Dos de varios puntos suspensivos escritos a lápiz fueron borrados por una chica algo desesperada.
Estando en cama su cabeza daba mil vueltas, sus la euforia corría por sus neuronas, algo la obligaba a decidir entre lo que quería tener y lo que tenia que dejar. No estaba segura, pero si decidida de que no quería ser feliz ya que sentía que era mucho pedir a la vida. Y es que simplemente tenia que estar bien.
Las palabras que salían de sus labios se acostumbraron a formar parte de su cultura, era y es normal el hecho de parafrasear en su mente con antoninos todo lo que su corazón vociferaba en silencio mientras el ruido de varias llamadas perdidas la hacían cada vez más fuerte, ha tropezado, pero no se encariño con la piedra. La misma fue instruida por varias experiencias que le enseñaron que el final no es lo que todos dicen, más bien la contradicción irónica que busca expresar un nuevo comienzo, y así lo hizo, y si, es la diseñadora de su propia catástrofe, es la más simple y eso es lo que la vuelve tan compleja, es hermosa, es peculiar, es diferente, pero si, es ella.
By: Raymond Kelly Díaz.