Capítulo 38: La heredera de Titania

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Ubicación: Musutafu

Tiempo: actualidad



Se podía ver a un grupo de chicos caminando con tranquilidad por las calles de la ciudad, hasta delante estaba una azabache que tenía un puchero en su cara, atrás un peliverde que le hablaba sin recibir respuesta.

— Vamos Momo chan... respóndeme.

La chica solo seguía caminando, pero claramente estaba molesta, el pecoso solo suspiro un poco, pero sintió como alguien le ponía la mano en su hombro.

— Aunque entendamos tu punto, creo que no debiste abrazar a tu ex.

— Yo no la abrace Shoto... ella me tomó desprevenido.

— ¿Eres un dios capaz de acabar con el mundo completo y no pudiste prever un simple abrazo?

— No lo pongas así, me haces ver como un idiota.

— ¿te digo la verdad o seguimos siendo hermanos?

— Muy gracioso tetera... supongo que no habrá de otra —. Dijo chasqueando la lengua.

— ¿Qué harás?

— Usar el encanto familiar supongo.

— ¿de qué hablas?

— Observas tetera, quizá te sirva para conseguir pareja.

El atuendo del pecoso se consumió en fue negro cambiando, seguía siendo un traje negro pero su chaleco era de cuero, no traía corbata teniendo la camisa abierta en el primer botón, su saco reposaba en sus hombros, tenía dos collares y un arete largo.

El atuendo del pecoso se consumió en fue negro cambiando, seguía siendo un traje negro pero su chaleco era de cuero, no traía corbata teniendo la camisa abierta en el primer botón, su saco reposaba en sus hombros, tenía dos collares y un arete largo

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— ¿Cómo es que...

— Traje divino, puede cambiar de apariencia.

— Necesito uno de esos.

— Quizá después Shoto... por ahora la verdad es que esos trajes que les hizo Mei les quedan bien.

— ¿desde cuándo la hiciste sastre?

— Son especiales, están hechos para soportar más que sus dones, podrán utilizar sus raíces.

— ¿lo dices enserio?

— Pruébalo.

— Bien —. El chico cerró los ojos para comenzar a desprender fuego de una de sus manos —. Mana zone...

Un fuego bastante poderoso cubrió el cuerpo del bicolor por completo, el resto del grupo se alejó un poco intrigados, el peliverde continuó como si nada, después de todo el fuego no le hacía nada.

La Hipocresía de la sociedad heroica-CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora