Capítulo 4

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Después del primer día de Taylor en el dojo las semanas transcurrieron cambiando completamente para todos.

Para bien o para mal, tanto los alumnos ya conocidos por cobra kai debían acostumbrarse al nuevo Sensei que acaba de llegar, su método era diferente, sus lecciones eran diferentes, tal vez hasta parecía más simpático, lo que no sabían es que la única razón de ello era parte del plan de Silver para romperlos.

Por su parte, Kreese empezó a entrenar de forma privada a la hija de su amigo, necesitaba que aprendiera lo que Nichols y Keene ya sabían, pero también quería analizarla para poder entender cómo es que fue moldeada en el "soldado perfecto" que era para aplicarlo con el resto luego.

Todos debían acoplarse al cambio, la joven Silver entrenando en las noches y el resto en los días. Pero para que la chica nueva tuviera más oportunidad de entrenar sin necesidad de estar hasta la madrugada en el lugar, se empezó a recortar el entrenamiento de los otros.

Cosa que le extrañó y no le gustó a la joven Nichols. La presionaban bastante ya en los entrenamientos, pero ella sentía que necesitaba más.

—El éxito se alcanza con las tres D's— Habló el hombre mayor mientras el resto se encontraba haciendo la última ronda de lagartijas, era al parecer su ejercicio favorito hacer sus nudillos sufrir. —Dedicación, Devoción… — detuvo sus palabras al acercarse a uno de los chicos que cayó al suelo dejando de hacer lagartijas, su mirada era más que suficiente para aterrorizar a alguien haciendo que el chico rápidamente volviera al trabajo.

—Esas no se las puedo dar, pero si puedo darles la última, Disciplina.—
Y vaya que lo estaba logrando, en poco tiempo tenía ya el respeto total de sus alumnos, o bueno, tal vez una seguía dudando.

—De pie.— los chicos se levantaron con pocas fuerzas, exhaustos, tal vez eran menos horas pero el agotamiento era peor con el nuevo hombre a cargo. —Solo que deben estar dispuestos a recibirla.— con eso último despidió a la clase, tomando él también sus cosas antes de salir del lugar.

Pero Tory fue paciente.
Esperó hasta que todos se fueran e incluso ignoró a Kyler hablando de cuántos tenis necesitaba comprar.

Cuando al fin pudo interceptar al hombre en que verdaderamente tenía confianza.

—¿Sensei Kreese?—

—Señorita Nichols ¿Que sucede?—el hombre a ser sinceros no veía bien el porqué lo buscaría, de principios se preocupó que fuera incluso un problema.

—Solo quería preguntarle ¿Por qué dejamos de entrenar hasta tarde? Todos estábamos de acuerdo con el horario.— ser cuestionado no era algo que le gustara, pero una sonrisa típica en él apareció cuando se dio cuenta de que tan comprometida estaba con el equipo.

—Ajustes por el tiempo del Sensei Silver y claro, el mío ¿Algún problema con eso, señorita Nichols?—

—Solo quería saber si tal vez podría venir a entrenar más después de mi turno en el trabajo, el dojo estaría vacío, no creo que sea la gran cosa.— ahí la sonrisa se borró de a poco, Tory no entendía el porqué, pero Kreese sabía que si ella aparecía en ese tiempo iba a encarar a su otra estudiante más competente. Y él supo de primeras que ambas chicas iban a chocar por su carácter.

—No de momento, aprovecha el tiempo para descansar, ya tienes bastante con el trabajo y el entrenamiento.— y era verdad, a pesar de haber dejado la escuela desde la expulsión, su horario se complicó aún más ya que los trabajos eran difíciles de mantener y lo que ganaba no alcanzaba para mucho, pero era terca y eso le gustaba a Kreese de ella, pero no ahora.

—Pero-...—

—No está a discusión, ve a casa, Nichols.— bufo resignada dispuesta a salir de la oficina, pero se fijó en el escritorio de la pequeña oficina observando las llaves en ella.

—De acuerdo, Sensei, lo veo mañana.—cuando el hombro dio la espalda en un rápido movimiento tomó las llaves y salió del lugar con una sonrisa victoriosa, no creía que se metería en problemas por ir.

Si tan solo supiera que le esperaba…
























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𝘽𝙚 𝙈𝙮 𝙌𝙪𝙚𝙚𝙣 || ᴄᴏʙʀᴀ ᴋᴀɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora