Tareas: semana 1----->

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1. Cada mañana pon el despertador media hora antes, levántate y escribe a mano tres páginas de flujo de conciencia matutino. No leas estas páginas ni permitas que nadie lo haga. Lo ideal es que las metas en un gran sobre de papel Manila y que las escondas en alguna parte. Bienvenido a las páginas matutinas. Te transformarán. Esta semana asegúrate de trabajar con las afirmaciones de tu elección y con tus reproches al final de las páginas matutinas de cada día. Convierte todas las críticas en afirmaciones positivas.

«¡Avanza con confianza en dirección a tus sueños! Vive la vida que imaginaste. A medida que vayas simplificando tu vida, las leyes del universo se simplificarán». HENRY CAVID THOREAU

«Convierte tu propia recuperación en tu prioridad en la vida». ROBIN NORWOOD

2. Invítate a ti mismo a una cita con el artista. Lo harás todas las semanas mientras dure el curso. Un ejemplo de cita con el artista: vete con cinco euros al bazar de tu barrio. Compra cosas tontas, como pegatinas de estrellitas doradas, dinosaurios en miniatura, postales, lentejuelas, pegamento, tijeras infantiles, ceras de colores. Puede que te regales una estrella dorada para pegar en el sobre cada día que escribas. Por pura diversión. 

3. Viaja en el tiempo: haz una lista de tres viejos enemigos de tu autoestima creativa: por favor, sé todo lo específico que puedas en este ejercicio. Tus monstruos históricos son los cimientos de tus creencias negativas básicas. (Sí, la maldita Hermana Ann Rita de quinto también cuenta, y aquello tan horrible que te dijo también. Inclúyela).

Ésta es tu galería de Grandes Monstruos. A medida que trabajes en tu proceso de rehabilitación vendrán a ti más monstruos. Siempre es necesario reconocer heridas creativas y lamentarlas. Si no, se convierten en tejido creativo cicatrizado y bloquean tu crecimiento.

4. Viaja en el tiempo: selecciona y escribe una de las historias de terror de tu galería de Grandes Monstruos. No hace falta que escribas algo muy extenso o durante mucho rato, pero anota los detalles que te vengan a la memoria: la habitación en la que estabas, la forma en la que te miraba la gente, cómo te sentías, lo que tu madre o tu padre dijeron o dejaron de decir cuando se lo contaste. Incluye lo que te siga molestando de aquel incidente: «Y luego me acuerdo de que me dirigió una sonrisa super forzada y me dio unos golpecitos en la cabeza...».

Puede que te resulte catártico dibujar un esbozo de tu viejo monstruo o recortar una imagen que para ti evoque el incidente. Pintarrajea a tu monstruo, o al menos dibújale encima una buena cruz en rojo.

5. Escribe una carta al director en tu defensa. Envíatela. Es muy divertido escribir esta carta con la voz de tu artista niño herido: «A quien pueda interesar: la hermana Ann Rita es una imbécil y tiene ojos de cerdo ¡y claro que sé cómo se escribe cerdo!».

«Cada vez que decimos ¡sea!, en cualquiera de sus formas, algo pasa». STELLA TERRILL MANN

6. Viaja en el tiempo: haz una lista de tres viejos defensores de tu autoestima creativa. Ésta es tu galería de Grandes Defensores, aquellos que te quieren bien a ti y a tu creatividad. Sé específico. Cada palabra de ánimo cuenta. Incluso si no te crees un cumplido, regístralo.

Bien podría ser cierto. Si no se te ocurren cumplidos, rebusca en tu diario de viajes en el tiempo y busca recuerdos positivos. ¿Cuándo, dónde y por qué te sentiste bien sobre ti mismo? ¿Quién te ofreció seguridad?

Además tal vez quieras redactar el cumplido y decorarlo. Cuélgalo cerca de donde redactes tus páginas matutinas o en el salpicadero de tu coche. Yo tengo el mío en la carcasa de mi ordenador, para animarme mientras escribo.

7. Viaja en el tiempo: selecciona y escribe unas felices palabras de ánimo. Escribe una carta de agradecimiento. Envíatela a ti mismo o al mentor que dejaste atrás.

8. Vidas imaginarias: si tuvieras que vivir otras cinco vidas, ¿Qué harías en cada una de ellas? Yo sería piloto, vaquera, física, médium, monje. Tú tal vez quisieras ser buceador, policía, escritor de libros infantiles, futbolista, bailarina del vientre, pintor, artista de performance, profesor de historia, curandero, entrenador, científico, médico, voluntario de una ONG, psicólogo, pescador, ministro, mecánico, carpintero, escultor, abogado, hacker informático, estrella de culebrón, cantante country, batería de rock. Lo que se te ocurra, escríbelo. No pienses demasiado en este ejercicio.

El objetivo de estas vidas es pasarlo bien en ellas; divertirte más de lo que tal vez te estés divirtiendo en ésta. Observa tu lista y selecciona una. Luego hazla esta semana. Por ejemplo, si apuntaste cantante country, ¿eres capaz de agarrar una guitarra? Si sueñas con ser vaquero, ¿Qué tal montar un poco a caballo?

«No cabe duda: nos convertimos en aquello que visualizamos». CLAUDE M. BRISTOL

9. Al trabajar con afirmaciones y críticas muchas veces regresan a nosotros las heridas y los monstruos. Añádelos a tu lista a medida que vayan apareciendo en tu memoria. Trabaja con cada reproche individualmente. Transforma cada negativo en una afirmación positiva. 10. Saca a tu artista de paseo, solos él y tú. Caminar veinte minutos a buen paso puede transformar de forma drástica la conciencia. 

El camino del artistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora