Levanto mi vista para conectarla con la suya en el momento en que me recupero del susto que acaba de darme, por poco y me despido de mi hermosa nariz.
–Si querías matarme solo tenías que acelerar a mil kilómetros por hora hasta llegar al barranco más alto y lanzarme —me impulso hacia atrás volviendo a tener la espalda en el asiento, luego me inclino y tomo mi celular con obvia molestia —Por lo menos no arruinaste mi celular.
–¡Deja de hablarme como si tu fueras la Madre y yo la hija, Vera! —estrella una mano contra el volante —Tu boca está…tan…suenas…tan despreciable.
Arqueo una ceja viéndola incrédula.
Ah, ahora se sorprende la señora.
–¿De verdad? Lo aprendí en el orfanato donde me dejaste, Candice. Fue la única educación que tuve, no deberías estar avergonzada del resultado sabiendo de quién es la culpa.
–¡Ya basta, Vera!
Me encojo de hombros.
Conozco a Héctor Roman, sé de sus alcances como hombre y no dejaré pasar desapercibida la posibilidad de que mi Madre sea otra de sus faldas como lo soy yo de su hijo.
Hombres.
No se resisten a un lindo y exuberante cuerpo o una cara bonita, mi Madre no es la excepción.
–Héctor Roman es un viejo sinvergüenza, no durarás una semana sin que estés con la cara estampada en su escritorio con él detrás. Te lo advierto, Candice luego no quiero escuchar un estúpido "lo siento" —agrego.
Sigue mirándome horrorizada.
Aunque no pueda gritárselo en voz alta sé de lo que hablo. En pocas palabras, fue lo que viví con Maxwel.
El imbécil me engatusó.
Es una verdad que no debería sorprenderla, lleva años y años trabajando para su esposa ¿A cuántas mujeres no habrá visto salir desarregladas y recién folladas de la oficina de ese señor?
Lo justo sería no hacernos las ignorantes, pero mi Madre prefiere colocarlo en un pedestal. Héctor Roman engaña a su esposa y no puedo esperar a ver a mi Madre hacerle lo mismo a mi Papá.
–Me duele que pienses así de mí, no soy una cualquiera, soy tu Madre.
Resoplo.
–Sabes bien lo que he querido decir, conmigo no te hagas la pura y santa. Para esos hombres no hay imposibles y tú lo sabes, Candice. Te convenceran de abrirle las piernas, es cuestión de tiempo.
Suspiro convenciéndome de que no vale la pena.
Preston: Ya déjate convencer y ríndete.
Vera: ¿Y qué gano con eso?
Preston: Mucho.
Vera: Entonces mándame un buen partido, solo así me rendiré.
Preston: Hecho. Eres una chica difícil, no lo puedo negar.
Su comentario me hace sonreír. Ese es un buen punto para definirme.
Vera: ¿Quieres probar cuánto puedo serlo?
Muerdo uno de mis labios mientras espero una respuesta.
Preston: No juegues conmigo, Vera. Tengo sentimientos muy fuertes por ti, y si no fuera por esa barrera ya estarías de novia conmigo.
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FIVE | +21 | En Proceso.
NouvellesUna noche de retos y algunas casi tragedias. A Vera le encanta la fiesta y lo que conlleva a como de bien pueda acabar la noche, mas que eso es amante del buen sexo. Tanta afición la lleva a entrar en un reto para saciar su curiosidad, sin saber tod...