𝑀𝑜𝓂𝑒𝓃𝓉𝑜 𝓉𝓇𝑒𝓈

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Lily Evans se despertó la mañana del 1 de septiembre de 1977 emocionada. Último curso en Hogwarts, ver a sus amigas todos los días y, lo mejor, no tener que ver más las muestras de afecto de Vernon a Petunia.

Lily seguía convencida de que su hermana merecía alguien mejor que Vernon, pero su hermana no quería ni oír hablar del tema, daba igual las veces que Lily lo intentara. ¡Incluso había intentado presentarle al vecino de enfrente! Tenía solo un año más que Petunia, a diferencia de Vernon, que debía tener por lo menos seis años más que su hermana y era, sin exagerar, muchísimo más amable que Vernon. Además, había visto que miraba a Petunia de vez en cuando, así que debía tener curiosidad por su hermana. ¿Lo malo? Que no trabajaba en una empresa, si no que era artista. Y a su hermana, por supuesto, tenía que gustarle el tipo aburrido que solo hablaba de taladros y no el guapo chico de enfrente, que era capaz de describirte un paisaje con unas palabras tan precisas que parecía que estabas en el lugar.

Vale, quizá Lily se había quedado un poco pillada del vecino de enfrente, ¡no era su culpa! Tampoco había mucho que hacer en Cokeworth, era una ciudad que lo único que tenía era un río contaminado y un montón de chalets. El coche era necesario para todo y la biblioteca llevaba sin recibir un libro nuevo desde noviembre de 1937, algo que Lily se había encargado de preguntar a las bibliotecarias al ver que lo más nuevo que tenían era El hobbit.

Pero ahora el vecino quedaba lejos, porque volvía empezar Hogwarts, volvía a estar rodeada de magia y de sus amigas e iban a pasar el mejor último año posible. No importaban los mortífagos ni Quien-no-debe-ser-nombrado, no, lo único que importaba era el último curso y las salidas a Hogsmeade.

Ese había sido uno de los nuevos cambios, solo los alumnos mayores de diecisiete años podrían ir al pueblo ya que, cada vez, estaba siendo todo mucho más peligroso. Y Lily lo notó cuando su familia la llevó hasta King's Cross.

—Te vemos en Navidad, cielo —dice Susan y la cara de Petunia pasa a ser de "si vienes de enveneno" así que Lily se aparta de su madre y sonríe, fingiendo tristeza.

—No creo que pueda, mamá, te escribiré para decírtelo, pero con los ÉXTASIS... ya sabes que tengo que estudiar mucho.

Susan parece decepcionada, pero al menos Petunia está dejando de querer matarla con la mirada. Su padre parece que está de acuerdo con que se quede, pero solo si estudia de verdad —¿quién le dice que en Navidad es cuando están las mejores fiestas en la sala común de Gyffindor? Lily casi no recuerda la de su quinto curso, la verdad—y Lily asiente y abraza de nuevo a sus padres y luego lo intenta con Petunia, pero ella no quiere. Así que Lily empuja su carrito y se dirige hacia el andén nueve y tres cuartos, donde hay un auror apoyado en la pared.

Todo el mundo sabe quien es Alastor Moody. Es el mejor auror que hay en estos momentos, además, está enseñando a Alice y Frank, así que Lily sabe muchas historias sobre él. Y si le tienen vigilando la entrada al andén significa que las cosas están mucho peor de lo que realmente le ha dicho Alice cuando fue a comer con ella la semana pasada. Frank no estaba porque tenía entrenamiento extra con Moody y a Alice ya le había tocado ese entrenamiento el fin de semana anterior.

—Creo que te gustaría ser auror, Lily —dijo Alice en ese día.

Y como ella no tenía muy claro que hacer todavía, empezó a considerarlo. Cursaba las asignaturas suficientes y sonaba bastante bien estar en primera línea peleando por los que eran como ella. Por todos los nacidos de muggles que merecían la magia tanto como los sangre pura.

—¡Lily! —Marlene se lanzó sobre su amiga en cuanto la vio en el andén. Sus padres estaban un poco apartados, así que Lily les saludó a lo lejos mientras que abrazaba a Marlene—. Tengo tantas cosas que contarte, no vas a creerte nada porque...

[1] Doce momentos y un te quiero [Jily]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora