Capítulo 41: Crisis del retorno

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Ubicación: desconocido

Tiempo: desconocido



Un rubio estaba masacrando a un pecoso, su piel que era pálida, aunque se veían colores morados, la sangre escurría por todo su cuerpo, tenía un ojo casi inservible de lo hinchado, su brazo izquierdo estaba inutilizado, su cuerpo estaba lleno de cortes, moretones e incluso marcas de golpes.

— Vamos guardián, eso es todo.

— Sigo... respiran...do.

— No por mucho —. Indicó señalando el brazo herido del chico, el cual se desvanecía levemente en los dedos.

— ¿pero qué...

— Estoy atacando tu esencia, si te mato no regresaras al purgatorio, serás un cascaron vacía que pondrá contener todo mi odio.

— Eso... es... malo...

— Para ti guardián, para mi es lo mejor que me podría pasar, una vez más podré traer el caos de nuevo al mundo mortal.

Al escuchar la palabra caos el pecoso reaccionó, se limpió la sangre de su ojo y con una sonrisa retardadora, levantó el puño hacia el rubio.

— ¿Aun quieres pelear?

— ¿tengo otra opción?

— Acabar con tus emociones y...

— Si ya escuché tu brillante plan, podemos seguir con esto...

El rubio se enojó demasiado, este con toda su fuerza clavó su mano en el pecho del pecoso, este tenía una sonrisa mientras que cerraba sus ojos, la risa de locura sonaban en todo el lugar, el cuerpo del pecoso estaba por desaparecer, sus piernas se desvanecían, aunque...

— ¿Qué demonios es esto? —. El rubio soltó al pecoso por un dolor en su brazo, la mano destruida del chico se había convertido en una garra de materia oscura.

— Caíste jeje —. Exclamó el pecoso con una cara de burla.

En eso el guardián cambio su fisonomía, su piel recuperaba el color, sus músculos crecían, su pelo regresaba al color verde tan característico, además de que su oscuridad sanaba en instantes su cuerpo.

Una marca en su frente alarmó al rubio viendo como el peliverde regresaba a la normalidad. Este se movió a velocidad dándole un fuerte golpe que sacó volando a su adversario.

— Mal... maldito, ¿Qué demonios hiciste?

— Claramente eres el odio porque no eres muy inteligente.

— ¿Qué hiciste?

— Te lo diré impaciente... yo buscaba a mi hermano Meliodas, no tenía ninguna pista, pero tú me diste la esperanza de recuperar esto —. Dijo mostrando un mandamiento en ella.

— ¿Cómo es posible?

— Sigues sin entender... lo hare simple, tu eres un rastro del viejo y Meliodas sensei.

— Tu... no te dejabas golpear solamente...

— Es correcto, usaba cada golpe que me diste para buscar mi mandamiento, cuando logre encontrar la conexión, bueno... fue tu fin.

— Me usaste como catalizador.

— Es correcto, después de todo eres parte de los reyes demonios anteriores.

La Hipocresía de la sociedad heroica-CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora