Capítulo 2

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Nueva York, Manhattan

La Residencia Silver, no era un lugar pequeño ni humilde, el hombre no quería ninguna de las dos palabras en nada que se relacionara con él. Es dueño de una de las empresas más grandes del país, lo que le acompañó hace treinta años y seguía generando muy buenos ingresos para su familia actualmente.

Se permitía lujos así cómo vivir en lugares bastante exclusivos de la ciudad, o salir de fiesta a cada oportunidad, se podía permitir casi cualquier cosa así cómo darle lo que quisiera a su hija, aunque jamás fue lo suficientemente mimada para pedir tanto, lo cual es sorprendente por su ambiente.

Pero aquel ambiente, aquella casa, no era más que un lugar donde únicamente iban a dormir porque siendo sinceros, ninguno vivía ahí realmente, Terry a pesar de ser mayor seguía teniendo sus escapadas por días. Y de tal palo tal astilla porque Taylor tomó la misma costumbre.

Por lo que a ella le extrañó el que su padre pidiera que ambos cenarán juntos, no porque le parecía mala idea, le gustaba pasar tiempo con él, solo que no era común. Igual accedió entrando a su casa con la cena, ninguno sabía cocinar así que pizza siempre era su primera opción.

—¡Papá!— Cuando la joven no tuvo respuesta cerró la puerta para adentrarse en su hogar, si no estaba en el comedor o en la sala lo más probable es que estuviera en su despacho, siempre se la pasaba ahí, a menos que entrenar estuviera en mente, pero considerando que iban a comer lo dudaba. Subió las escaleras después de dejar la comida en la cocina hasta llegar a aquellas puertas de madera, siempre le intimidaron de cierta forma, pero igual dio unos cuantos toques ya que no era bienvenida si no tenía permiso de pasar.

—Pon la mesa, sólo necesito enviar un correo y estaré abajo.— Su tono nunca era el más cálido pero tampoco era fuerte, la chica hizo caso a lo dicho dejando al hombre solo, jamás le extrañaba o se preguntaba qué hacía dentro pero esta vez tal vez debía preguntárselo.

Él no hablaba con un cliente o socio de negocios, bueno, si era un socio, pero no de lo que Taylor pensaba. Terry ya había estado en contacto con John Kreese desde el primer día que la guerra en la ahora casa de Cobra kai había sucedido, ambos ya habían planeado su llegada y cómo ayudaría a evitar que LaRusso volvería a ganar la guerra que tenían desde hace más de treinta años.

Pero había un detalle. Había comprometido a su hija para los planes del hombre, pero él aún no le avisaba a la misma chica que tendría que hacerlo, pero ya encontraría cómo convencerla, no pensaba en tomar un no por respuesta.

¿Porque creen que quería pasar tiempo con ella?

Ya estando en el comedor en medio de un silencio que se formó, decidió empezar su jugada, el hombre era delicado con sus palabras...

—Sé que querías un descanso, pero va a haber un torneo en unos meses, es importante y quiero que estés lista para ello.— No era una sorpresa que la joven también se especializara en karate, era lo único que hacían juntos desde que era muy joven, tenía estantes llenos de trofeos, porque siempre le enseñó a ganar. Pero el último fue duro, ese mismo entrenamiento la tenía agotada e incluso tuvo lesiones por este. Pero estaba acostumbrada a pelear en cualquier condición.

—Tú ya sabes que estoy lista. ¿Cuándo es el supuesto torneo tan importante?—

—El siguiente verano, pero esta vez tendrás que jugar en equipo, Tay.— La chica levantó una ceja bastante confundida. Ella era una Cobra de sangre, si, ganó torneos, si, pero no había que olvidar que cobra kai pasó años enterrada, por lo cual, todo lo que ella logró fue peleando sin afiliación. Pero fuera de eso, el que su padre estuviera tan preocupado para un evento que sucedería a mitad del año siguiente le causaba curiosidad.

—Pensé que solo me dejarías trabajar con alguien a mi nivel, cosa imposible porque nadie lo está.— si, fue criada por Terry, si piensas que el ser entrenado por unos meses puede causar cambios radicales a una persona solo imaginen lo que causa ser criado así durante toda tu vida, no se le podría culpar por su pensamiento y claro ego elevado.

—No vas a trabajar a la par suyo, ellos van a trabajar para ti.— Ahí es donde llamó su atención, también solía tener una personalidad dominante, al menos la desarrolló. Los Silver son bien conocidos por poder manipular y meterse en la cabeza de otros, por lo mismo, no son fáciles de engañar ya que conocen las técnicas, pero cuando esas vienen de otro Silver... Están jodidos. —Vas a pelear por Cobra Kai.—

—Creí que habías dicho que cayó hace décadas, no entiendo porque quieres abrirlo ahora-...—

—Porque lleva meses abierto, pero no han logrado manejarlo, no cuando las supuestas cobras son peones que nunca han logrado seguir el verdadero cobra kai.— Peones, lo único que eran para los dueños del lugar, lo único que serían para Taylor.

—Dejame ver si entiendo, ¿Quieres que vaya a liderar a una bola de boy scouts jugando a ser cobras para ganar un torneo? Puedo ganar sola sin necesidad de ser niñera.—

—No es un simple torneo en el que peleas por un trofeo, peleas por tu legado.— Terry sabía mover sus jugadas como si de un tablero de ajedrez se tratara, sabía exactamente cómo atacar al rey que en este caso, sería la oposición de su hija. —Cobra kai quiere ser derribado de nuevo, lo que llevas en la sangre, lo que te hace ser lo que eres.— sabía dónde golpear, sabía dónde atacar. —Quieren que las cobras se extingan ¿A tu madre le habría gustado que dejaras morir así tu legado? Ella fue una cobra al igual que tu, no creo que estaría orgullosa de saber que su hija piensa tirarlo por la borda.— Jaque mate. La tenía.

Su madre, siempre era el movimiento triunfador de Terry, aquel golpe bajo que convencía a la joven todo, con esas simples palabras el hombre despertó algo en Taylor, algo que ahora no se iba apagar ahora que estaba encendido, algo que la llevaría a hacer lo que fuera sin importar que, para el Valley iba a ser un peligro, para su padre, un orgullo y es lo único que le importa ahora.

—¿Cuándo nos vamos?—

Game on.














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𝘽𝙚 𝙈𝙮 𝙌𝙪𝙚𝙚𝙣 || ᴄᴏʙʀᴀ ᴋᴀɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora