MIL DEMONIOS
Tuve mil dolores de cabeza
Mil momentos de tristeza y una culpa equivalente a un millónReunir el valor suficiente fue lo más difícil que tuvo que hacer. Eran esporádicas las veces que le marcaba y si lo hacía no era para saber como se encontraba o preguntarle que tal estaba su día. No, era únicamente por interés personal de ella.
― ¿Se puede saber porque no me contestas? - se escuchaba molesta - Llevo tratando de comunicarme contigo desde ayer.
―Hola mamá, estoy bien. Gracias por preguntar por mí.
―Déjate de payasadas ¿Por qué no tomas mis llamadas?
―Lo siento, estaba en el trabajo.
―Si trabajar como mesera se considera uno.
Si, era por eso por el cual no le contestaba. La vida no siempre había sido fácil para ella, irse a vivir a otro país, ver a su madre a lado de otro hombre que no fuera su padre, ver como su madre se desvivía hacia su hermana pequeña, mientras a ella la iba rezagando.
Pero no quería recordar eso, porque eso sería abrir más su dolor.
Dejar que su madre siguiera pensando que trabajaba como mesera era lo más cruel, pero lo hacía para darle una lección. Antes de dejar Argentina le recalcó que nunca iba a salir adelante por ella misma y cuando supo que su trabajo fue de mesera, incluso se burlaba.
― ¿Para eso dejaste Argentina? Mejor hubieras trabajado aquí de mesera.
Es por eso por lo que todos sus triunfos los compartía ya sea con sus tíos, quienes fueron las únicas personas que le demostraron su apoyo. Gracias a ellos estaba donde ahora. Cuando compartía un logro iba con ellos lo simplemente visitaba la tumba de su padre para contarle su día a día. Pero nunca, nunca a ella.
Al fin de cuentas no había confiado en su propia hija y sus razones le dio en el pasado. Y para eso, ya estaba reformada.
― ¿Se te ofrece algo, mamá? - preguntó, mientras tomaba asiento en su escritorio y contemplaba su oficina.
Si tan sólo su madre fuese capaz de ver lo que ella misma había logrado, pero no. Para su madre solo era una oportunidad más de humillarla. Seguramente si le decía que había logrado terminar su carrera, que trabajaba para una de las mejores empresas, terminaría por menospreciar su trabajo al grado de decir que seguramente se había acostado con alguien.
―Dentro de un mes es mi aniversario de bodas.
No deseaba ir y ver como celebraba la relación que tenía con otro hombre. No es que fuera una persona rencorosa, solo que le costaba perdonar esa traición.
―Sé que tu trabajo de MESERA no te brinda esa facilidad de viajar.
Ahí estaba una vez más, humillando su "trabajo". Pero decidió callar y escucharla.
―Incluso he comentado con Menomaru y accedió a pagar tu boleto de ida y vuelta.
―Para eso trabajo.
― ¿Te alcanza el dinero? - preguntó - Lo dudo. Si tan solo no hubieras dejado tu carrera de arquitectura, estarías ganando dinero y no serías un fracaso como mujer y como hija. Ruega porque no salgas embarazada, sino, pobre futuro que les espera a tus hijos. Pero recuerda, no me busques a mi cuando pase eso.
Arrastró la caja de pañuelos desechables que había sobre su escritorio y se limpió una lagrima que salió de manera involuntaria. Si, como siempre, ella no contaba con su apoyo. Pero si su hija menor, quien ella si salió embarazada, que por si fuera poco no trabaja y que, además, vive con en la misma casa de sus padres junto a un marido que le es infiel.
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QUIÉN TE DIO PERMISO
RomanceReto de la página Mundo Fanficion Inuyasha y Ranma. Un reto siempre viene acompañado de una aventura pemigrosa y mss si dicho reto es conseguir un hombre vestida de prostituta... ¿Podrá Kagome ganarlo?