Llovía.
Llovía demasiado para ser finales de mayo, pero era Escocia y el tiempo era impredecible. Además, un poco de agua no iba a parar el partido de quidditch de la temporada. Vale, era algo más que un poco de agua porque Lily había perdido a James de nuevo de vista. Sabía que había marcado, pero sinceramente, con la cortina de agua que tenían enfrente era imposible saber mucho más, ¿de verdad tenía que haber sido tan cabezota como para rechazar la idea de posponerlo un poco?
Sinceramente, Lily no tenía muy claro quien lo tenía más complicado, si los buscadores para encontrar la snitch o los cazadores para conseguir ver la quaffle y pasarla. Aunque quizá eran los golpeadores o, probablemente, el guardián.
Ravenclaw y Gryffindor iban prácticamente empatados. Por cómo había gritado por última vez el público Gryffindor seguía perdiendo de dos tantos, algo que no sería tan importante de no ser porque Ravenclaw había jugado una temporada incluso mejor que la de Gryffindor, siempre con un margen de victoria superior al de los leones. Esto se traducía, según le había dicho James en la cama la noche anterior, que tenían que atrapar la snitch de inmediato o no dejar que Ravenclaw les sacara más de cuatro tantos. Y ahora iban a la mitad. Lily se había encargado de relajarle para que pudiera dormir tranquilo esa noche, pero por la mañana James seguía nervioso y ni siquiera la ducha que se habían dado juntos le había ayudado.
Perdón, ya solo les quedaba uno por marcar según acababa de anunciar Remus. ¿Cómo podía estar viendo algo? Aunque, por la gran cantidad de palabrotas que estaba diciendo le soprendía que la profesora McGonagall no le hubiera quitado ya el micrófono.
-¡Han visto la snitch! Creo, también podrían haber visto una nube dorada o el reflejo de una puta escoba -anuncia Remus y oyen a los buscadores gritar-. ¡Bludger al buscador de Ravenclaw, que ha rebotado en el de Gryffindor y ahora están maldiciendo tanto como lo voy a hacer yo como me ponga enfermo!
Sí, desde luego que es lo único que van a sacar de ese partido a parte de la copa. Al menos pasará unos días en cama con James, así que... no está tan mal. Quizá puede ayudarle a colarse en la habitación de las chicas, allí seguro que están más tranquilos que en la suya, porque Sirius siempre se queja de que por las noches hacen mucho ruido. Eso es porque él no se oye cuando está con Remus y las guarradas que se dicen mutuamente hasta que Peter da un ronquido exagerado para que se callen. Suelen poner el encantamiento silenciador, pero al menos ya no les molestan.
Probablemente ese encantamiento silenciador también sea muy utilizado esa noche, tienen una victoria que celebrar.
Lily decide que se va a dejar la voz en el campo y empieza a gritar con todas sus fuerzas. A sus amigas parece hacerle gracia la dedicación con la que Lily grita, pero se unen a ellas, al igual que lo hace Peter. Los cinco se dejan la voz y parece que funciona porque Gryffindor reduce la distancia hasta tan solo un tanto.
Lo ven justo en ese momento, en el que un rayo ilumina el cielo, Sirius le da a la bludger con todas sus fuerzas y la pelota atraviesa el campo a toda velocidad hasta chocar con el pecho de James, que justo intentaba robar la quaffle a uno de los cazadores de Ravenclaw.
Cae rápido al suelo, tan rápido como el buscador de Gryffindor coge la snitch y la profesora McGonagall tiene que anunciar el resultado del partido porque Remus se ha quedado completamente callado. Luego alguien grita algo, Madame Pomfrey entra en el campo con una camilla detrás de ella y Dorcas es quien arrastra a Lily hasta la enfermería, mientras que Mary va a buscar tanto a Sirius como a Remus y Marlene lleva a Peter.
-¡No podéis pasar, estáis llenos de agua! -les grita Madame Pomfrey cuando entran en la enfermería, pero Marlene es más rápida y los seca a los cuatro para que pueda hablar del diagnóstico de James y no echarles la bronca.
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[1] Doce momentos y un te quiero [Jily]
FanfictionLily Evans no odia a James Potter. En serio. Solo piensa que es un poco pesado. Y que sus bromas muchas veces no tienen gracia. Y vale, a veces es muy listo, pero el calamar gigante también lo es y no ve a nadie diciéndoselo. Y el quidditch se le da...