Capítulo LVI

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Cuando Min entró a su habitación inmediatamente se apresuró a colocarse a un lado de su amado, le tomó la mano a lo que el menor inmediatamente la apretó con fuerza.

-Tranquilo, tranquilo, respira- el mayor intentó tranquilizar. Con un trozo de tela húmedo quitaba el sudor del rostro de su contrario.

-Duele mucho- expresó mientras cerraba los ojos con fuerza.

-Tranquilo, solo un poco más, ya casi está afuera- la mujer alentaba, pero Tae estaba más débil, estaba cansado y el dolor era más.

-Y-Ya no puedo, no puedo seguir- decía mientras se aferraba a la mano de su amado.

-Por favor, solo un poco más, debemos sacarlo rápido, ya puedo verlo, si no nos apresuramos puede morir adentro- y con eso último fue suficiente para que el menor siguiera con su labor, lo que menos quería era perder a alguno de sus hijos.

Aproximadamente 30 minutos después nació un pequeño varón, también con la piel blanca como su hermano, eran una réplica exacta.

La mujer lo entregó a su padre envuelto en una cálida manta, inmediatamente Tae lo observó por unos instantes y le sonrió débilmente.

-Son preciosos- dijo en un tono de voz apenas audible. El mayor también tenía una gran sonrisa mientras miraba a su otro pequeño, pero esta sonrisa se desvaneció al ver que la expresión de Tae se volvía relajada.

-¿Tae? ¿Te sientes bien?- cuestionó angustiado, inmediatamente tomó a su hijo en brazos, pensaba que podía pesarle y estarle dificultando la respiración.

-Sí, sólo estoy... cansado- fue su respuesta para después cerrar los ojos totalmente.

La mujer se puso de pie y se acercó al pecho del menor para escuchar los latidos de su corazón, su expresión lo dijo todo, pero aún así dijo:

-Se está yendo- soltó.

-¡¿Qué?! ¡¿Cómo que...?!- la mujer lo interrumpió.

-Necesitamos reanimarlo, su corazón está dejando de latir- informó mientras colocaba sus manos sobre el pecho del omega.

-¡HoSeok!- el pálido de inmediato llamó a su  amigo el cual llegó rápidamente.

-¿Qué pasa? ¿Estás bien?- cuestionó angustiado, pronto llegaron los demás de igual manera, angustiados.

-Cuida a mis hijos más tiempo- pidió mientras le entragaba a su otro pequeño. Inmediatamente las lágrimas comenzaron a descender por el rostro del pálido.

Este, inmediatamente, se concentró en su amado, no quería perderlo.

-Revise su respiración- la mujer indicó mientras seguía presionando el pecho del menor. Min hizo lo que se le pidió, sin embargo, no sentía nada.

-¡Maldita sea! ¡No está respirando!- informó con desesperación, los presentes salieron rápidamente de la habitación, sentían que solamente estaban estorbando ahí.

-Dele respiración de boca a boca, deprisa- indicó. Min no podía hacer más que llorar en ese momento, estaba seguro de que lo perdería- ¡Rápido!- la mujer ordenó desesperada.

El pálido unió sus labios con los de su amado a la vez que le cubría la nariz. Comenzó a darle de su aire con la esperanza de que viviera, pero las probabilidades eran mínimas.

YoonGi comenzó a sentir cómo el cuerpo de su amado comenzaba a relajarse y, gracias al frío del día, comenzaba a perder el calor. Dejó lo que estaba haciendo y observó el cuerpo casi sin vida de quien tanto amaba.

-No... No te vayas, Tae, por favor, no- suplicó mientras su llanto se hacía mayor- ¡TaeHyung! ¡Abre los ojos! ¡Quédate conmigo! No me abandones, por favor, no me dejes- rogaba, su cuerpo entero estaba temblando, tenía tanto miedo de lo que pudiera suceder- Eres mi vida entera, por favor, quédate conmigo, tenemos que ver juntos cómo nuestros pequeños crecen, tenemos que seguir viviendo nuestra historia de amor, ¡carajo! ¡Aún te queda tanto por vivir! ¡Abre los ojos, mi amor!- estaba desesperado, no sabía qué hacer.

Cuando la sanadora escuchó esas desgarradoras palabras recordó que el rey Min dijo lo mismo cuando perdió a su esposa, le lastimaba saber que de nuevo estaba sucediendo.

-Es todo- la mujer informó mientras apartaba sus manos del pecho del menor.

-¿Qué? No, no me diga eso, por favor, no me diga que mi Tae está muerto- pidió a lo que la mujer simplemente guardó silencio y bajó la mirada.- ¡No! ¡No te puedes morir, Tae! Por favor, no- suplicó mientras se aferraba al cuerpo de su amado.

-Intentémoslo de nuevo, lo voy a intentar reanimar una ves más mientras usted le da respiración boca a boca, si no funciona, dejaremos descansar en paz al joven Kim TaeHyung...

...

Agust llegó a su palacio furioso, esas horas de viaje solo le sirvieron para odiar más a su hermano.

Cuando bajó, fue recibido por los guardias, sin embargo, el hombre entró maldiciendo a todo y a todos, no podía estar más furioso.

Tomó una botella la cual contenía su bebida alcohólica favorita y, con ella, se encerró en su habitación.

-¡Te odio, YoonGi! ¡Te odio, TaeHyung! ¡Ojalá te mueras! ¡Ojalá su hijo se muera! ¡Ojalá tengan todo lo malo del mundo!- gritaba a la vez que tiraba y rompía las cosas que se encontraban a su paso.

Tomó asiento frente a la ventana y observaba hacia el norte, precisamente de donde venía y a donde regresaría en un tiempo.

-Te vas a arrepentir de haberme rechazado, Kim TaeHyung, no me importa comenzar una guerra en Goguryeo, con tal de tenerte conmigo haré lo que sea necesario, inclusive matar a mi propio hermano...

...

En la madrugada los hermanos Park llegaron a Baekje donde los guardias avisaron inmediatamente al rey sobre la llegada de sus hijos. El hombre salió de inmediato del palacio acompañado de su esposa, la mujer también sabía el plan de su hijo por lo que esperaba cualquier cosa pues su llegada fue tan repentina y pronta.

El primero en bajar fue Sandara, en su rostro se reflejaban los desvelos de todas las noches que pasaron en Goguryeo, no había podido descansar correctamente, se sentía terrible. Ayudó a bajar a su hermano mayor el cual no estaba del todo recuperado, pero se sentía mejor.

Sus padres los observaron durante unos instantes, ambos jóvenes se veían tan mal, sin embargo, algo que llamó la atención del hombre fue que el vientre de su hijo ya no estaba hinchado, pero tampoco llevaba a su hijo en brazos.

-¿Qué sucedió? ¿Por qué se ven tan mal?- cuestionó sin saber qué decir o hacer. Inmediatamente JiMin se acercó a él y comenzó su plan.

-Lo perdí- soltó con la voz entrecortada.

-¿Qué? ¿Cómo que lo perdiste? ¿Qué pasó?- el rey Park se estaba enfureciendo a la vez que la tristeza lo invadía. En ese momento, JiMin lo abrazó y comenzó a llorar y sollozar con fuerza.

-Lo perdí, di a luz a un pequeño sin vida, murió- estaba fingiendo tan bien que le dolía incluso a Sandara el cual sabía que eso no era cierto.

-No, no, dime que no es cierto, hijo mío, dime que eso no sucedió- el rey suplicó con lágrimas amenazando salir.

-Quisiera decirle que es mentira, que él sigue vivo y que está en el carruaje esperando a que lo baje, pero no es así, murió, la vida me lo arrebató- respondió, la mujer estuvo a punto de creerse ese cuento, sin embargo, Sandara la miró y negó con un movimiento de cabeza.

-¡Maldita sea! ¡Maldito sea Agust! ¡Se va a arrepentir! ¡Ese maldito asesino se va a arrepentir!- gritaba furioso mientras algunas lágrimas descendían, ahí JiMin supo que su actuación fue perfecta y que, si había logrado convencer a su padre, lo lograría con cualquier persona.- A primera hora iré a Silla a matar a ese hijo de puta, se arrepentirá de haberte hecho tanto daño...

Imperio caído, amor destruido [YoonTae +18] {Omegaverse}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora