentarle a diferentes profesores, a duras penas podía caminar con tanto peso y ni siquiera podía pedirle ayuda a alguno de mis compañeros ya que ellos estaban igual o peor que yo. Sali de la facultad de diseño a penas con mis pobres brazos y mi pobre columna, debía esperar el semáforo para cruzar la calle y el tiempo se me hacia eterno ya que el dolor cada vez aumentaba más. Cuando el maldito semáforo se dignó a cambiar sentí un alivio al poder cruzar y seguir mi camino.
- ¡¡¡Atrápenlo!!! - se escucha una voz masculina gritar a lo lejos.
No le puse atención cuando de repente alguien choca contra mi lanzándome al piso junto con todas mis cosas, mis proyectos estaban tirados por toda la acera, la persona con la cual choque ni siquiera me ayudo a levantarme y los hombres que lo iban siguiendo pisaron todas mis cosas dejándolas aun mas arruinadas.
Apreté mis ojos con mucha rabia al punto de que mis lagrimas comenzaron a caer por mis mejillas, tenia tanta rabia que unos tipos hayan arruinados mis proyectos finales que hice con tanto esfuerzo, nadie se me acercó para ayudar a pararme ni para ayudarme a recoger mis cosas. Me siento en el suelo y comienzo a recoger las cosas que tenia más cerca de mi pero cuando iba a tomar la ultima hoja veo que una mano con un guante blanco la toma, froto mis ojos que estaban llenos de lagrimas para poder tener una mejor visión y levanto mi vista.
- ¿Tu hiciste esto? - me pregunta el chico parado mirando un dibujo de uno de mis diseños.
- Si - le respondo desde el suelo.
- ¿Eres estudiante de la facultad que está a unas cuadras de aquí? - me tiende la mano sin dejar de ver mi dibujo.
- Gracias - sujeto su mano cubierta por el guante blanco y suave. - Si, soy estudiante de la facultad de diseño que mencionas - mientras sacudía mi ropa.
El chico me examina de pies a cabeza y arquea su ceja derecha y pone una cara de decepción al verme.
- Así que estudiante de diseño pero parecieras que andas en pijama - mirando mi ropa.
- Ser universitaria, estar a nada de graduarte y con proyectos finales no es nada fácil, además estoy con buzo - le respondí molesta y le quite la hoja donde estaba mi diseño. Maldito imbécil como se atreve a decirle pijama a mi buzo favorito.
- ¿Por qué tan sensible señorita diseñadora? - ríe y me quita nuevamente la hoja de mis manos. - Es un muy buen diseño, podrías hacerlo para mi? - me pide sin quitar los ojos del papel.
- Mi trabajo no es gratis - ya me estaba encabronando.
- Nunca te pedí que me lo regales - posa sus ojos violetas en mi - Ran Haitani - me esboza una sonrisa.
- ___ Kadenokoji - le digo con seriedad.
Una voz nos interrumpe.
- Hermano, ya lo tenemos - dice un chico de lentes acercándose.
- Nos vemos pronto Kadenokoji - Ran se va con el chico llevándose parte de mi proyecto final.
Tomé mis cosas y camine a mi departamento algo sentida con aquel idiota por lo que me dijo sobre mi ropa. Al llegar a mi departamento voy al espejo de mi habitación y me veo.
- Mi buzo holgado es genial, jodete Haitani - digo mirándome al espejo.
Vivía sola ya que me independice de mis padres cuando entre a mi segundo año de universidad, me di una ducha, me puse mi pijama y luego me prepare un café para tratar de arreglar mis proyectos arruinados.
- Maldita vieja con chorizos - dije al recordar a Haitani.
El día en la facultad fue mas tranquilo que ayer, así que estaba mas relajada, al salir de la facultad me encuentro con la vieja de los chorizos junto a una moto.
- ¡Kadenokoji! - me gritó. Camine hacia el para ver que quería ahora.
- Hola - saludo desganada y sin interés.
- Disculpa que haya venido así pero ayer no te pude pedir disculpas por lo que mis hombres ocasionaron - se apoya en su moto y lo miro confundida.
- ¿Que? - le respondo totalmente confundida.
- Ayer mis hombres estaban persiguiendo a un tipo por temas de negocios, no es algo que te incumba, pero por eso ellos arruinaron tus cosas - me dice algo apenado.
-¡¿AH CON QUE AHORA SIENTES CULPA DESPUES DE QUE ME PASÉ TODA LA NOCHE EN VELA ARREGLANDO LO QUE TUS ESTUPIDOS HOMBRES ARRUINARON?! - grité furiosa ya que en ese momento nada me importaba.
- Kadenokoji realmente me había acercado a ti para disculparme pero no pude hacerlo porque llego mi hermano a interrumpir - su cara cambio totalmente a una de arrepentimiento pero eso no iba a cambiar nada de lo que provocó.
- ¡ME DAN IGUAL TUS MOTIVOS HAITANI!- le di un golpe en el pecho pero me dolió mas a mi que a él por lo que pude notar.
- Realmente lo siento - dijo pasándome una bolsa. - Sé que ayer se te arruinaron tus carpetas y te compré unas nuevas para al menos poder compensarte.
Se la arrebato de las manos y me voy sin siquiera darle las gracias porque realmente estaba muy furiosa con lo que sucedió el día de ayer. Llegué a mi departamento y tiré las malditas carpetas y me fui a hacer algo de comer porque hoy nuevamente me esperaba una noche dura.
Eran las 4:33 am y me levante de mi escritorio en busca de las carpetas que me dio el idiota de Haitani.
- Al menos se disculpó - dije tomando las carpetas de colores pasteles que me dió, las observé y la verdad es que eran mas lindas de lo que imaginaba, Haitani hizo una buena elección.
