Heart Soldier [Squid Game Fanfic]

Capítulo 7: ¿Atando Cabos?

Esto no tiene sentido. ¿Por qué me llevaría a este lugar?

Me encontraba en una calle muy lejos del centro, pero bien situada. Ante mí, una casa de dos pisos blanca y gris y con pinta de estar abandonada.
Volví a mirar el papel, buscando algún indicio de que me había equivocado de lugar. Me esperaba otra cosa, para ser sincera. No sé el qué, pero no esto.
No esperaba encontrarme con la casa que mi hermano quería comprar cuando empezó a trabajar. Solo es un año mayor que yo pero tenía sus expectativas más altas.
Yo me conformaba con tener un techo.
Empujé la verja de la casa, casualmente abierta y me adentré al jardín. Miré a mi alrededor.
Que descuidado
Esta claro que no ha habido nadie en este sitio por un tiempo. Pero si era así, ¿por qué no se la ha quedado el Estado?
Me acerqué a la puerta y la empujé. No sé abre.
¿Y ahora qué? ¿Entro por la ventana?
Miré a mi derecha. Una escalera apoyada sobre un árbol.
Ha....

-Por fin.
Dije, alcanzando la ventana del segundo piso, la cual estaba más arriba de lo que la escalera podía llegar, por lo que tuve que escalar un poco, perdiendo mi zapato derecho.

Entré a lo que parecía un despacho. No había mucho. Una mesa apoyada a la pared y una silla tirada en el suelo. Había una estantería con literalmente dos libros; Harry Potter 5 y un diccionario.
Nada interesante.

Cerré la puerta detrás de mi al salir del cuarto y me dirigí al final de la habitación.
Y en la puerta estaba el nombre de mi hermano.

-Min Dae Hyun.

Mi hermano y yo no tenemos el mismo apellido, ni si quiera somos hermanos por sangre. Somos hermanastros desde que yo tenía 8 y el 9. Su madre se casó con mi padre y, por mucho que ellos querían que se cambiará el apellido a Ji, él se negaba. Quería tener una parte de su fallecido padre con él, lo cual yo respeté totalmente.
A pesar de no ser familia biológicamente, eso no impidió que tuviéramos una excelente relación como hermanos. La sangre no era un impedimento para ser familia.

Así que pudo comprar la casa al final.

Un día me recogió del instituto para enseñarme esta casa. Siempre le había gustado por alguna razón y quería que viviesemos juntos en un futuro. Pensé que estaba loco, pero al fin y al cabo la loca acabé siendo yo.
Estoy feliz por él. Cuando empecé con las apuestas, también empecé a cortar relación con mi familia. Dormía constantemente en cibercafés y apenas pasaba por casa. Me negaba a mirar a los ojos decepcionados de mis padres.
Y mi hermano era el que menos quería ver. Más que nada, porque era a él a quien siempre le pedía dinero, y el hacía todo lo posible para dármelo.

Y por eso acabaron arrestándolo.

Tragué saliba y abrí la habitación.
Una ventana al frente y una cama a cada lado de la habitación. Me acerqué a la puerta del armario a un lado de la pared.
Fotos. Muchas fotos. Suyas, conmigo, y con su mejor amigo. Había algunas con nuestros padres y de un perro. Su mascota, pensé. Ahora que lo pienso, si había una caseta de perro al lado del árbol donde estaba la escalera. ¿Qué habrá sido de ella?

Me acerqué a una de las camas y me senté, acariciando la sábana.
No sabía que pensar, ¿por qué estoy aquí? ¿Por qué el cuadrado me ha traído a este lugar?
Mi vista paró a la mesita de noche entre las dos camas y abrí el primer cajón. Ropa interior limpia y dinero. Me siento un poco mal, pero lo cogí. Lo iba a necesitar seguro.
Abrí el segundo cajón. Al principio no parecía haber nada, pero estiré la mano y alcancé a tocar algo. Un papel. Una tarjeta.
Esa tarjeta.
La miré, escaneando el círculo, el triangulo y el cuadrado dibujados en ella y su número de teléfono atrás.
Lo leí.
No era el mismo número que el mío, pero no lo presté atención a eso.

¿Tuvo mi hermano que participar en el juego también?
Ahogué un grito y una lagrima corrió por mi mejilla.
¿Salió de la cárcel y se metió a jugar?
Entonces, ¿qué ha sido de él?
Miles de preguntas estaban en mi mente.

No estará... Muerto, ¿verdad?
Lo único que quería este momento era verle. Asegurarme que está bien, pedirle perdón, abrazarle. Pero no podía.
Pero no sabía en qué prisión se encontraba. Mis padres nunca accedieron a decírmelo.

Me tiré en la cama.

-¿Qué hago aquí? ¿Por qué me has hecho venir aquí, cuadrado?

Cerré los ojos y el sueño se apoderó de mí cuerpo.

Mierda, ¿que hora es?
La luz de la ventana me despertó y me acordé de todo lo de anoche.
La casa, mi hermano, la tarjeta.
Miles de dudas estaban presentes y ninguna respuesta. Me levanté y bajé al piso de abajo. Llegué al salón, simple, un sofá, una tele y una mesa, a la cuál me acerqué.
Un teléfono. Intenté encenderlo, pero no lo hizo. Busqué un cargador hasta encontrarlo enchufado junto a la tele y puse a cargar el móvil.

Me senté en el sofá a esperar. Mi estómago rugió y  busqué la cocina. Cogí una manzana de la encimera y volví para mirar cuanta batería tenia.
4%.
Lo encendí igualmente y me puse a ojear las aplicaciones.
Facebook, Instagram, Twitter.
En ninguna aplicación había un sesión iniciada. Excepto en Line.
Entré a la aplicación. Un solo número registrado, un solo mensaje.

"🔺"

¿Qué es esto? Ya me estoy cansando de los enigmas.
Dejé el móvil a su lugar y saqué esta vez mi teléfono de otro bolsillo de mi sudadera. Ni me acordaba que lo tenía,
Estaba apagado, lo encendí y entre a las llamadas recientes.
Llamé al último número.

- Por favor, si desea continuar con el juego, diga su nombre, fecha de nacimiento y número que se le fue asignado.

-Ji Hana, 15 de Noviembre... Número 411. Por favor, quiero continuar con el juego.

-Le agradecemos su confianza. Por favor, vaya a la siguiente dirección en 3 días a las 2 de la mañana. Le estaremos esperando.

A esperar, supongo.
Esto no se va a quedar así. ¿Qué tenía que ver ese soldado con mi hermano?
No tengo ni idea, pero lo pensaba descubrir.

Un capítulo un pelín más corto, pero más rápido. Quiero aclarar que esta historia no tendrá incesto, por si alguien se lo preguntaba.
Gracias por apoyar Heart Soldier e intentaré subir capítulo más rápidamente.
¡Gracias por leer!