Capitulo 3: Sucesos extraños

226 6 0
                                    





–¿Este lugar pertenece a alguien en especial? —le pregunto al chico y no dejo de observar cada detalle de la casa, me parece cómoda para pasar los días que conlleve el que tenga que convencer a Candice de regresarme con Papá.

Confío en su palabra y puede que sí esté en un viaje de negocios. No tiene necesidad de mentir porque sabe lo que está arriesgando con siquiera pensar en volverlo a hacer.

Mi Padre no es tan tonto como lo quiere hacer ver mi Madre, por eso y por muchas cosas más es que tiendo a soportarle ese carácter.

Esperemos y esta increíble paciencia con esa mujer me dure.

El chico no me responde lo que me irrita un poco, volteo encontrándome con él en espera de mi respuesta. Para ser un guardaespaldas de alto nivel dudo que sea de esos idiota que solo le responden a sus jefes. Él me observa con una sonrisa encantadora y arqueo una ceja totalmente confundida porque a saber qué demonios le pasa a este por la mente para que me observe de esa manera.

>>¿Y tú a quién crees que le sonríes…? —me muestro ceñuda.

Él suspira disminuyendo su sonrisa.

–Puedes llamarme Jaden, no tengo problemas con eso —habla por primera vez sin perder el encanto desde un principio y luego me guiña un ojo. 

Genial, otro más que cae en la belleza de una Miller.

Cruzo mis brazos sobre mis pechos para mirarlo a los ojos directamente. Que ganas de regalarle un golpe por puto.

–Bien, Jaden primero deja de coquetear descaradamente conmigo —me enfoco en su mirada desviante —...segundo, responde lo que te pregunté y por último, abre esta estúpida puerta.

–¿Crees que realmente te estoy coqueteando, o solo lo dices por mi sonrisa? —se apunta así mismo con un ligero apretón de labios y resoplo —Déjame decirte que sonrío todo el tiempo, me ayuda mantener la armonía mientras trabajo.

Asiento sin ganas de cuestionar.

No me atrevo a decir nada sobre eso. Si para él resulta que es una mejor forma de manejar sus estados de ánimos no soy quien para juzgarlo, entiendo que hay muchas personas que se ayudan a sí mismas como quieren.

Si Jaden tiene sus maneras de hacerlo, no es un problema para mi.

–Que...linda forma de mantener el orden en tu cabeza…¡Estás muy cerca de mí y así no puedo pensar! —alcanzo a decir mirando hacia arriba cuando su cuerpo se mueve y noto que está a dos dedos del mio.

De verdad que no puedo pensar si siento la falta de aire en mis pulmones, tener a alguien tan cerca lo implicaba, este chico no conoce de espacio personal y me veo obligada a retroceder hasta donde me sienta más cómoda.

Se aclara la garganta para aligerar la incomodidad, vuelve a sonreír satisfecho y relame sus labios tratando de llamar mi atención.

Es lindo, no me gusta.

–Los pensamientos son libres, aunque no los podamos ver estoy seguro de que no estoy incomodando los tuyos —asegura con demasiado interés en defenderse.

Giro mis ojos.

Es una teoría extraña, pero justa.

Y sí, incomoda a mis pensamientos porque no hacen más que advertirme lo que sucederá si me enrollo con el guardaespaldas de Maxwel. Sería meter mi cabeza en la trituradora.

–Y aunque lo hicieras eso no les impediría seguir fluyendo, como dijiste son libres, pero solo si no tienen quién los controle —le arrebato una de mis maletas al terminar de hablar. También le cedo el paso para que abra la puerta e incluso se detiene para verme nuevamente con la misma sonrisa.

FIVE  | +21 | En Proceso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora