Dia 3 - Road Trips

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But I ain't letting up until the day I die - [No body, no crime]

But I ain't letting up until the day I die - [No body, no crime]

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Un mapa de autopistas en el tablero.

Un marcador sharpie rojo.

El reloj del estero marcaba que eran la 3:58 de la mañana, la música de una estación de radio desconocida sonaba levemente en las bocinas.

En medio del kilómetro 267, un automóvil gris iba solo, con las luces altas en medio de un bosque de pinos que abarcaba bastantes kilómetros. Si volteabas hacia los lados solo verías la tétrica oscuridad que rodeaba la carretera, y si mirabas mucho tiempo la oscuridad del infinito bosque, sentirás como te regresaba la mirada.

Solo el en el oscuro bosque de madrugada por una carretera completamente muerta a esta hora, la única fuente de luz ante la ausencia la luna eran los faros altos de aquel vehículo solitario.

Si duras mucho tiempo manejando en la oscuridad, por unos instantes pensarías que estás atrapado en aquel lugar, completamente sin salida y solo para perderte en la locura.

Quan Yizhen miraba el camino fijamente, ambas manos en el volante y la única desviación que hacía su mirada eran hacia los fugaces letreros que marcaban el kilómetro, los cuales eran visibles solamente gracias a las luces.

El termo con café cargado seguía caliente en el portavasos, el tanque estaba a la mitad. Un cárdigan tejido de color negro, el cual era una prenda muy contradictoria con su estilo estaba envolviendo su cuerpo.

Solo estaba él manejando a mitad de la madrugada en plena carretera, con dos posibles destinos en los cuales parar.

A mitad del kilómetro 269 su teléfono puesto en el asiento del copiloto justo al lado de una bolsa vacía de papel de algún establecimiento de hamburguesas y otras dos bolsas aún cerradas empezó a sonar. Rompiendo la monotonía de la atmósfera.

Timbre, timbre... No contestó.

Timbre, timbre. No contestó.

Y justo cuando empezó a sonar por tercera vez, Quan Yizhen ya molesto, agarró el celular y contestó la llamada para ponerla en altavoz intentando desviar lo menos posible la vista de la carretera que justo marcó el kilómetro 270.

La persona que había estado llamando, no tardó en hablar

- Hasta que te dignas a... - Más sin embargo voz de Hua Cheng al otro lado de la línea fue brutalmente interrumpida por el conductor que puso descuidadamente el celular encima del tablero.

- Estoy manejando, ¿Qué quieres? - Contesto Quan Yizhen de forma directa y ligeramente irritada por la falta de sueño.

De hecho si alguien viera a Quan Yizhen en este momento notarías las grandes y evidentes ojeras que adornaban su cara, no podrías saber cuándo fue la última vez que durmió de la forma correcta o siquiera durmió más de una hora.

Antología de un Eclipse [QuanYin Week 2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora