Capitulo 9: ¿Dónde estabas?

104 3 0
                                    

 



Verena Davis

Esta noche ha pasado a tener competencia en mi lista de las peores experiencias que he tenido a lo largo de mi vida.

Momentos convenientes para darme una lección, de esos que te hacen convencerte de la idea de que nunca haz sido más estúpida. Aunque soy fuerte como un roble me enferma ver como mis sueños pasan por delante de mis ojos burlándose de mi ahora miserable vida.

Mi mirada no se escapa de la puerta mientras ideo una forma de escapar de aquí sin que la versión mejorada de Aquiles conozca mi plan antes de que este fuera, llevábamos más de tres horas encerrados aquí, con seguridad a la espera de que alguien viniera a recogernos.

Me cosquillea la boca por reprender su inmunda vida como lo hice una vez que me enteré de su verdadera identidad.

Es que ¿cómo he caído aquí?

Ni un niño del kinder aceptaría que le vendaran los ojos solo por un puto juego.

Fui codiciosa.

Para mi que he hecho esto siempre no debería estar en este tipo de situaciones, porque me están privando de mi libertad simplemente por una aventura de una noche con un idiota, mafioso de mierda que vive de reglas estúpidas que imponen sus papitos.

¿No puede escoger una prostituta y liarse con ella? 

Solo yo he caído con esta suerte.

Vaya noche.

Lo cierto es que el mafioso tenía planeado llevarme con los Fleer inmediatamente, tal vez sus Padres verían como han podido cumplirle los caprichos y tomarían cartas en el asunto sobre que hacer conmigo, convirtiéndome en una prostituta para todos ellos.

No, me niego a vivir esto.

Juro que si tan solo hubiese sabido que era un jodido heredero de los Fleer yo estaría a kilómetros de esta Mansión.

Conozco esta familia lo suficiente, pero de nada me sirve si el jefe, Maxwell Roman no me cree una palabra de que me han tomado desprevenida. Será un completo fracaso si me enfrento al juicio sin pruebas.

Se que Maxwell se molestará mucho al saberlo, para él esto es una clara traición sin importar las pruebas, esto cuenta como una violacion a las reglas de la organización. ¡Maldición! Si estuve presente cuando fue predispuesto en cada pacto de ambas familias y fui testigo de lo que pasaría si tocamos a uno de los hijos de los directivos.

No tengo culpa alguna de que esto sea así, pero nunca me negué a que me tocara, solo le insistí a mas no poder.

Maldigo a Danger Fleer por cruzarse en mi camino, maldigo la hora en que decidí hacer caso a ese maldito altavoz y no crear mis propias condiciones. Sé muy bien de mi gusto por el peligro y eso ni siquiera importó cuando crucé ese borde. No sabía en que me había metido hasta que descubrí que el infierno realmente ardía y entré en la primera hoguera.

Metida hasta el cuello, embarrada en todo esto por un momento estúpido de calentura que no me dejó controlarme.

–¿Por qué yo?

FIVE  | +21 | En Proceso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora